Así rescatan los bomberos a personas atrapadas en autos

Fausto Escobar, del Cuerpo de Bomberos de Quito, muestra los equipos que utilizan para sus operaciones de ayuda. Galo Paguay / EL COMERCIO

Fausto Escobar, del Cuerpo de Bomberos de Quito, muestra los equipos que utilizan para sus operaciones de ayuda. Galo Paguay / EL COMERCIO

Fausto Escobar, del Cuerpo de Bomberos de Quito, muestra los equipos que utilizan para sus operaciones de ayuda. Galo Paguay / EL COMERCIO

Unas herramientas cortan el metal con facilidad. Otras levantan camiones o tráileres y soportan hasta 20 toneladas de peso. Son equipos que los bomberos usan en escenarios extremos, cuando rescatan a personas que quedaron atrapadas en sus autos tras un accidente de tránsito.

“Hay que actuar en el menor tiempo posible”, dicen los socorristas. Cuando llegan a las zonas de los siniestros han visto niños todavía con vida que se encuentran atrapados entre las latas o adultos que tienen el volante a la altura del rostro y les dificulta moverse.

Han tenido que remover todo el techo de los automotores para sacar a los heridos. Una cizalla eléctrica lo permite.

El cilindro hidráulico es otro aparato. Separa las partes cohesionadas de un carro. Las sierras sables eléctricas cortan las uniones de los parabrisas.

Todo va en los compartimentos de los vehículos de emergencia. En cada ciudad, los bomberos trabajan con kits de 10 equipos. Los servicios de Quito, Guayaquil y Cuenca tienen más herramientas.

El personal aprende a manejarlas en los primeros días de iniciado en los
cuerpos de auxilio y comienzan a operar.

La madrugada del jueves, la central de emergencias alertó de un auto que se impactó contra un poste eléctrico en la Panamericana Norte, en el puente del río Pisque. Cinco rescatistas llegaron al sitio.

La carrocería se hallaba incrustada en un bloque de cemento. Las piernas del conductor estaban atrapadas entre los pedales. Las puertas se bloquearon por el impacto. “Vimos a dos pasajeros inconscientes”, recuerda Joselyn Sangoquiza, una joven que lleva cinco años en estas tareas.

Recuerda que con el cilindro hidráulico separó el chasís del poste. Otros cogieron un separador eléctrico y rompieron las uniones de las puertas.

Por ese espacio sacaron a los afectados. Les colocaron en las camillas, les tomaron los signos vitales y los estabilizaron. Un tercer ocupante falleció.

“Los equipos de hoy ayudan a socorrer rápido. Son portátiles y más modernos”, dice el jefe del Grupo de Rescate de los Bomberos de Quito, Carlos Moyano. Desde hace 20 años, el personal trabaja con herramientas que necesitan estar conectadas a una bomba de gasolina. Pero desde enero de este año también utilizan otros que son eléctricos o a batería.

Esto permitió que el pasado 11 de febrero, Fausto Escobar y otros ayuden en un choque entre un vehículo y un bus. Con dos almohadillas neumáticas levantaron a este último.

Con una mototrozadora cortaron el chasís del auto y con la cizalla eléctrica, el techo.

El conductor se hallaba atrapado entre el tablero y el asiento. Estaba inconsciente.

Los 101 rescatistas de Quito reciben cada año una capacitación sobre técnicas de ayuda.

Trabajan en un vehículo chatarra. El reentrenamiento dura dos días. El último se realizó en febrero del 2020.

En Guayaquil ocurre algo similar. Jorge Montanero es jefe de 200 uniformados. Ellos también reciben una formación anual con las empresas que fabrican los aparatos y cada tres meses realizan prácticas.

Javier Torres es un socorrista que la semana pasada atendió una emergencia. Llovía, la calzada estaba mojada y un camión se había volcado en la vía a la Costa. El techo permanecía sobre el pavimento y el conductor no podía salir. Estaba despierto. Golpeaba el parabrisas, gritaba y pedía ayuda.

Entre el 2016 y febrero pasado, el personal del Puerto Principal ha empleado los kits de auxilio en 175 accidentes de tránsito en los que los escenarios han sido extremos.

En Cuenca, en cinco años han atendido 186 emergencias de este tipo. Hace dos semanas, seis socorristas atendieron a un hombre. Una camioneta perdió pista y se volcó. Cuando los bomberos llegaron vieron que el ocupante tenía su pie atorado. Permanecía inmóvil, en silencio, y lo asistieron.

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