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La reactivación productiva está estancada

Redacción Negocios

Pese a contar con recursos sin precedentes en los últimos 30 años,  los resultados de la administración del presidente Rafael Correa  no se vieron reflejados en una reactivación económica, y menos en la generación de empleo.

Durante los tres primeros años de Alianza País en el poder   la economía ha crecido por debajo del promedio de la década, mientras que la tasa de desempleo se ha mantenido al alza.

Durante la  década pasada, la producción del Ecuador creció 4,38% en promedio, pero en los últimos tres años ha sido de 3,3%, según cifras del Banco Central del Ecuador (BCE).
El menor  crecimiento  se registró  pese a  que el Régimen ha contado con cerca de USD 53 000 millones de ingresos, producto de los ingresos petroleros y una mayor recaudación de tributos.

Esa cantidad de recursos es superior a los  ingresos que han tenido los tres gobiernos anteriores juntos, los cuales contaron con cerca de USD 51 000 millones durante el período 2000-2006.

La fuente principal de ingresos provino de los recursos petroleros, pese a la menor producción del  hidrocarburo. El precio del crudo  alcanzó niveles récord de hasta USD 120 por barril, como sucedió en  junio de 2008.

El precio promedio del barril de crudo en estos tres años fue de USD 65, más del doble del registrado en los siete años previos, cuando se ubicó en 30,5.

El Servicio de Rentas Internas (SRI) mejoró su desempeño y  aumentó  las recaudaciones en 54% en los tres años, que significó USD 6 300 millones más al Fisco.

Con mayores recursos en las arcas fiscales, el Gobierno puso en marcha una política agresiva de inversión pública, que también estuvo acompañada de  mayores egresos  en sueldos y subsidios.

Asimismo, la  inversión en salud, educación, infraestructura vial, proyectos hidroeléctricos, petroleros, etc., alcanzó los mayores niveles en  la década, aunque está  pendiente una evaluación sobre la calidad del gasto.

El nuevo modelo económico, que fortalece la presencia del Estado en la economía, se reflejó en una mayor actividad  de la banca pública, la creación de empresas estatales y la mayor regulación y control a la banca privada.

Pero la mayor inversión pública no ha compensado  la menor actividad privada, lo cual pasó  factura a la generación de empleo.

La producción

El Plan de Gobierno
Las microempresas son la cabeza de la transformación

Planteamos sistemas de incentivos y fomento a la inversión privada intensiva en empleo, que, además, genera riqueza y la distribuye mejor, como el turismo comunitario, de naturaleza, de deporte y de cultura; la construcción de vivienda y mejoramiento sostenido de las viviendas existentes y del hábitat en general; el desarrollo rural, incluyendo el fomento al sector agropecuario; la reorientación de la inversión pública a la infraestructura productiva y social.

Apoyaremos el desarrollo  de los micro y pequeño emprendimientos, de las cooperativas y empresas asociativas y comunitarias. Promoveremos  la creación y consolidación de mercados locales, por lo que  se plantea como  prioridad el fomento y fortalecimiento de un amplio sistema de microfinanzas basado en las cooperativas de ahorro y crédito.

No alentaremos las exportaciones a costa del desabastecimiento del mercado interno y de una irresponsable presión sobre los ecosistemas. Por eso, superaremos  “modas” y plantearemos estrategias  que comprendan la necesidad de producir tanto para el mercado interno como para el externo, vinculando  las exportaciones con el resto de la economía.

Redacciones Quito, Guayaquil
La ruptura del diálogo entre el sector privado y el Gobierno ha marcado la gestión de Rafael Correa en el plano  productivo, en especial durante sus dos primeros años de mandato. Solo en  los últimos meses de 2009, se disolvió la ‘guerra fría’, cuando el Presidente invitó al empresariado a dos reuniones de trabajo.

Este distanciamiento fue el detonante para las    confrontaciones sobre  varios temas  y para el seguimiento de una agenda productiva sin consensos y  donde el Estado ha sido  el director de  orquesta.

Por ello, el balance de los tres años de gestión en materia productiva tiene visiones claramente contrapuestas. Del lado estatal, la ministra coordinadora de la Producción, Nathalie Cely, habla de un éxito del Gobierno.  “La inversión pública y las medidas de protección a la industria local se convirtieron en el mejor aliado de varios sectores de la producción para su reactivación. Eso ayudó a crecer a unas 20 industrias, que en conjunto facturaron, en  2009, USD 4 580 millones, mientras que en 2008 lo hicieron en  USD 4 045 millones, es decir, hubo  un crecimiento del 13,2%”. 

Para Cely, otro puntal importante para el avance productivo del país ha sido la reactivación de los créditos productivos a la   pequeña y mediana  empresa, lo que les permitió     aumentar sus ventas.

