En el menor descuido, mientras sacaba copias de una cédula, se me llevaron tres cámaras fotográficas digitales que estaban de muestra en la vitrina. Cada una me costaba unos USD 150. Ni siquiera me di cuenta quiénes fueron los que se llevaron.
[[OBJECT]]A mi almacén entra y sale mucha gente, a veces en grupos, para comprar material fotográfico, sacar copias o hacer llamadas desde las cabinas.
Eso ocurrió hace tres meses. No puse ninguna denuncia, porque no tuve a quién acusar, encima de que no fue un robo con alevosía. Aún así hubiese cogido a los que se llevaron las cámaras, nada hubiera hecho. Primero porque ellos negarán y yo sé que nadie querría ir de testigo por miedo. Además, ese trámite es más una pérdida de tiempo y no se tiene ningún resultado.
Lo que sí he tomado precauciones de seguridad en mi almacén. Tiene doble puerta, una de madera con dos candados y otra metálica enrollable. Además, tengo una alarma que está conectada al sistema de seguridad de la Cámara de Comercio de Quito.
Ya llevo 35 años con mi almacén en una zona tradicional del Centro Histórico y puedo decir que antes el sector era más seguro. Los policías nacionales y municipales eran más duros en el control. Ahora, aunque personalmente nunca he visto, los vecinos cuentan que a cada rato les arranchan las cámaras a los visitantes y las carteras a las mujeres.
La Policía solo pasa a ratos, pero en los patrulleros o en las motos. Ellos deberían ir a pie. Son las 14:30 y ya pasó la hora del almuerzo, pero no hay un policía vigilando por aquí.
Más bien, a esta hora y como todos los días ya empieza a desfilar un grupo de hombres, muy sospechosos. Yo prefiero darles de 10 a 15 centavos a cada uno y todos los días para evitar que me roben.
Por precaución, yo cierro el almacén a las 17:00, porque más tarde ya ni hay gente y corro el riesgo de que me asalten. A esa hora ya no hay ningún negocio abierto por este lugar y poca gente se arriesgar a pasar por aquí.
Lo peor que hay algunos que aprovechan el zaguán de aquí, tienden unos cartones en el piso y se quedan a dormir en la noche. Al día siguiente todo encontramos sucio, incluso cuando llegamos a las 08:00 todavía algunos están durmiendo y tenemos que pedirles de favor que se levanten y se vayan.
Los vendedores de droga son otro problema para esta zona. Allá al frente todos los días se ve a grupos de mujeres que se dedican a eso y vuelven inseguro al lugar.