El 29 de noviembre pasado, agentes de la Policía realizaron el decomiso de pirotecnia en el suburbio de Guayaquil. Foto: Cortesía Policía
Es jueves por la tarde. El escuadrón Antiexplosivos del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) de la Policía irrumpe en un inmueble esquinero ubicado en Rosendo Avilés y la 29, en el suburbio de Guayaquil.
La vivienda está sin pintar y aún en construcción. En su interior, los agentes hallan cajas, fundas y sacos de yute con un millón de camaretas.
Esa tarde, una familia de 15 integrantes fue detenida por el presunto delito de fabricación de explosivos. Este ilícito está tipificado en el Código Penal (art. 361) y es sancionado con cárcel de tres a cinco años.
La Fiscalía dice que son familias enteras las que se dedican a esta actividad clandestina y han sido identificadas en el Guasmo, Portete y Suburbio.
Arman camaretas con tubos de papel y pólvora. Las venden por docenas y por cada 144 unidades ganan USD 4 o 5.
Agentes encubiertos han detectado al menos seis grupos que trabajan sin permisos y cubren el mercado ilegal del Puerto Principal. Recurren a militares retirados que sepan de explosivos, para que les guíen.
A escala nacional, la elaboración ilegal del material también se ha identificado en zonas rurales de Boliche y Yaguachi (Guayas), Ventanas y Quevedo (Los Ríos), Chimbo y Guaranda (Bolívar), Riobamba (Chimborazo) y Quito, Machachi, San Miguel de Los Bancos (Pichincha).
En estos sitios, la elaboración de camaretas se camufla con la fabricación de otros productos. Según agentes que trabajan en estos temas, los grupos se activan desde octubre.
En 13 años, en el país se han decomisado 152 toneladas de explosivos. El 2017 fueron 22,9 toneladas y en este año va uno, pues la temporada más fuerte es a mediados de este mes.
Javier Toapanta, jefe del escuadrón Antiexplosivos del GIR, en Guayaquil, asegura que no es difícil acceder a la pólvora para camaretas.
César Peña, el fiscal que conoce estos casos, dice que alrededor de este ilegal negocio también se mueve el tráfico ilícito de pólvora. Para Guayaquil, ese material llega del cantón azuayo de Ponce Enríquez.
También arriba desde las canteras ubicadas en Pascuales y en la vía a Santa Elena.
Otros, en cambio, elaboran la pólvora con azufre, carbón y salitre. Los uniformados han detectado que estas mezclas se realizan en zonas rurales del Guayas, como Daule, El Triunfo, Bucay. Esos sectores son escogidos por los espacios abiertos, donde pueden poner a secar el “polvo negro” al aire libre, sin levantar sospechas.
“Ellos tienen conocimientos químicos. Lo que hacen es calcular o ver en Internet la dosis necesaria para preparar la pólvora”, dice Toapanta.
El año pasado fueron destruidas tres fábricas clandestinas de explosivos. Estaban ubicadas en el Boliche, Yaguachi y Pascuales. Los laboratorios contenían balanzas, cajas de cartón, fundas de papel café, mesas y el material para elaborar las camaretas.
Cuando ya están listas, las camaretas son almacenadas en habitaciones, salas o baños. Siempre está en cajas de cartón, envases plásticos o sacos de yute. Este detalle se ha detectado en todos los casos conocidos a escala nacional.
Por eso, el año pasado en el país se realizaron 75 intervenciones durante diciembre y se detuvo a 13 personas y se decomisó 700 968 juegos pirotécnicos, entre voladores, volcanes, camaretas, diablillos, silvadores, detonantes, sonajeros y además 567 libras de pólvora.
Dos días antes de la anterior Navidad, solo en Manta se descubrieron 1 359 explosivos en un operativo. En otro se hallaron 173 tortas, 385 volcanes, 1 210 cajas de estrellas, 500 “matapescado” y 150 metralletas.
Este material es trasladado en pequeños camiones desde el lugar de la elaboración hasta donde van a ser vendidos. En Bolívar, por ejemplo, lo cubren con paja, para evitar golpes por los baches de las vías.
En Guayaquil se transportan en canoas, a través del estero.
Los fabricantes aprovechan la noche y la marea baja para llevar las camaretas de una casa a otra, en donde serán vendidas de forma clandestina.
Los agentes piden tomar las precauciones del caso y no adquirir los cargamentos ilegales. Quienes quieren expender de forma legal pueden acceder a los permisos a través de esta página electrónica: controlarmas.ccffaa.mil.ec/
Las fábricas nacionales de pirotecnia podrán comercializar a través de los distribuidores o concesionarios registrados por el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.
Pero la pirotecnia ilegal también ingresa desde Colombia y Perú. Por el norte, el tránsito comienza en Pasto o Ipiales. En cambio, las cargas que llegan desde Perú ingresan en camionetas y se almacenan en bodegas ubicadas en El Oro.