Camilo Samán, presidente de la Corporación Financiera Nacional (CFN), señaló que el 75% de las operaciones de crédito se concentraron en las pequeñas empresas. En  2009 se entregaron USD 486 millones;  el 40,6% se destinó a la manufactura y el 20,4% al sector agropecuario”.

Sin embargo, del lado privado, el presidente de la Cámara de la Pequeña Industria de Pichincha (Capeipi), Carlos Ribadeneira, asegura que durante estos tres años, “el Gobierno ha tenido una de cal y dos de arena”. 

Ribadeneira, coincide que uno de  los aciertos del Régimen para el sector  productivo ha sido, efectivamente, el aumento de recursos para préstamos productivos. Pero afirma que todavía no hay una orden en el otorgamiento y dirección de las líneas de crédito.

Otro avance que reconoce Ribadeneira es el establecimiento de un sistema de compras públicas.

En cambio, sus críticas, al igual que el resto de representantes de gremios productivos, se enfocan principalmente en el exceso del  discurso del Presidente, que no genera confianza entre los inversionistas internacionales.

De hecho, pese a que el Mandatario los minimiza, los ‘rankings’ de competitividad a escala mundial dejan mal parado al país. Ecuador está en el puesto 13 entre 17 a nivel de Latinoamérica y ocupa el puesto 15 entre 17, en el escalafón  de industrialización.

A todo ello, el sector privado  rechaza las reformas tributarias y la falta de definición de quién lleva la política exterior. “No hay promoción, el aumento de las exportaciones se dio por esfuerzo empresarial”, concluye Ribadeneira.

Lo pendiente
Los niveles de competitividad no han mejorado en estos años

Un mayor  consenso  entre empresarios y Gobierno para generar políticas productivas que vayan de la mano con los objetivos de ambos.     

Una política comercial  definida, con nuevos mercados para ser exportados y nuevos productos a  ofrecer.

La  transparentación de las compras públicas, a fin de conocerse públicamente cuáles son los proveedores del Estado.
     
La atracción de inversión foránea para proyectos productivos con mayor valor agregado y tecnología, que permitan apuntar a nuevos nichos de exportación.   

Empleo
El Plan de Gobierno
Propone crear empleos con la inversión y pagar sueldos justos.

Proponemos fomentar  la inversión privada y también pública en sectores con alto potencial de generación de empleo y enlaces productivos internos como el turismo, la construcción y la agricultura. Buscamos también la inversión social, que fortalezca, entre otras, las capacidades de empleabilidad y emprendibilidad de la fuerza laboral. Planteamos sistemas de incentivos y fomento a la inversión privada intensiva en empleo

Proponemos una  política activa de trabajo para los jóvenes, particularmente centrada en los sectores más excluidos de la sociedad y la economía, desde una perspectiva articuladora  de derechos y no de dádivas inmovilizadoras.

Política salarial  justa e incentivadora. Se impone la reforma del marco jurídico que deteriora el trabajo. Para enfrentar estas estructuras,  proponemos regular el descontrol y abuso de las tercerizadoras; impulsar un código de trabajo adecuado, acorde a  los objetivos de reactivación, empleo, competitividad, y contra la precarización; dar continuidad y consolidar los espacios de diálogo tripartito para la definición de salarios.

Redacción Negocios y Guayaquil
El 2009 fue el año más duro en materia de empleo para el Gobierno. Durante el tercer trimestre del año, el índice de desempleo llegó a 9,1%, un porcentaje alto tomando en cuenta que en 2008 cerró con 7,3% y en 2007, cuando Rafael Correa asumió la Presidencia, fue de 6,1%.

Para el analista en temas laborales, Juan Carlos Troya, la responsabilidad de ello no solo hay que  dejarla a  la crisis internacional que afectó al mundo en este último año, sino a la falta de definición de políticas claras para generar nuevos puestos de trabajo.

Sin embargo,  el ministro de Relaciones Laborales, Richard Espinosa, afirmó que sí se han desarrollado formas para generar empleo, especialmente para sectores excluidos como los jóvenes.

Uno de los programas que se llevó a cabo fue Mi Primer Empleo, que desde su lanzamiento en abril de 2008, ha insertado a cerca de 4 700 jóvenes de entre 18 y 29 años en pasantías pagadas.

La ministra coordinadora de la Producción, Nathalie Cely,  manifestó  que entre los logros de la Revolución Ciudadana está  la generación de trabajo  a través de la agricultura  y el turismo, dos  de los sectores que en el Plan de Gobierno están catalogados  como motores de la economía.

En el  sector agrícola  se entregaron  10 000 hectáreas a los agricultores para que produzcan  con créditos estatales.

