Son imperceptibles. Están en estaciones de transporte, en semáforos, en calles concurridas y en buses. Pequeños ojos digitales siguen de cerca los movimientos de la población.
En el país, la implementación de tecnología para combatir la inseguridad tomó fuerza en el 2012. Desde ese año, el Gobierno impulsa tres grandes proyectos para reducir los delitos: la videovigilancia a través del ECU-911, el Transporte Seguro y los botones de emergencia.
Uno de los delitos que se quiere atacar con el uso de dispositivos tecnológicos es el abigeato. Desde mañana, el Ministerio del Interior iniciará una campaña con ganaderos de comunidades rurales de Pichincha: Puerto Quito, San Miguel de los Bancos y Pedro Vicente Maldonado. En esos recintos se instalarán cámaras y botones de seguridad para controlar el robo y tráfico ilegal de ganado.
Datos de esa Secretaría de Estado refieren que en el país se activaron 525 000 botones hasta febrero pasado. Para el Gobierno, estos dispositivos han sido claves para reducir los delitos.
Es jueves y en la Marín (centro de Quito) cientos de usuarios caminan a sus oficinas. En una de las paradas del sistema municipal de buses hay dos cámaras que supervisan los movimientos. Nadie se percata de su presencia, pero desde el centro de vigilancia del ECU-911 se monitorea cualquier evento sospechoso.
Usuarios consultados por este Diario aseguran que las cámaras dan una sensación de seguridad. “Los delincuentes ya saben que los vigilan y se cuidan más”, comenta María C., una mujer que utiliza a diario buses municipales.
A escala nacional operan nueve complejos del ECU 911 con más de 1 700 cámaras.
Pero, ¿qué tan efectiva es la videovigilancia para enfrentar la delincuencia? Lino Proaño, comandante de Policía del Distrito Metropolitano de Quito, considera que es una herramienta positiva.”A través del monitoreo de las cámaras identificamos eventos delictivos, accidentes de tránsito y hasta intentos de suicidio”.
De hecho, el 85 % de emergencias que llegan a la central del ECU 911 de Quito son de carácter policial. Incluso las tareas de Inteligencia de los agentes mejoraron, según el oficial. En febrero del 2013, por ejemplo, la Policía Judicial desarticuló una red que operaba en el Centro Histórico de la capital. A través de las cámaras se identificó a los sospechosos, el modus operandi, los horarios y días que actuaban.
“Antes sí teníamos monitoreo a través de videovigilancia, pero era mínimo. Lo hacíamos a través de los ojos de águila del Municipio”, aclara Proaño.
El anuncio es claro: al subir a este vehículo, usted será grabado en audio y video todo el tiempo. Esos mensajes se leen en miles de unidades de transporte público del país que forman parte del proyecto Transporte Seguro.
Desde diciembre del 2012 hasta la semana pasada la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) instaló 49 124 kits de seguridad en buses y taxis, a escala nacional. En los vehículos se adaptan dos cámaras, un grabador digital, un GPS, una batería y tres botones de auxilio. En los buses se incluye un sensor para la apertura de las puertas.
En ese proyecto se invirtieron USD 94,4 millones, pero se prevé implementar una segunda fase que abarcará el 100% del parque vehicular del transporte público, según la ANT.
En los 17 meses que lleva operativo ese sistema, 197 personas han sido capturadas relacionadas con diversos delitos. Antes, los procesos investigativos para tratar de determinar a los delincuentes eran muy largos.
Ahora, con las cámaras del sistema Transporte Seguro, por ejemplo, la Policía pudo identificar a seis sospechosos del asesinato de José y Fernando Changoluisa. Las víctimas fueron asaltadas en un bus cuando transportaban USD 25 000.
Los datos de la ANT precisan que Guayas, Pichincha, Ambato y Santo Domingo son las provincias donde se reportan más incidentes.
En contexto
Desde el 2012, el Gobierno implementa tres proyectos de seguridad en los cuales se utiliza la tecnología. Desde mañana, el Ministerio del Interior iniciará una campaña con ganaderos para instalar cámaras y botones de emergencia en comunidades rurales de Pichincha.