Seguridad vial reforzada por el inicio del ciclo escolar en Quito

En los alrededores de zonas escolares se refuerza la señalética. La velocidad máxima es de 30 kilómetros por hora. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

El regreso a clases en Quito implica la movilización de alrededor de 600 000 estudiantes hacia sus establecimientos educativos, 25 000 de ellos están dentro del sistema municipal. Con su retorno a las aulas se incrementa en un 30% la carga vehicular en las vías.
Que estos alumnos vayan a clases y regresen seguros a casa es una prioridad de los operativos que se preparan en la ciudad desde este lunes.
En la capital se harán controles especiales en los alrededores de 218 establecimientos, de los mil que hay en la urbe. Estos se eligieron por ser los que más estudiantes reciben o por las particularidades de la movilidad, según el sector.
Juan Zapata, secretario de Seguridad, informó que en el operativo general de regreso a clases trabajarán 1 808 personas de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT), para colaborar en la organización de los vehículos que se aglomeran cerca de los colegios.
De ellos, 666 agentes estarán destinados a las 218 instituciones elegidas para los operativos con refuerzo. Para Julio Puga, director de la AMT, el control en la mayoría se prolongará durante todo el período lectivo, aunque se esperan reprogramaciones según surjan las necesidades conforme avance el año escolar.
Uno de los puntales de la seguridad vial para los estudiantes son las capacitaciones que la AMT realiza para alumnos, profesores y padres de familia.
La Dirección de Educación Vial de la Agencia está a cargo de las capacitaciones enfocadas a enseñar sobre la normativa de tránsito vigente. Según Puga, “con esto logramos que nuestros niños conozcan la normativa de tránsito, sepan por dónde tienen que cruzar la calle, aprendan para qué son las señales de tránsito”.
En estos ciclos que se brindan a partir del inicio de clases, hay charlas lúdicas para que los alumnos sepan cómo interactuar frente al tránsito de la ciudad. Tienen el objetivo de que los padres se organicen para formar las brigadas de tránsito y seguridad vial. Así hacen un aporte importante en el ingreso y salida de los chicos.
Estas brigadas suelen activarse en grupos formados por estudiantes, padres y personal de los establecimientos. Se colocan chalecos naranjas con bandas retrorreflectivas y llevan en sus manos señales de tránsito, como discos Pare.
La idea es que los miembros de la brigada compartan sus conocimientos con los estudiantes, les inculquen cruzar la calle por los pasos cebra, respetar los semáforos y tener cuidado en calles y avenidas.
A su vez, detienen el tráfico con anticipación para permitir que tanto los estudiantes que viajan en busetas escolares como aquellos que van con sus familiares o en transporte público lleguen y salgan de clases de forma ordenada.
Puga afirma que esta tarea es vital porque no hay personal suficiente en la Agencia para cubrir toda la demanda. Por ello dan herramientas a los miembros de la comunidad educativa, para que colaboren.
Tanto los agentes como los miembros de las brigadas de seguridad vial tienen la misión de persuadir a los conductores para que no estacionen sus vehículos en sitios no autorizados, como rampas para personas con discapacidad o entradas a garajes. También piden a los conductores no hacer doble fila. La base es generar criterios de respeto mutuo.
Estas campañas son importantes porque crean conciencia y responsabilidad en la gente para ser buenos usuarios viales (peatones, conductores y pasajeros), según Gorky Obando, gerente de Aneta. Pero considera que deben ser sistemáticas para que rindan frutos a largo plazo.
Obando señala que un verdadero cambio en la cultura vial se lograría cuando se cumpla la Ley de Tránsito que dispone que se debe incluir la asignatura de seguridad vial en todos los niveles, desde preescolar.
En el plan municipal aporta también la Gerencia de Operaciones de Movilidad de la Epmmop, que trabaja de junio a octubre en mantenimiento de la señalización vial horizontal, vertical y cruces cebra en los alrededores de colegios.
Este año se eligieron 150 colegios y, hasta el momento, se ha trabajado en 90 de ellos. Están en la lista establecimientos de Cumbayá, El Quinche, Calacalí, San Bartolo, Solanda, La Magdalena, Conocoto, Yaruquí, Pifo, San Antonio de Pichincha, Puengasí, Quitumbe, Guamaní, Iñaquito, Cotocollao, Calderón, Checa, Tababela y de otros sectores.
Christian Zaragocín, gerente de Operaciones de Movilidad, señala que la pintura en la calzada se renueva en promedio dos veces al año, dependiendo de los niveles de desgaste del asfalto, por la carga vehicular.
Actualmente, en las calles donde hay colegios se está aplicando el plan El Quinde te Cuida-Todos somos peatones, que en principio se instauró en el Centro Histórico. Dos cuadrillas con cuatro personas van las noches y madrugadas en una camioneta con una máquina franjadora y pintura.
Además de pintar líneas y pasos cebra, plasman pictogramas de colibríes antes de cada paso cebra, para que llamen la atención del conductor con el objetivo de que recuerde que el peatón es prioridad. En cruces semaforizados se hacen pictogramas de peatones.