El 10 de diciembre del 2004, el entonces presidente de la desaparecida Corte Suprema de Justicia (CNJ), Hugo Quintana Coello, salió de la sede del Colegio de Abogados de Pichincha en una camilla y con tanque de oxígeno.
El ambiente de tensión por la destitución de los 31 magistrados de la CSJ mermó la salud del juez, quien ese día estaba reunido con los magistrados que salieron con él. Analizaban lo que había sucedido el 8 de diciembre del 2004.
El Congreso, en una sesión extraordinaria convocada por el entonces presidente de la República, Lucio Gutiérrez Borbúa, destituyó a los jueces de la Corte. La remoción se dio bajo la interpretación de que los períodos de los magistrados habían fenecido.
En la misma sesión se eligió a los ministros para conformar una nueva Corte Nacional, que estuvo presidida por Guillermo Castro, apodado ‘Pichi’. Según los magistrados destituidos, quienes presentaron una demanda ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el 24 de diciembre del 2004, la mayoría de nuevos jueces pertenecía al Partido Roldosista (PRE).
Los jueces cesados recalcaron ante la CIDH que “el Estado ecuatoriano es responsable por la violación de la Convención Americana sobre Derechos Humanos debido a la destitución inconstitucional y arbitraria de 31 magistrados de la Corte Suprema”.
Agregaron que se violaron las garantías judiciales, el principio de legalidad y el derecho a la igualdad ante la ley. Además, “la remoción ilegal de nuestras magistraturas viola el precepto universal que protege la independencia e imparcialidad de los magistrados y jueces”.
Ese recuerdo está intacto en la mente de Quintana. Tras la destitución, “el primer año pasé sin hacer nada. Inicialmente quise aislarme de todo lo que era jurídico, pero después me di cuenta de que tengo que vivir y seguir trabajando. No se puede vivir solo de las rentas”, expresó.
El ex magistrado se dedicó a viajar. “En ese año (2005), cada 15 días me trasladaba a Quito (vive en Guayaquil). También comencé a arreglar la casa y pintar, pero entendí que esa clase de actividades no eran lo mío. Soy dinámico, física y mentalmente”.
Siete años después de lo ocurrido, Quintana recuerda que tres de sus ex colegas ya fallecieron. “Entre ellos estaba Milton Moreno y Camilo Mena”, manifestó el ex magistrado.
Para la CIDH, “la remoción de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia de Ecuador fue arbitraria”. Y agregó: “En ausencia de un marco legal claro, que regulase las causales y procedimientos de separación de su cargo, y en desconocimiento de las normas constitucionales en virtud de las cuales fueron nombrados, en cuanto al carácter indefinido de su designación y el sistema de cooptación (la Corte elige a sus jueces) como forma de llenar posibles vacantes”.
Para Miguel Villacís, ex juez de la Corte, lo ocurrido fue una injusticia porque los magistrados destituidos fueron designados de forma vitalicia por la sociedad civil, a través de 30 colegios electorales. “Luego de ese incidente me propuse dar la vuelta a la página. Me dediqué por completo a dar cátedra de derecho civil en las universidades de Guayaquil y Espíritu Santo”. A esas actividades se sumó el libre ejercicio profesional en su consultorio jurídico particular y otras tareas.
“También fui asesor jurídico del Registro de la Propiedad. Prefiero no hablar sobre ese tema porque es pasado”, precisó el judicial.
Poco después del regreso de Abdalá Bucaram, cayó la ‘Pichi’ Corte y el gobierno de Gutiérrez, luego de una serie de manifestaciones que se realizaron en las afueras del edifico de la Corte Suprema de Justicia. En esos días, los policías rodearon las instalaciones de la Corte, en las avenidas Amazonas y Naciones Unidas.
Los manifestantes quemaban llantas en las calles y gritaban consignas en las que exigían la renuncia de Castro Dáger.
Los empleados de la CSJ recibieron la orden de que no podían abandonar las oficinas, pese a que el olor de los gases lacrimógenos ingresaban constantemente al edificio. El ambiente se percibía la tensión por lo que podía suceder durante las protestas.
Nicolás Castro, otro de los magistrados que salió de la Corte, recordó que la destitución fue una violación a los DD.HH.
“Pasamos un momento difícil para poder rehacer nuestras actividades particulares. Esa cesación truncó proyectos y mermó el desarrollo de nuestro talento para el servicio judicial y para administrar justicia”, manifestó.
Él también se dedicó a la cátedra universitaria. “Ya llevo 35 años de dar clases. Presto servicios en las universidades Católica y de Guayaquil. Mi actividad profesional, en lo que se refiere al libre ejercicio profesional, quedó a un lado. Fue un mandato de la Ley que se cumplió a plenitud”.
El judicial admite que le fue complicado readaptarse a otro ritmo de vida laboral, pues “me consagré a mis labores de magistrado y como consecuencia me resultó difícil rehacer mi vida profesional, tras siete años. Tuve que volver a comenzar desde cero en la profesión”, relató.
Si bien vivió momentos económicos difíciles, el ex magistrado Jorge Andrade Lara se dedicó a actividades particulares. Su ventaja fue que mientras era conjuez en la II Sala de lo Penal, también mantenía una oficina propia.
Se dedicó a resolver casos de sus clientes y también a ejercer la cátedra en las universidades Central y Andina Simón Bolívar. Es director del Instituto de Posgrados en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Central.
Puntos de vista
Carlos Solórzano/ Ex Pdte. CSJ
‘La ‘Pichi’ corte y el ‘Pichi’ Castro podrán reclamar’
Si el Estado explicara los antecedentes (de las cortes) las instancias internacionales no aceptarían el reclamo. Mañana la ‘Pichi’ Corte y el ‘Pichi’ Castro podrán reclamar que se le reconozcan sus derechos, porque también fueron defenestrados sin escucharlos, sin el debido proceso. (R. Quito)
Santiago Guarderas / PUCE
‘Un organismo que hace cumplir las leyes’
Esto nos da una garantía de que si en Ecuador no se quiere impartir justicia, se quieren desconocer los derechos, tenemos la esperanza de un organismo internacional que va a hacer cumplir las leyes. (Radio Quito)
Rodrigo Bucheli / Penalista
‘El caso de la ‘Pichi’ corte creo que es único’
Es evidente que las Cortes Supremas han cubierto espacios irregulares en su establecimiento. Tenemos el caso de la ‘Pichi’ Corte que creo que es único en América Latina. No puede pensarse siquiera en algo que alcanzó un nivel tan limitado éticamente. (R. Quito)