Recostado sobre una cama del Hospital Naval de Guayaquil, ayer descansaba el mayor Galo Álvarez, piloto de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE). En la habitación solo su esposa Jacqueline Chacón lo acompañaba.
Un trauma facial, sobre todo del lado izquierdo, es la huella más notoria que le dejó el aterrizaje de emergencia el lunes. Su rostro lucía hinchado, la piel de la cara con un tono rojizo y el ojo izquierdo se veía inflamado. La parte más dura había pasado para la familia del piloto que sufrió heridas durante la prueba de uno de los aviones Cheetah, el lunes.
Según un boletín de prensa de la FAE, Álvarez probaba uno de los aviones biplaza Cheetah, cuando se produjo una “súbita despresurización” (entrada de aire) en la cabina. Por esa causa debió“cancelar la misión y retornar a aterrizar siguiendo los procedimientos de emergencia”, dijo el comunicado.
El piloto contó ayer que siguió los manuales técnicos para realizar un aterrizaje en esas condiciones en la Base Aérea de Taura (Guayas), aproximadamente a las 13:30 del lunes.
Al preguntarle cómo fue ese momento dentro del avión, el piloto relató, en voz baja, que “estaba realizando operaciones normales y… estas cuestiones suceden muy rápido, en décimas de segundos, no dan tiempo de reaccionar mucho, y bueno… ahora estamos en proceso de investigación a ver qué fue lo que sucedió”.
El 31 de mayo pasado llegaron tres aviones Cheetah, de un total de 12, para renovar la flota aérea de la FAE. La empresa sudafricana Denel Aviation fue la proveedora de los cazabombarderos.
Estos fueron adquiridos por USD 79,5 millones el año pasado. La inversión fue para reemplazar los antiguos aviones de combate Mirage F1.
En Sudáfrica, los Cheetah se dejaron de utilizar por la modernización de su flota. En el boletín, la FAE dijo que “una vez que las investigaciones determinen la causa del problema, la empresa Denel Aviation continuará con el proceso de entrega de estas aeronaves”. Pero la FAE no informó cuánto tiempo tardará el informe ni quiénes están en la comisión.
Ayer el piloto Álvarez contó que las pruebas del lunes no fueron las primeras. “Alrededor de un mes tenemos probándolos”, expresó. El hombre, de 39 años, lleva 21 como miembro de la FAE. Antes de pilotar el Cheetah ya tenía experiencia en aviones como el supersónico Mirage F1.
Álvarez estuvo consciente todo el tiempo. Contó que luego del aterrizaje forzoso sus compañeros lo sacaron del avión, siguiendo los planes de emergencia de la FAE, y lo trasladaron al hospital en una ambulancia. Entró por emergencias donde le realizaron tomografías y radiografías. Después de examinarlo, lo pasaron a una habitación. Su copiloto resultó ileso.
En la bitácora del Hospital Naval consta que el piloto fue internado a las 14:16 del lunes. Sentada junto a él, Jacqueline Chacón, su esposa, recordó que antes de esa hora la llamaron para darle la noticia. Un oficial de la base aérea le dio detalles del incidente. “Cuando recibí la noticia me preocupé, pero ya cuando lo vi me quedé más tranquila”, dijo. La pareja tiene dos hijos, el menor tiene3 años y el mayor 10.
A las 11:00 de ayer, hubo una rueda de prensa en el Hospital Naval para explicar el cuadro clínico del piloto. Eduardo Zavala, subdirector técnico del Hospital Naval, y el neurocirujano Jaime Velásquez, atendieron a los medios de comunicación en el segundo piso del centro médico.
Trauma en el cráneo y la cara (especialmente del lado izquierdo), además de colisiones en brazos y espalda fue el diagnóstico que explicó Velásquez.
El neurocirujano descartó que el piloto pudiera perder su ojo izquierdo. “Ya le hemos examinado y está bien. Ahora el rostro está hinchado, pero eso bajará”, explicó. Además, se informó que Álvarez deberá estar hospitalizado de una semana a 10 días más.
Actualmente, el piloto está siendo tratado con analgésicos, antiinflamatorios y sesiones diarias en la cámara hiperbárica del hospital. En esta cabina se concentran grandes cantidades de oxígeno y “es útil cuando hay hinchazón, y acelera la curación”, dijo el neurocirujano. Luego del alta médica, Álvarez tendrá un mes con licencia laboral.
Este es el segundo accidente ocurrido los últimos años con naves recientemente adquiridas por la FAE. En febrero del 2009 un helicóptero Druvh, de fabricación india, se precipitó al suelo en plena ceremonia militar. Los ocupantes fueron hospitalizados pero salvaron sus vidas. En total, la compra fue de seis helicópteros a un costo de USD 50 millones. La adquisición fue cuestionada.
Con más de 20 años de uso
El avión Cheetah que tuvo un percance el lunes es uno de los 12 que la Fuerza Aérea de Sudáfrica mantenía embodegados desde el 2008. Los dio de baja luego de 18 años de utilización.
Al país fueron traídos en piezas por vía marítima y los técnicos sudafricanos terminaron de ensamblarlos hace dos semanas. A partir de eso, los pilotos ecuatorianos iniciaron los ensayos.
Estos aviones fueron comprados, a través de la empresa Denel Aviation, de Sudáfrica, por USD 78,4 millones. El acuerdo incluye asistencia técnica por cinco años, equipamiento y entrenamiento.
En la FAE se dijo que el teniente general Leonardo Barreiro, comandante general, dará más explicaciones del accidente a su retorno de vacaciones.
En tanto, el 27 de octubre del 2009 un helicóptero Dhruv se estrelló durante una ceremonia en la pista de la Base Aérea de Quito.