Han transcurrido 450 años desde que en Quito se fundó el Hospital San Juan de Dios. Hoy en este sitio funciona el Museo de la Ciudad.
Sus pasillos y salas aún conservan las prácticas médicas de antaño. Y, para conmemorar el Bicentenario se realizó un recorrido para que los asistentes conozcan, a través de relatos y leyendas, la historia sobre los cuidados y prácticas de sanación, realizadas a los heridos y víctimas de las guerras independentistas.
Alrededor de 20 personas asistieron a las 11:00, de este domingo 22 de mayo del 2022, al Museo de la Ciudad. Aprovecharon el segundo día de feriado para acudir entre familia y amigos.
En la primera sala, los asistentes escuchaban con mucha atención el relato de Ixcal Mesías, mediador educativo del Museo. Este primer relato explicaba cómo funcionaba el Hospital San Juan de Dios, la atención que recibían los enfermos y sobre todo los soldados que participaron en la Batalla de Pichincha.
Para los asistentes fue una sorpresa conocer que los barberos de aquella época extraían las muelas, en aquel entonces no existían dentistas.
También estaban facultados para realizar suturas menores como la extracción de cataratas. Mesías mencionó que la mayor parte de procedimiento que se realizaba en el hospital era la extracción de perdigones, en vista que se vivía en constantes enfrentamientos.
En cuanto a las enfermeras, mencionó que eran las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl que se encargaban de la elaboración de medicamentos. Llegaron desde Francia a Ecuador por Guayaquil y a Quito, el San Juan de Dios fue el primer lugar en el que trabajaron.
Este Hospital fue el sitio donde aprendió y ejerció la medicina el prócer Eugenio Espejo, y fue la primera casa de salud capitalina, donde falleció Abdón Calderón.
El guía mencionó que Abdón Calderón no murió, como solían repetir algunos textos ‘históricos’ durante el combate, sino que falleció quince días después de la batalla que selló la independencia del país como producto de sus múltiples heridas y un cuadro severo de disentería, relató Mesías.
María Córdova, de 10 años, poco entiende lo que los guías explican en el recorrido, sin embargo, toma fotografías de cada cuadro, objeto o recreación que se le asoma al paso con ayuda del celular de su madre Estefanía Alarcón. De repente su mirada se queda fija en el cuadro donde hay enfermos apilados en diferentes camillas.
Córdova le explica que para ayudar a los soldados que resultaron heridos durante la batalla, tuvieron que improvisar con ponchos y palos para armar camillas y así dirigirlos al hospital San Juan de Dios.
El recorrido incluye una visita al Museo del Carmen Alto, en este lugar los asistentes conocieron como las hermanas Carmelitas durante la gesta de Independencia cumplieron con el papel de interceder.
Según el relato del guía, días antes de que se realice la Batalla de Pichincha, el Mariscal Antonio José de Sucre envió una carta a la congregación de las hermanas Carmelitas para que acompañen con sus oraciones durante la revolución para que la espiritualidad de las tropas se sienta fortalecidas.
Mariana Carcelén, esposa de Antonio José de Sucre, conocida como Marquesa de Solanda, pidió a su tía, que era monja de la congregación Carmelita que se una en oración y pida ante Dios y la Virgen que su esposo consiga la victoria en la batalla. Fue tal la devoción que lograron la victoria el 24 de mayo de 1822.
Para conocer más de esta historia, el lunes 23 de mayo se van a realizar dos recorridos. A las 11:00 y 15:00, cada grupo tiene un aforo de 25 personas. La entrada es gratuita.