Un quinteto de mariachis acompañó al cortejo de Wilson Ilaquiche, en Valencia. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
Un amante de las motos, aficionado a nadar y a pescar en los ríos de la localidad. Así fue recordado ayer el cabo segundo Wilson Ilaquiche, en el cantón Valencia, en Los Ríos.
Su familia dice que fue secuestrado en la frontera con Colombia el 12 de mayo de 2018 y que luego fue asesinado por disidentes de las FARC.
La noche del jueves regresó al barrio donde creció, tras casi 10 meses de su desaparición y el pasado viernes 8 de marzo de 2019 fue sepultado, después de una misa a las 14:00. Centenares de personas lo acompañaron y lo lloraron.
El féretro fue cargado en hombros por las calles. Adelante iba un quinteto de mariachis que cantaba estas canciones: Cuando yo me muera, Nadie es eterno y Triste recuerdo. El sol era intenso.
Una guardia de honor de seis soldados, con sus armas al hombro, flanqueó el ataúd durante el velorio en la casa de su madre. Había flores, fotos y una leyenda de ‘Hasta pronto’.
Vecinos y amigos escribieron en pancartas mensajes de estima y de despedida para el soldado. También hubo frases de ‘No a la impunidad’ y ‘Justicia para Wilson’, que fueron impresas en camisetas blancas, junto a la foto del joven.
El cortejo fue encabezado por una gran bandera del Ecuador. En otras camisetas se recordaba su valor militar.
Ilaquiche ingresó hace siete años al Ejército. Su familia dice que desde adolescente mostró su deseo de seguir la carrera militar. Betty Romero, vecina en la lotización Luis Felipe Díaz en Valencia, donde el militar fue velado ayer, lo recordó como un joven inquieto. “En el video del Día de la Madre, que le pasó a su familia, unos días antes de su desaparición, lo notamos ya intranquilo, como amenazado”, dice.
En el pueblo se organizaron bingos y colectas para costear un viaje de familiares a Colombia. Habían pasado nueve meses y cuando vieron que no había apoyo decidieron indagar por su cuenta. “Estuvimos solos y lo buscamos en la medida de nuestros recursos económicos”, dice la familia.
El tío materno, Henry Sigcha, cuenta que a mediados de febrero fue a Tumaco (Nariño, Colombia) para buscar a su sobrino. Lo hizo junto a la madre del soldado, Gloria Gavilánez.
Wilson fue encontrado por sus parientes en la morgue de Tumaco, más de 80 km al noreste de donde prestaba servicio, en la población fronteriza de Tobar Donoso (Carchi).
El pasado 4 de marzo se comprobó con una prueba de ADN que era él. Estaba en la morgue desde junio de 2018, en calidad de NN. Según la Fiscalía de Colombia, murió de un disparo.
La familia, que identificó el cuerpo inicialmente por sus tatuajes -un ancla en un antebrazo, por ejemplo-, le reprocha al Estado la falta de diligencia para esclarecer la desaparición del soldado que es padre de dos niños: Ruth Marilú y Lucas David, de 8 años y un año de edad. Ilaquiche estaba separado de la madre de los niños, quienes residen en Valencia.
“Según el Gobierno, todo estaba coordinado con Colombia. Pero nuestra sorpresa, al llegar a Tumaco el 20 de febrero de 2019, es que la Fiscalía de Colombia y la unidad especializada Gaula de la Policía no sabían nada de la desaparición de Wilson”, agrega Sigcha.
“Si hubiese existido una articulación, como nos decían, nos hubieran evitado tantos meses de dolor e incertidumbre. Hace mucho tiempo lo hubiéramos tenido de vuelta. Nos indigna que nos hayan engañado”, dice la hermana del militar, Viviana Ilaquiche.
La última vez que lo vieron con vida, Ilaquiche habría salido a departir con tres amigos en Tobar Donoso. Antes de la media noche “dejó el lugar con una mujer” y no regresó a su unidad de servicio, según la versión oficial.
El Ejército reiteró la solidaridad a su familia. Ayer señaló que el cabo, junto a otros tres militares, “inobservaron” el estado de excepción que estaba vigente para toda esa zona fronteriza y abandonaron sin permiso el destacamento de Tobar Donoso. Además, aseguró que tras la desaparición emprendieron 10 acciones.
Los militares que acompañaron a Wilson el día de la desaparición fueron separados tras un proceso disciplinario, porque según el Ejército la desaparición puso en riesgo al destacamento.
La familia dice desconocer la versión oficial. Recalcan que, según el expediente judicial, Wilson Ilaquiche fue llevado a la fuerza. Por eso dicen que en agosto cambió la figura de desaparición a secuestro y que había claros indicios de que fue llevado por presuntos disidentes de las FARC.