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El reciclaje todavía no apunta al plástico

Redacción Guayaquil

Cada 15  minutos,  un camión  cargado con una tonelada de botellas plásticas entra   a la fábrica    Recynter,   ubicada en el kilómetro 9,5  de la vía Guayaquil-Daule.

40 000 toneladas
es la cantidad de  plástico que se  recicla   cada año,  según    la  empresa 
Proceplas.En medio de los grandes bultos  de envases desechados, unos 30 trabajadores clasifican el producto que será reciclado.   Algunas botellas son verdes, otras rojas y   azules. Pero el 95% del material PET (Tereftalato de Polietileno) que llega es transparente.

En la siguiente etapa, las botellas  son transportadas  por un riel   hasta  llegar a la máquina de lavado, donde son  depuradas con aditivos y solventes.     Al  final son comprimidas hasta formar  cubos plásticos.  Ese producto se exporta a China, donde lo transforman en ropa de poliéster.

Al mes, Recynter procesa unas 400 toneladas de botellas. Héctor Lam, gerente de comercialización, dice que casi todo plástico puede ser reciclado. “En lugar de esperar 200 años para que se desintegre, podemos reutilizarlo”.   Sin embargo, Lam asegura   que en el país solo el 20% de las botellas    es reciclado.

Las fundas plásticas atraviesan un proceso similar.    Son clasificadas, lavadas  y picadas.  Ese material   pasa por un   cabezal que funde  el producto hasta formar tiras como una especie de tallarín.

La empresa   Intercia   S.A., también en la vía a Daule, se especializa en este     reciclaje. Al mes procesa unas 300 toneladas de plástico. Luis Jervis, gerente de compras,  dice que en otros países el material se usa para hacer   fundas,  mochilas y  hasta alfombras.

En el país, la materia prima para  elaborar   envases plásticos se importa.  Según datos de la Asociación Ecuatoriana de Plásticos (Aseplas), entre enero y junio de 2009 se compraron  148  861 toneladas  en el exterior.

Solo en material PET, que se usa para hacer botellas, se importó 23 123 toneladas. Y  en polipropileno, que se transforma en fundas,   se compraron 25 499 toneladas.

Casi todas esas fundas,  envases de productos de limpieza y   botellas de gaseosas y otras bebidas que se consumen en casa van directo al tacho de la   basura.

“La industria de productos de usar y tirar es la que genera más desperdicios en todo el mundo”, dice Johanna Morales, gerenta de Desarrollo Sostenible de Soluciones Ambientales Totales (Sambito). Ella  explica que el 31% de la basura que produce  las ciudades latinoamericanas puede ser reciclada.

En el caso de Guayaquil solo hay pequeños ejemplos. En áreas como el Malecón y centros comerciales se han instalado tachos  para separar los desechos. Los amarillos son para envases ligeros y fundas plásticas, los verdes para vidrio y los azules para papel y cartón. Pero, en la práctica  no hay una campaña masiva.

En una reciente consulta a la ciudadanía sobre el tema de la basura en Guayaquil, un 97%  de los encuestados (29 113),  se  mostró   a favor de planes  de    reciclaje y reutilización de la basura.

Norberta Mina, del Foro Democrático, organizador de  la  consulta, cree que el reciclaje disminuiría la acumulación de desechos en zonas populares.   

Sin embargo, para Samuel Reyes, vicepresidente del Consorcio Vachagnon, operaria del servicio de recolección de la ciudad, se necesita concienciar a la población.

“¿Existe una cultura para   reciclar?, ¿existe la posibilidad económica para comprar tres funditas de colores   para reciclar? Este es un tema que pasa por lo   social y  lo económico”.

Reyes se refirió a que en ciudades europeas, como Barcelona, existen plantas recicladoras  que reutilizan el   95% de la basura.

Para Rebeca Ramírez, de  Sambito, la clave  no  únicamente   está en el reciclaje, sino también en reducir  el consumo de plásticos en casa, oficinas, tiendas y otros locales.     “Se puede usar fundas de tela y papel. Hay que evitar usar productos desechables como pañuelos, rollos de cocina, vasos, platos  y optar por productos con envoltorios superfluos”.

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