Economía de a pie

Los datos no dice nada por sí solos. Deben convertirse en información.

Luis quiere bajar su deuda y el país ¿cuándo?

Luis me recuerda al país. La vida de su familia cambió cuando su esposa consiguió un buen trabajo. Pensaron que su vida mejoraría y, al principio, así fue. Construyeron una enorme casa, compraron un auto, pagaron una mejor educación para sus hijos, viajaron. Pero gastaron más allá de sus posibilidades. Ahora enfrentan una situación difícil y deben tomar decisiones dolorosas.

¿Qué paso? Luis y su esposa deben pagar cuotas de USD 2 400 en tarjetas, préstamos a familiares y a una cooperativa cada mes. Además, gastan USD 1 400 mensuales en alimentación, salud, educación de sus dos hijos, salidas a comer en sitios caros, costosos planes de Internet, etc. Para mantener este estilo de vida necesitan USD 2 800 cada mes, pero -juntos- solo ganan USD 2 000.

La mitad de las deudas sirvieron para pagar una parte de la casa, pero la otra mitad fue para gastos que -creen- no necesitaban. No eran conscientes de esa situación y cuando ya no les alcanzó para pagar, recurrieron al chulquero, la muestra más clara de la crisis. El usurero cobra un interés del 92% anual, cuando la tasa legal es del 17,3%. El camino que les queda es reducir sus gastos, vender el auto o incluso la casa. Luis está consultando expertos antes de tomar una decisión. Sabe que no hizo los ajustes a tiempo y teme que tendrá que empezar de nuevo, pero ahora solo busca tranquilidad. No quiere seguir sobreendeudado.

Al país le pasó algo parecido. Subió el precio del crudo y no gestionó bien esos recursos, gastó por montones y sin un control. Hizo elefantes blancos sin futuro o mal hechos como la refinería en Manabí, Yachay, la repotenciación de la de Esmeraldas y muchos más. Cuando el precio cayó, el país recurrió a la deuda sin importar el costo. ¿Qué queda ahora? No hay muchas opciones: subir los ingresos o bajar los gastos, cuidando que los más vulnerables paguen la menor factura. Estar conscientes de la realidad puede abrir el camino a los consensos. Caso contrario, seguiremos sobreendeudados.