Radares militares detectaron cinco naves ilegales

La tripulación de esta avioneta, quienes simulan ser narcotraficantes, es detenida luego de aterrizar en Manta. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Para llegar al Centro de Mando y Control de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) hay que pasar tres filtros de seguridad.
Las oficinas operan en Quito y Guayaquil. Ahí se instala todo un sistema de monitoreo para detectar a las avionetas ilegales que ingresan al país.
Este Diario ingresó al Centro de Mando de la capital y constató cómo el personal vigila todo el tiempo el espacio aéreo ecuatoriano. En los monitores, el mapa del país luce abarrotado de puntos brillantes. Son naves que emiten señales de onda y que son captadas por 4 radares militares de origen español.
El piloto Santiago Galarza detalla paso a paso qué sucede cuando el sistema capta una nave clandestina. En ese momento se activa un protocolo para lograr su interceptación.
Los oficiales Aerotécnico y el de Control de Interceptación están a cargo de esa fase. Se contactan con la Dirección General de Aviación Civil, Inteligencia militar y el Ala de Combate 23, que está en Manta. Cuando la información sobre la aeronave está confirmada el técnico pronuncia la palabra clave: ¡Scramble! Significa que dos aviones Súper Tucano tienen autorización para despegar en busca de la nave ilegal.
Desde la detección hasta ese momento pasan 10 minutos, el tiempo máximo permitido por el protocolo para que los aviones de combate estén en el aire.
El oficial de Control de Interceptación se contacta a través de radio con los pilotos de los Súper Tucano. Les da información sobre la nave: altura, trayectoria, velocidad y distancia de algún punto de referencia. El diálogo se hace en códigos y en inglés: Vector 030, Halcones, radial 034, threat, 20 nudos, buggy... La explicación dura dos minutos.
Jueves 20 de junio. Un cielo poco nublado rodeaba la Base Aérea de Manta. Allí se puso en práctica la exposición teórica dada en Quito un día antes y se simuló una persecución aérea.
En el Ala de Combate 23, dos aviones Súper Tucano se alistan en la pista para despegar. En el cielo, a 3 000 metros sobre el nivel del mar que rodea a Cojimíes, una avioneta blanca vuela con su sistema de comunicación desconectado, para evitar ser detectada.
Desde el Centro de Mando y Control se da información sobre la nave: trayectoria, viento, velocidad y ¡Scramble! La avioneta ilegal ha volado 30 minutos. Pero en instantes, los dos aviones militares se acercan sigilosamente por el lado derecho y se ubican a una distancia de 50 a 100 metros.
Desde la escotilla de la avioneta se mira cuando los pilotos de combate exhiben un cartel con el código 1215. Se refiere a una frecuencia de radio y significa que el piloto de la nave ilegal debe conectarse a esa frecuencia para recibir instrucciones. El piloto no obedece y mantiene su rumbo. En ese momento, los Súper Tucano le hacen una señal con las alas, se mueven de izquierda a derecha, e indican que el piloto les debe seguir. Pero la avioneta ilegal desobedece otra vez.
Los Súper Tucano escoltan a la nave y obligan a que aterrice. En tierra, la tripulación es arrestada. Esta demostración concluye cuando un can antidrogas revisa el fuselaje.
En la práctica real, de los casos reportados en el país, las avionetas de los narcos prefieren hacer maniobras peligrosas para desaparecer de los radares, explica Galo Vanegas, comandante del Ala de combate 23. Descienden a una altura de 30 metros sobre el suelo y se pierden entre cerros. Eso ocurrió el pasado 13 de abril, cuando una avioneta ilegal fue detectada cerca de las playas de Santa Elena. Un día después, la nave fue hallada incinerada en Puerto Inca, en Guayas.
En operaciones reales, los Súper Tucano tienen 3 horas y media de autonomía de vuelo. Esto significa que una vez agotada la gasolina deben volver, aterrizar y cargar combustible o, en su lugar, despegan otros dos aviones para el revelo.
De enero a junio de este año, los radares militares han detectado cinco ingresos ilegales de aeronaves no identificadas y han realizado la interceptación de dos aparatos.
El segundo hecho ocurrió el 20 de mayo. En esa ocasión, los radares colombianos detectaron a la avioneta y alertaron al Centro de Mando de Ecuador. De nuevo, los Súper Tucano iniciaron la búsqueda y persecución de la nave, pero esta huyó. Un día después se la halló estrellada en una finca de San Lorenzo-Esmeraldas. Cerca del siniestro había 240 ladrillos de cocaína.
La FAE quiere ahora mejorar los niveles de identificación e interceptación de avionetas ilegales. Hoy, el Ministerio de Defensa organiza el Ejercicio Andes, en el que participarán las Fuerzas Aéreas de Ecuador y de Colombia. Se trata de una operación conjunta en la que participarán pilotos de combate de los dos países. Se simularán ingresos de naves no identificadas a los espacios aéreos de cada país. La cita concluirá el viernes con la actualización de un protocolo ya existente.
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