Operan por las noches y en sitios con mucho movimiento de pasajeros. Se valen de vehículos pintados de amarillo o cubiertos en su totalidad con adhesivos del mismo color.
Para la Policía, la forma de operar de los secuestradores exprés sigue un patrón similar: abordan al pasajero fuera de las terminales terrestres, de los aeropuertos, sitios de alojamiento… Aprovechando el desconocimiento de sus víctimas, desvían sus rutas por sitios desolados o poco iluminados. En medio del trayecto, detienen la marcha para que dos o más desconocidos aborden el auto.
Eso habría ocurrido con el turista japonés Hitomi Tet Suo y su esposa, el pasado 28 de diciembre en Guayaquil y que terminó con el crimen del extranjero. Ayer, desde las 04:00, se recrearon los hechos dentro de las indagaciones sobre el caso que lleva la Fiscalía.
En la mayoría de casos, los pasajeros son despojados de sus pertenencias u obligados a retirar dinero de cajeros automáticos bajo amenazas.
En Guayas, la Policía identificó durante el 2013 a unas 18 bandas presuntamente dedicadas a esta modalidad de asalto. Estas operaban en Guayaquil, y los cantones vecinos Samborondón y Durán. En mayo se detuvo a los presuntos integrantes de cuatro organizaciones dedicadas a este delito.
El secuestro exprés del que fuera víctima la pareja confirma, para César Peña, fiscal que investiga, la forma en que actúan los asaltantes.
Ayer, durante las diligencias, los agentes de Criminalística identificaron, con la ayuda de la esposa de la víctima, al menos tres lugares por donde fueron movilizados. Para el fiscal, la versión de la turista sobreviviente y las imágenes de las cámaras de vigilancia “arrojan muchos indicios y pistas”.
Guayaquil registró 177 denuncias de secuestro exprés en el 2013, según la Fiscalía.
El fiscal provincial (e) del Guayas, Paúl Ponce, prefiere hablar de una disminución de esta modalidad de delito. “Tenemos una disminución concreta de alrededor del 12% en comparación con el 2012”, aseguró el lunes pasado.
La Fiscalía no dispone de cifras sobre el número de víctimas mortales relacionadas con esta modalidad de asalto. Sin embargo, el caso de la muerte del turista japonés no es aislado. Por ejemplo, el 16 de diciembre pasado falleció Amanda Molina, de 20 años, tras recibir un disparo luego de un secuestro exprés en Guayaquil. Según su familia, la joven intentó defenderse de la persona que la abordó en un taxi informal, en octubre.
Con relación a la circulación de taxis ilegales que serían usados para cometer secuestros exprés, el gobernador del Guayas, Rolando Panchana, solicitó el pasado lunes a las cooperativas formales que ayuden a identificar y denunciar a las unidades piratas.
En el Puerto Principal circulan 10 000 unidades que disponen de cámaras de vigilancia y botones de alarma. Estos se encuentran conectados con la Policía, según la Unión de Cooperativas de Taxis del Guayas.
El Ministerio de Interior ofreció, tras la muerte del turista japonés víctima de secuestro exprés, una recompensa de USD 100 000 por información sobre el crimen. Esta semana el ministro José Serrano confirmó que se elevó el monto a USD 200 000.
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