Los ejércitos de Venezuela y Nicaragua han descendido a la miserable condición de fuerzas de ocupación de sus propios países, al estilo de los invasores nazis en la II-GM. Se podría entender que el Ejército de Nicaragua, nacido con el dictador Ortega, sea cómplice de la masacre que sufre su indefenso pueblo. Pero es inadmisible que las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional de Venezuela, herederos históricos de los libertadores de su patria, hayan caído en la trampa de la llamada revolución bolivariana, que es la negación más rotunda del pensamiento del Libertador Simón Bolívar.
La violencia en la frontera norte, seguramente, se prolongará largo tiempo, dado que en los departamentos colombianos de Nariño y Putumayo, que lindan con Ecuador en más de 600 km de selva y montaña, están sembradas decenas de miles de hectáreas de coca, por campesinos que viven de esa actividad y apoyan, por temor o conveniencia, a los narco guerrilleros, narcotraficantes y a otros grupos criminales, que suman cientos, quizá miles.
Las FARC se acogieron a la ley. Los disidentes continúan operando, inclusive en Ecuador. Probablemente ocurra algo semejante con el ELN. Y no sería raro que surjan nuevos narcos guerrilleros si saben que pueden acogerse a la ley con notables ventajas políticas y legales. Algo similar podría suceder en Ecuador, en el futuro.
Con la vergonzosa complicidad de los militares y de la Guardia Nacional Bolivariana, y de ciertos socialistas del mundo que fungen ser democráticos, la gloriosa República de Venezuela permanece secuestrada por un gobierno opresor y corrupto, que se encuentra sometido a los tenebrosos designios de una pandilla totalitaria internacional.
El diccionario define la palabra “gobernar” como el acto de “mandar con autoridad”: con autoridad legal, cuando corresponda, y, siempre, con autoridad moral fundamentada en el mérito que otorga la práctica cotidiana de la justicia, honestidad, modestia, prudencia, tolerancia, previsión, perseverancia, valor moral, dignidad y decoro personal, sentido de unidad nacional, abnegación en el servicio a la comunidad, respeto a los derechos de todas las personas y a los símbolos, tradiciones y glorias de la patria.
El diálogo promovido por el Presidente para buscar solución a los graves problemas que afronta el país y su radical condena a la corrupción, han elevado su popularidad del 50 al 80%. Para preservar esta confianza deberá extirpar la corrupción enquistada en la administración que heredó. Formidable tarea, a la que debemos coadyuvar para que el Ecuador tenga una salida digna de la crisis. Pero, esto será imposible si no se deshace de los que creen que para lograr la justicia social no importa pisotear la libertad y la dignidad. Debe convencerse que nada positivo puede esperar de quienes apoyan al totalitarismo que oprime a Venezuela, ni de aquellos que blindan el despilfarro y saqueo de la mayor riqueza de la historia nacional y justifican la deuda que el país deberá pagar a plazos cortos y altísimos intereses. Además, nada positivo puede esperar de los que han atentado contra la independencia de las Funciones, degradando nobles atributos de la justicia y de la creación de las leyes, y me
El 10 y el 2 de Agosto, días de gloria de la Patria, pasaron casi ignorados, haciendo evidente que no valoramos en forma debida que el 10 de Agosto de 1809 Quito destituyó al Presidente de la Real Audiencia y organizó el Primer Gobierno Autónomo de América española, desencadenando el proceso de su independencia, ya que el año siguiente otras capitales coloniales establecieron también sus gobiernos autónomos.
Designios inescrutables han hecho que Venezuela esté predestinada para el dolor. En la Guerra de la Independencia su tierra, como ninguna otra, fue anegada por la sangre de sus mejores hijos. Los llaneros feroces de la “legión infernal” del canario Boves, asolaron a su propia Patria. La “guerra a muerte” enlutó a casi todos los hogares venezolanos. Esa vorágine cruel se abatió sin piedad sobre los seres queridos del General Antonio José de Sucre, una de cuyas hermanas se suicidó para evitar ser ultrajada. No cabe duda que el dolor forjó el temple heroico y a la vez magnánimo de su alma noble.
En 1999 el Gobierno dispuso que las FF.AA. dieran su criterio sobre si convenía o no al Ecuador que desde la Base Aérea de Manta operara un puesto avanzado de la Fuerza Aérea de EE.UU., destinado a monitorear al narcotráfico en un sector del continente, que incluía al Ecuador. Después de minucioso análisis, que consideró inclusive las posibles reacciones de carácter político, las FF.AA. recomendaron que se acepte el pedido de los EE.UU,: -se prohibía que los aviones de ese país vuelen sobre determinadas áreas del Ecuador; -el programa de vuelos debía ser informado al Ecuador con un mes de anticipación; -un oficial de la FAE intervendría en la planificación de los vuelos, para cuyo efecto se radicaría en la Florida, sede del Comando Sur del Ejército de EE.UU.; -los pilotos ecuatorianos podrían participar en los vuelos; -todas las actividades en el interior de la Base de Manta se mantendrían bajo el control del comandante de la misma, un coronel de la FAE.