Mientras que en turismo, la principal de la Cartera de Estado, Verónica Sión,  señaló que el año pasado se crearon 96 059 empleos en todo el país , ya que crecieron los destinos  y aumentaron los visitantes.

Pero Troya cree que estas cifras no revelan la realidad. “Pues el desempleo creció a causa de  medidas equivocadas,   que se tomaron, principalmente, desde la Asamblea Constituyente”.

Se refiere al Mandato 8, en vigencia desde mayo de 2008, a través del cual se eliminó la tercerización, la intermediación laboral y la contratación por horas.

Para el dirigente sindical, Eduardo Valdez, la decisión no fue la correcta. “Ellos debieron establecer una regulación que permita un mayor control de las empresas que trabajaban bajo esas figuras mas no su desaparición”.

El punto más crítico de desempleo fue  septiembre de 2009, cuando    402 965 personas estaban en  la desocupación, de una Población Económicamente Activa (PEA) de 4,4 millones.
Actualmente,  la fuente de empleo formal y que está afiliada al Seguro Social se concentra en el sector privado con cerca del 70% y la diferen
cia corresponde al sector público, donde según el Ministerio de Relaciones Laborales, trabajan 470 000 personas.

A fines de 2009 se equiparó el salario básico para todos los sectores en USD 240 y se estableció que los trabajadores deben llegar a ganar “en algún momento” un salario digno, a través del cual se alcance  el valor de la canasta básica,  que ahora es   de USD 528,90.

Lo pendiente
Se espera  que el impulso a la construcción genere empleos.   

En octubre de 2009  el Régimen destinó USD 600 millones de la reserva internacional para impulsar al sector de la construcción y generar más puestos de trabajo, pero aún no hay resultados. Con el mismo fin,  en este año el Régimen prevé implementar un plan agresivo de construcción de viviendas.

Par a este año  el Gobierno tiene previsto enviar  a la Asamblea el proyecto de ley para lograr las reformas legales que permitan  el pago mensual del decimotercero y cuarto sueldo. Debe resolverse cómo se aplicará la fórmula para el pago del salario digno de USD 320. 

Punto de vista
Ma. Belén Freire/ Analista
‘No se  ataca lo estructural’
 El problema del sistema productivo, su baja competitividad, es   estructura. En ese sentido, este Régimen no ha atacado los problemas de fondo y sin hacerlo es difícil lograr los objetivos que se han planteado.  

Uno de ellos es el referente a la inversión extranjera directa. Es vital atraerla para desarrollar la  tecnología y dar valor agregado a los productos. Las empresas foráneas transfieren el ‘know how’, y si no logramos atraer inversión es un obstáculo al desarrollo tecnológico, que tanto énfasis se puso en el  plan de desarrollo de Senplades y de la política industrial del Ministerio de Industrias. 

Otro tema que no se ha atacado es el de la inefectiva interacción entre las empresas, las instituciones de apoyo gubernamental y los centros de investigación. Esos tres entes deben apoyar la competitividad y coordinar las políticas y marco legal que incentiven la generación de valor agregado.

 Por el lado tributario hay medidas que desincentivan  la productividad, como el anticipo al Impuesto a la Renta que, aunque no genere utilidades, se convierte  en un impuesto mínimo. Eso implica un mayor costo de producción.

Por último, el riesgo país aumentó a partir del ‘default’ de la deuda externa, lo que aumentó el costo de financiamiento en el exterior de las empresas, eso afectó a los bancos que, a su vez  prestan en el país.

Eugenio Fernández / Experto en temas  laborales
‘Un Gobierno sin aciertos’

Para desarrollar una política laboral lo más importante es mantener las fuentes de trabajo. Es lamentable que el Gobierno desarrolle una campaña propagandística que asuste a los inversionistas nacionales y extranjeros, esto repercute en un desempleo que no es el que dicen las cifras oficiales, sino más. También hay un subempleo galopante, un aumento del trabajo informal, etc.  

Fuera de esto, lo más grave que sucedió en el país fue eliminar los sistemas de contratación universal como son el trabajo por horas, la intermediación laboral y la tercerización de servicio

Por otra parte, la política salarial no toma en cuenta los parámetros científicos promulgados por la Organización Internacional del Trabajo ni nuestro Código de Trabajo sino que se la desarrolla por circunstancias políticas. Lo único que refleja es la búsqueda de réditos de popularidad.

Un ejemplo claro de esto es la última propuesta del Presidente de querer subir los sueldos a USD 320, eso antes de que se planifique y se estudie la idea. Con este tipo de acciones solamente se buscan réditos políticos y por eso creo que la política laboral del Gobierno ha sido un fracaso.

En definitiva es una política populista que no respeta parámetros internacionales. Además, coloca a ministros sin experiencia.   Red. Cuenca.