Uno de los dos extranjeros que fueron encontrados muertos, a 3 kilómetros del botadero de basura de Ibarra, era buscado por sus familiares desde el domingo 25 de septiembre.
Anderson P., de 36 años, estaba desaparecido desde antes de la denuncia. Por eso sus familiares pusieron en conocimiento de la Fiscalía de Imbabura. El documento indica que habría sido plagiado. Los agentes y parientes lo buscaron hasta el viernes último.
Una llamada telefónica les alertó que el cuerpo de Anderson había sido encontrado a 3 kilómetros del relleno sanitario. Su cuerpo estaba en avanzado estado de descomposición. A unos 500 metros se encontró otro cadáver. La Policía presume que se trata de Wilmer P., otro ciudadano extranjero, de 41 años, según un pasaporte que se halló entre sus ropas.
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Ayer, hasta el cierre de esta edición, se realizaban los exámenes necrológicos (autopsia) para determinar las causas de estas muertes. En el parte policial, elaborado durante el levantamiento de los cadáveres, no se determinaron los posibles motivos de los fallecimientos. El daño avanzado de los tejidos no lo permitía.
Sin embargo, un agente que participó en el rescate de los cuerpos aseguró que ambos tenían huellas de impactos de bala.
Según un familiar, que prefirió el anonimato, se sospecha de quienes serían los presuntos autores de los asesinatos. El 25 de septiembre denunciaron en la Fiscalía que Anderson estaría retenido en una vivienda ubicada en la comunidad de Carpuela, en el valle del Chota, norte de Ibarra. Aseguran que dos hombres le habrían plagiado. Esta víctima tenía carné de refugio, otorgado por el Ministerio de Relaciones Exteriores en el 2001. Desde ese año se radicó en el país.
Los cuerpos de las dos víctimas fueron encontrados por un conductor que transitaba por la antigua vía que conecta al Chota con Ibarra. Se trata de un estrecho ramal empedrado, que, por su mal estado, es poco transitado.
El chofer viajaba, el miércoles último, en una camioneta por el sector. Le llamó la atención un fuerte mal olor que provenía de un costado de la carretera. Se detuvo y vio un bulto negro a unos 20 metros de la orilla del camino.
Dijo que sintió temor. Por eso subió a su camioneta y avanzó hasta a la Unidad de Policía Comunitaria del Oasis, 9 km más adelante. Ahí alertó a los gendarmes de que, posiblemente, un cadáver se encontraba abandonado. Aquello permitió determinar el paradero de Anderson, quien estaba desaparecido.
Sobre la identidad del segundo cuerpo hasta ayer no se tenían mayores pistas. Tampoco nadie se acercó a reconocer el cuerpo en la morgue del hospital.
El botadero de basura de San Alfonso está a 34 kilómetros de Ibarra. Es un sitio desolado. Pero está vigilado por tres guardias durante las noches, así lo aseguraron personas de la zona. Testigos dicen es la primera vez que se encuentra cadáveres en ese sitio, que tiene un año y medio como botadero.
En medio de las interrogantes, ayer los procesos investigativos avanzaban en la Fiscalía de Imbabura. En el caso de Anderson P., el proceso se remitió a un agente Fiscal de Personas y Garantías, quien investigaba el supuesto plagio. En tanto, la causa sobre el otro fallecimiento iba a ser sorteada para determinar al fiscal.