El odio crece y nadie escucha
El Estado (en su afán por garantizar derechos a todos) al igual que la ciudadanía (al reivindicar la resistencia para demandar su cumplimiento) al final solo pueden perder si eligen no escucharse. Sobre todo si el tapón de oído proviene de quien administra los recursos públicos, la acción punitiva legal, las armas...
Sí. Los hechos de octubre fueron un serio golpe para Ecuador en materia económica y fiscal, con dificultades para afrontar responsabilidades financieras vitales. Pero, lo más lamentable, han dejado un tejido social resquebrajado, por la violencia que dejó muertes, lesiones permanentes, pérdidas materiales y polarización de la sociedad: odio. Y a ninguna alta autoridad parece importarle.
¿No se escuchan? No. Más grave, de lado y lado se superpone el ‘ruido’ antes que los mensajes de puente. ¿Ruido? Sí. Leonidas Iza, dirigente indígena y presidente del MICC, planteó en la Asamblea que se considere la propuesta económica del parlamento de los pueblos y solicitó que la Fiscalía, diligente para judicializarlos por presunto terrorismo, no pase de largo frente a las denuncias de abuso de los derechos humanos.
Pero el mensaje de Iza tuvo un ruido: su anuncio de ‘justicia indígena’ y lloriqueo para una autoridad por supuestamente ‘dividir’. Líderes de opinión no escucharon más. Señores, si en las comunidades se comete un delito, recurran a la Justicia: ojo, “delito”.
La respuesta oficial ha sido previsible: repudiar la “amenaza”, nada sobre las dos inquietudes. Tomar el ‘ruido’ y alimentarlo. O generarlo, como con el cierre del convenio médico con Cuba. Esa ha sido la tónica desde el 14 octubre cuando Ecuador amaneció sin paro; un mes sin acuerdo para enfrentar la crisis y sin transparencia respecto a todas las pérdidas de 11 días.
Lo que sí avanza sin bloqueo es el odio. ¿Odio? Él animo de vendetta explota en redes sociales o en una conversación: racismo, fascismo, nacionalismo, clasismo. Según el COIP, en delitos de odio, como en atropellos a DD.HH., la Fiscalía no puede abstenerse de abrir una investigación penal. ¿La Fiscalía? Sí, más allá del ruido.