Washington, DPA
El juez de la Corte Suprema estadounidense John Paul Stevens, de 89 años, confirmó hoy que se retira, con lo que el presidente Barack Obama tendrá de nuevo la posibilidad de designar a un candidato para el influyente tribunal, después de nominar a la hispana Sonia Sotomayor el año pasado.
Esta es una decisión crucial para cualquier presidente estadounidense, ya que los jueces de la Corte Suprema son designados de forma vitalicia y sus decisiones tienen una gran influencia en la legislación del país.
Por ello, la posibilidad de nombrar a una persona afín a las tendencias del gobierno de turno -demócrata, en este caso- se extiende mucho más allá del mandato en sí de un gobernante.
Stevens, a punto de cumplir 90 años y que está considerado el juez más progresista de los nueve que conforman la Corte Suprema, en la que se desempeñaba desde 1975, confirmó hoy su retirada este verano boreal en una carta enviada a Obama, en la que además le manifestó su esperanza de que su sucesor “sea designado y confirmado con tiempo suficiente antes del inicio del curso judicial”, en octubre.
De cumplirse su deseo, la confirmación por parte del Senado del nuevo juez tendría lugar además antes de las elecciones de medio término de noviembre, donde se renovará toda la Cámara de Representantes y un tercio del Senado y en las que los demócratas afrontan la posibilidad de perder su mayoría.
En una breve alocución,Obama explicó que habló con Stevens para “agradecerle sus servicios” y elogió la labor del magistrado como un “guardián imparcial de la ley” que, afirmó, portó la toga de juez “con honor y humildad”, aplicando la Constitución y las leyes con “fidelidad y contención”.
Tras subrayar que considera que el proceso de selección de un juez para la Corte Suprema es una de sus “responsabilidades más serias como presidente”, se comprometió a “moverse rápido para nominar” a un sucesor “en las próximas semanas”.
Sin adelantar ningún nombre, Obama se limitó a indicar que buscará en su candidato “cualidades similares” a las de Stevens, como “una mente independiente, un historial de excelencia e integridad, una intensa dedicación al imperio de la ley y una aguda comprensión de cómo la ley afecta a la vida privada de los estadounidenses”.
“Será alguien que, al igual que Stevens, sabe que, en una democracia, no se debe permitir que los intereses poderosos ahoguen las voces de los ciudadanos comunes”, agregó.
De este modo, Obama podrá elegir a un segundo juez para la Corte Suprema, apenas un año después de que propusiera a la magistrada de origen puertorriqueño Sonia Sotomayor para ocupar otra vacante.
Sotomayor, tras superar un intenso interrogatorio en el Senado por parte de senadores republicanos que cuestionaron su imparcialidad y la llegaron a acusar de racismo por unas declaraciones sobre “latinas sabias”, se convirtió de este modo en la primera hispana en alcanzar un puesto tan importante en la historia de Estados Unidos.
La actual composición de la Corte Suprema tiene un marcado tinte conservador -conforme diversos gobiernos republicanos iban nominando a nuevos jueces- y Stevens emergió en los últimos años como la voz más progresista, convirtiéndose en un defensor de los derechos de los homosexuales o enfrentándose a la política en Guantánamo del presidente George W. Bush (2000-2008).