Martha Ávila protesta afuera de la CNJ, tras un fallo que redujo la pena del conductor que mató a cuatro familiares. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Los sollozos estallaron en la sala de audiencias de la Corte Nacional de Justicia. “¡Él mató a mi hijo!”, gritó Martha Ávila. Los familiares que la acompañaban lloraban a su lado.
Era jueves 28 de febrero y habían transcurrido tres años desde que su expediente llegara al alto tribunal de justicia.
Por eso, Ávila esperaba obtener una sentencia a su favor, pero no ocurrió. Más bien el Tribunal Penal redujo de 12 a 6 años de cárcel la sentencia al conductor que terminó con la vida de cuatro personas.
Según las investigaciones, el procesado conducía a 148 km/hora y chocó contra un auto familiar. Allí iban el hijo de Ávila, dos sobrinas, dos hermanas y un cuñado. Solo una hermana y una bebé sobrevivieron.
Minutos antes de que los jueces anunciaran el fallo, Julia Ávila, madre de otra de las víctimas, se quejó por la demora en el trámite. Dijo que en estos tres años, por ejemplo, se han cambiado las fechas en las que debían realizarse tres audiencias en la etapa de casación.
Ese jueves se analizaba otro tipo de recurso, mediante el cual el conductor logró presentar nuevas pruebas y demostrar a los jueces que el día del accidente no estaba borracho. “Mi hijo no salió a matar”, comentó la madre del conductor, que permanece detenido.
Ella también se quejó porque la Corte tardó más de cuatro meses para fijar la fecha de esta diligencia.
¿Por qué ocurre aquello? La presidenta de la Corte Nacional, Paulina Aguirre, aseguró que el despacho de las causas se tarda por la “inmensa” carga de trabajo existente. “Los jueces no se dan abasto. Tienen tres, cuatro y hasta cinco audiencias diarias y así no alcanzan a señalar con la oportunidad que los operadores de justicia quisiéramos”.
Datos de esa entidad revelan que 7 389 causas están pendientes y se arrastran desde años anteriores. Pero desde que los jueces se posesionaron, en enero del 2017, resolvieron 19 860 expedientes. La mayor carga está en las Salas de lo Contencioso y Penales.
El 24 de febrero, cuando se anunció la evaluación a los jueces, la Judicatura indicó que en ese proceso se analizará, por ejemplo, lo cualitativo y cuantitativo de los magistrados. Es decir, se tomará en cuenta el número de casos que tramita cada juez y la calidad de sus dictámenes.
“Se deberían tomar en cuenta las veces que no asisten a las audiencias”, dijo Julia Ávila.
Nibia Apolo espera desde hace un año que la Corte Nacional acepte revisar la sentencia de su esposo. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
“Mi hermana que sobrevivió al accidente siente pánico cada vez que está en una carretera. Sin embargo, viajamos desde Guayaquil y resulta que llegábamos a Quito y nos decían que no se va a dar la diligencia”.
El jueves 28 de febrero, la Corte había fijado 16 audiencias y se cancelaron dos porque un juicio se alargó más de lo previsto y los jueces no pudieron conformar el tribunal.
En una audiencia cancelada, los familiares de un detenido por asesinato llegaron desde Loja. Pero después de permanecer tres horas en la Corte se marcharon sin el fallo. “No es justo este trato. Queremos una justicia que no se demore, porque es un sufrimiento”, señaló el hermano del acusado.
Nibia Apolo también tiene quejas. En su casa hay dos carpetas sobre el juicio de su esposo, un exfuncionario público con 25 años de carrera y docente universitario.
Es acusado de peculado y fue sentenciado a ocho años. Desde marzo del 2017 está en la cárcel de Latacunga.
La mujer cuenta que desde la detención de su esposo espera que la Corte Nacional acepte un recurso que consiste en revisar de la sentencia.
“Ya mismo se cumple un año y ni siquiera tenemos una fecha para la audiencia”. Cuenta que en cada visita en la cárcel, su esposo le pregunta cómo avanza el trámite. “Él es profesor de matemáticas allí, pero no es justo que un hombre honesto esté lejos de su familia”.
La única razón que le ha dado su abogado sobre el retraso del trámite es que “el caso está en análisis”. Por eso pidió mayor agilidad en los procesos.