Por montones llega la gente al cementerio de San Diego, en el centro de Quito. Con flores y ofrendas se acercan a visitar a sus seres queridos que han partido de este mundo.
Para Marcia Menéses, se trata de no olvidar a la familia y “no porque están muertitos dejarles ahí”. Por eso salió desde su casa en Colinas del Norte para visitar a su tío y sobrino que reposan en el camposanto inaugurado en 1872.
Los músicos también están presentes y cantan sentidas piezas en homenaje a los difuntos. No falta quién se acerque a contratar sus servicios a lo largo del día.
Así lo hizo Diva Paucar para regalarle un pequeño homenaje a su padre que falleció hace 17 años. “Igual es como que se hubiese muerto ayer porque el dolor queda”, dice.
Este lugar será el que tenga más cierres viales hasta el domingo 6 de noviembre. Las vías inhabilitadas serán: calle Tumbes, desde la calle Chimborazo a Bahía de Caráquez; calle Marañón, desde la calle Chimborazo a Bahía de Caráquez y la intersección de la calle Imbabura a Chimborazo. Sin embargo, la avenida Mariscal Sucre sí tiene tránsito habilitado.
Las familias mantienen viva la tradición de pasar con sus seres queridos en el cementerio por el Día de Muertos. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Cerca de ahí todo el tránsito es peatonal y las ventas también aprovechan para reactivarse. José Hurtado vende flores en un puesto hace una década y siente alivio por la normalidad que se vive este año.
“El año pasado casi no se pudo hacer nada”, lamenta. Sin embargo, en esta ocasión no hay restricciones para visitar los 56 cementerios del Distrito Metropolitano.
El cementerio de San Diego está abierto al público desde las 07:00 hasta las 17:00. En ese mismo horario la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) mantendrá controles.
El propio día de Difuntos
El 2 de noviembre se conmemora a los Fieles Difuntos. Las tradiciones son tan variadas como únicas.
En Calderón, en el norte de Quito, las familias se reúnen para compartir una comida en las tumbas de sus seres queridos. Así lo hicieron este año pese a que se trató de un día laborable.
Carlos Visarrea llegó con sus hermanos a compartir un plato fritada y la tradicional colada morada. Su hermana Verónica preparó tortillas de tiesto, tal como lo hacía su madre, a quien fueron a visitar.
Para ellos es importante que la tradición prevalezca “aún con el paso de las generaciones”. Su madre les enseñó a compartir con los muertos y ellos están dispuestos a pasar ese conocimiento a sus descendientes.
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