A la intensa campaña electoral para cambiar la Justicia le faltó un caso: la liberación del narcotraficante Danilo Nieves, requerido en extradición por la Justicia de EE.UU. En abril, Nieves abandonó el penal García Moreno de Quito, un mes antes de que la DEA diera sus alertas por el narcotráfico.
El caso es emblemático. Nieves tenía contactos en Alianza País, con Ignacio Chauvín, a quien conoció en la Penitenciaría de Guayaquil. En el 2010, el Gobierno rechazó el pedido de extradición de EE.UU., al estimar que nadie puede ser juzgado dos veces por la misma causa.
Mas, ahora, el extranjero tiene base para demandar al Estado. En noviembre del 2009, él cumplió una condena de narcotráfico. Pero luego fue víctima de un abuso: durante seis meses, hasta mayo del 2010, siguió encarcelado en Ecuador, sin estar enjuiciado.
La extradición pudo cambiar ese escenario. También la deportación. Nieves sabía que al dejar el penal sería enviado a su país, cuyo Gobierno tiene como marca extraditar por narcotráfico a sus nacionales. Para evitarlo, el extranjero solicitó refugio al Gobierno ecuatoriano.
Este Diario lo develó. Entonces, se aplacaron las llamas con una denuncia por presunta falsificación de documentos. Este marzo, 10 meses después, la Justicia halló a Nieves inocente en ese caso.
El extranjero no fue culpable de falsificación, según la Justicia; es libre y nadie critica al juez. Solo una duda: Quién le devuelve a Nieves los 16 meses de prisión, así como los siete meses de César Carrión.