La vigilia de los quiteños y de otros pueblos, por el respeto a la voluntad popular expresada en las urnas es digna de todo encomio. Esta conducta enaltece al Ecuador.
El Gobierno ha desplegado todos los recursos del Estado para ganar las elecciones. Con su aplastante propaganda busca fijar la creencia de que su obra es la mayor de la historia y que se justifica su permanencia en el poder. Utiliza sin límites los medios de comunicación públicos y dispone que los privados publiquen lo que le interesa. Exagera el valor de sus obras y calla sus fracasos, vicios y errores; manipula los hechos, altera la historia, desune a la población y agravia a las personas e instituciones, aplicando los métodos que emplean los gobiernos autoritarios para dominar a sus desdichados pueblos, los que terminan envilecidos y glorificando las cadenas que los oprimen. Para que esto no suceda en el Ecuador, tenemos el deber moral de denunciar la real situación que vive el país.
Con el afán de convencer que la obra del gobierno es la más grande en la historia, la propaganda ha llegado a extremos que calcan el lavado cerebral que usan los estados totalitarios para engañar, envilecer y oprimir a los pueblos. Perturbados por sueños de grandeza, difunden sin recato que en el Ecuador, antes de ellos, todo era descomposición, ineptitud y corrupción, males que atribuyen a sus adversarios.
No hay sociedad que tenga un presente y un futuro de dignidad y grandeza si carece de cimientos morales fuertes, claros, firmes e indestructibles. Sin esas bases, la corrupción pública y privada la corroe, degrada y pudre. Por esto, la preocupación primordial de las personas honestas debe ser: preservar, depurar y fortalecer esos valores, con su ejemplo.
Fidel Castro cumplió 90 años y después de 4 meses se cumplirán 58 de su dictadura. ¿Cuál su legado a los cubanos, latinoamericanos y pueblos del mundo? Esta pregunta interroga a quienes con sus loas a la revolución cubana arrastraron a tantos inocentes, idealistas e inexpertos a convertirse en víctimas o victimarios. Cuba, que era uno de los países más adelantados de América, ahora es uno de los más atrasados, sin embargo que durante un cuarto de siglo la Unión Soviética, en su plan de expansión, le asignó USD 5 000 millones anuales, y después la dictadura chavista cien mil barriles diarios de petróleo.
Para que una sociedad alcance y mantenga el mayor grado posible de satisfacción espiritual y material y sea lo más feliz, necesita vivir con libertad, justicia y paz.
Columnista invitado En las plazas y calles del Ecuador se encuentra cada vez más mujeres y hombres de Venezuela, trabajando informalmente para alimentar a su familia. Ellos, han tenido que salir de su país porque allí les era imposible vivir con la más elemental dignidad. Sin empleo, alimentos, medicinas, agua potable, energía eléctrica, atención hospitalaria y desprotegidos ante el crimen, dicen, entre lágrimas, que su existencia era un martirio.
Todo indica que los asambleístas de Alianza País aprobarán la reforma constitucional para que los presidentes de la República puedan ser reelegidos de manera consecutiva e indefinida, ignorando la voluntad de más del 80% de la población que pide decidir esta reforma constitucional en consulta popular. Así, la ceguera de unos pocos está arrastrando al Ecuador a una peligrosa encrucijada.
La muerte del famoso futbolista Christian Benítez, cariñosamente llamado el "Chucho", seleccionado de nuestro país, al que le dio repetidas glorias, ha conmocionado a los ecuatorianos y a otros pueblos, no solamente por la ausencia definitiva de uno de los mejores deportistas, sino por los valores humanos que lo adornaron en su sencillez: voluntad inquebrantable, innata simpatía, alegría contagiosa, amor y preocupación por sus seres queridos, generosidad con sus compañeros y entereza para sobreponerse a la adversidad. Por esta razón ha ido al encuentro con el Creador, dejando un recuerdo de admiración y afecto imperecederos que ha determinado que, en el Ecuador y el mundo, se le rindan múltiples y espontáneos homenajes.
No olvidemos a nuestros héroes y mártires, porque los pueblos que no sienten gratitud terminan sumidos en la vileza, mientras que aquellos que la practican, se engrandecen.
Si las organizaciones de la oposición, que coinciden ideológicamente en lo esencial, hubieran votado unidas, seguramente tendríamos en la nueva Asamblea al general Moncayo y a los doctores Montúfar, Herrerías y Viteri, y a otros valiosos ex asambleístas.