Militares ecuatorianos realizan patrullajes en el sector conocido como Piedra Lisa, comunidad cercana al sector fronterizo de Maldonado. Foto: EL COMERCIO
Ricardo Cabezas y EFE (I)
Llevan fusiles y visten uniforme camuflaje. Están dentro de un vehículo Hummer. Son 25 militares ecuatorianos que el martes llegaron a Piedra Lisa, un sector que está en la vía Tulcán-El Chical y recorre paralela a la frontera con Colombia, en el noroccidente del Carchi. Los militares dicen que son patrullajes de rutina y los campesinos casi no hablan.
Quienes lo hacen saben que hay una preocupación. Se refieren a una posible suspensión definitiva de los diálogos de paz entre las FARC y el Gobierno colombiano. Les inquieta que si ello ocurre por el secuestro del general Rubén Darío Alzate vuelvan las amenazas y las intimidaciones a los pobladores.
En Bogotá este fin de semana es clave, pues los grupos irregulares podrían liberar al militar secuestrado. Luego de que se conociera este hecho, desde Quito, el ministro de Defensa, Fernando Cordero, no descartó que se aproveche la reunión bilateral que el 15 de diciembre mantendrán los gobiernos de las dos naciones para pedir a Colombia un mayor control en su frontera.
En sus últimos días en el Ministerio de Defensa, María Fernanda Espinosa dijo a este Diario que Ecuador tiene desplegados unos 12 000 militares en el norte y que, de ser necesario, destinarían hasta 15 000 de los 42 000 que hay en el país.
Cordero también señaló que la mayor concentración de efectivos de las Fuerzas Armadas está en ese sector, de 360 kilómetros de longitud.
En Piedra Lisa, los soldados detienen a todos los vehículos y piden la cédula de identidad a los viajeros. También revisan que no se movilicen armas de fuego, combustibles, cemento y pertrechos militares.
Estas tareas se repiten en pueblos como Maldonado o El Chical, que también son fronterizos. En Chical resaltan casas de madera y ladrillo y un cuartel militar situado en la parte alta de esta localidad.
En medio de una intensa lluvia y un clima que bordea los 26° centígrados, un soldado revisa los documentos de personas que transitan por el puente colgante que permite el paso a Tallambí, Colombia.
A quienes salen de Ecuador les recomiendan no ingresar por este sitio al país vecino. Alertan que es peligroso. “Allá están la columna móvil Mariscal Sucre de las FARC y el Frente Comuneros del Sur del ELN”.
Estas tropas insurgentes también están en comunas colombianas como Tiuquer, San Juan, y La Unión, en Cumbal, que limitan con Chical y Maldonado.
Desde el lado ecuatoriano es posible avistar plantaciones de coca sembradas en las laderas.
Arturo Mejía, morador de Chical, aún recuerda que hace 23 años la guerrilla del ELN y las FARC llegaba hasta el parque Lázaro Chamba, de su parroquia, con proclamas ideológicas. “Decían que castigarán a los delincuentes, a los maltratadores de mujeres y a los ebrios, imponiendo una suerte de ley, justicia y orden”.
En esa época no había puestos militares ni presencia policial ecuatoriana, comenta Mejía. Sin embargo, “ahora la situación ha cambiado. Estamos resguardados y vamos hacia las poblaciones vecinas solo cuando es necesario”.
Un hecho que ha marcado la vida de la parroquia Chical fue el desplazamiento de más de 500 extranjeros desde varias comunidades en el 2007. Esto ocurrió tras el asesinato del docente Manuel Fueltala, en Tallambí. En ese entonces se dijo que fue asesinado por los milicianos de las FARC.
Manuel Lomas, funcionario de Salud, cuenta que luego de ese suceso la gente de Tallambí huyó buscando seguridad, frente al temor de posibles enfrentamientos armados.
Ahora, los vecinos esperan que los diálogos con los grupos subversivos sigan “para que la tensión baje y la movilidad no tenga restricciones”.
Ellos han escuchado en más de una ocasión el eco de los enfrentamientos bélicos al otro lado de la frontera. Uno de los últimos hechos se registró frente a Maldonado el 22 de agosto pasado. Un poblador recuerda que desde dos helicópteros militares colombianos se realizaban disparos.
Silvia Quendi, presidenta de la Junta Parroquial de Maldonado, confirmó que el hecho se registró en un punto colombiano llamado San Juan.
La dirigente considera que esa nación debe reforzar los controles. “Si hay nuevos incidentes en las poblaciones vecinas podrían comprometer la seguridad de los ecuatorianos”.
Cree además que los diálogos de paz al final brindarán resultados positivos.De allí que los militares de Ecuador seguirán en las poblaciones.