Estefanía es una mujer de 46 años, un rostro de la violencia de género, del abandono y, a la par, de un nuevo comienzo.
En 2024, ella fue una usuaria de la Casa de la Mujer, un espacio de acogida de la Unidad Patronato Municipal San José, en Quito.
Ella es una sobreviviente del círculo de la violencia, quien compartió su voz en la quinta entrega de Esperanza, un pódcast de EL COMERCIO. La Gata es como denominó a este nuevo episodio.
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Esperanza, la violencia de género y las redes de apoyo
La historia de la mujer es un reflejo doloroso, pero también esperanzador, de una vida marcada por la violencia, el abuso y el desarraigo.
Sin embargo, encontró la fuerza para reconstruirse. Aunque, esa ruta enfrentó una violación en las calles de Quito.
Estefanía nació en Venezuela. Ella es hija única, fue criada por su madre y su abuela. Su infancia estuvo llena de cariño, con una abuela que la consentía y la acompañaba. Su padre le brindó apoyo en todo lo posible.
Desde pequeña, Estefanía mostró una profunda pasión por la lectura, y se sumergía en los libros, un refugio que la acompañaría en los momentos más difíciles.
La violencia empezó en casa
Sin embargo, la violencia se infiltró en su vida y empezó en su madre, luego de perder a su abuela, a los 15 años.
Estefanía nunca pudo entender el cambio en la relación con su madre, quien pasó de brindarle cariño al maltrato físico, verbal y psicológico.
Luego, ella tuvo dos hijos. Su madre, además de los maltratos propinados por años, intercedió para que le quitaran a sus pequeños, recuerda Estefanía. El argumento ante el sistema judicial fue que ella no estaba capacitada para cuidarlos.
No obstante, dice, la herida más profunda no vino de su madre, sino de la justicia que no supo darle una respuesta ni permitirle recuperar a sus hijos, a quienes no ha visto en casi una década.
El traslado tras las agresiones
Con el paso del tiempo, la situación política y económica en Venezuela empeoró. Entonces, decidió viajar a Colombia y luego, a Ecuador.
Ya en el país, para subsistir, ella comenzó a vender pasteles, jugos y tortas en las calles de Quito. Fue en ese momento que conoció a alguien que, al principio, le ofreció apoyo y cariño.
Pero las promesas se desvanecieron rápidamente. Estefanía fue víctima nuevamente de violencia física y psicológica. Su vida se convirtió en una prisión.
La manipulación y las amenazas hicieron que la mujer perdiera aún más el control sobre su vida. Aislada y sin recursos, él amenazaba con enviarla a la calle. Un día, cuando la promesa se cumplió, abusaron sexualmente de ella.
Redes de apoyo para salvar vidas
Ella, finalmente, pidió ayuda y llegó a la Casa de la Mujer. En el lugar encontró un hogar, alimentación, apoyo psicológico y legal.
Se reencontró con la niña, con la pasión por la lectura y con la esperanza que había perdido. Eso fue un aliciente para volver a preparar postres, los que hoy, luego de dejar el espacio de acogida, son su sustento.
Poco a poco, comparte la mujer, comenzó a sonreír y a recuperar su voz, esa que la violencia había silenciado durante tanto tiempo. Hoy, Estefanía se considera una sobreviviente.
En la quinta entrega de Esperanza, Estefanía comparte su historia, su voz y las herramientas para dejar el círculo violento.
El apoyo existe
La Casa de la Mujer, en Quito, es un espacio de acogida de la Unidad Patronato Municipal San José, con capacidad para 40 personas: mujeres y sus hijos menores de edad.
En el lugar, hasta donde llegan por derivación judicial o por contacto a la línea gratuita 1800-288-523. En este reciben alimentación, vivienda, talleres formativos, apoyo psicológico y legal.
En el pódcast, además, la psicóloga Erika Alcívar, describe los cuadros que enfrenta una mujer que experimenta violencia y un abuso sexual, así como elementos en el trabajo de la salud emocional.
Esperanza y el compromiso por los rostros de la violencia
¡Si silenciamos las historias, perpetuamos la violencia! Con este lema, Esperanza es el inicio de un camino sostenido, con voces y rostros de esa realidad oculta y, a su vez, cercana.
En la primera temporada, el trabajo periodístico incluye ocho entregas, a través de plataformas de pódcast. Se lanzó el 25 de noviembre de 2024, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Los episodios se difunden quincenalmente y recaban historias de mujeres que experimentaron distintos tipos de violencia, cuyas vidas cambiaron tras romper el silencio, encontrar redes de apoyo, la restitución de sus derechos y generar nuevos proyectos de vida.