José María Laso, presidente del barrio González Suárez, en el sitio de la clasificación. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Desde afuera luce como una bodega, y aunque recibe la basura de todo un edificio, no emana olores desagradables ni luce sucia o desordenada. Pese a su estrechez, tiene el espacio suficiente para almacenar plásticos, cartones, latas y hasta restos orgánicos que están separados entre sí y se destinan al reciclaje.
Tener un lugar así, que está en el subsuelo de uno de los 140 edificios del barrio González Suárez, es la aspiración de los moradores que apoyan el manejo adecuado de los desechos que produce este sector de casi 15 000 habitantes.
Así lo comenta Fernanda Burneo, moradora y parte del equipo del Comité Barrial.
Ella recuerda que la idea surgió hace tres años y se concretó como proyecto en el 2019.
Un año después, en plena pandemia, llegó al Municipio y fue parte de un convenio en el que se incluyó a la Secretaría de Ambiente y a la Empresa Pública de Aseo (Emaseo).
Entre las dos instituciones y los dirigentes del barrio trabajan en conjunto para fomentar la cultura del reciclaje y apoyar a los trabajadores que se dedican a esa labor en esa zona.
Según un estudio de Emaseo, solo en este barrio se producen 8,2 toneladas al día de desechos. De esa cantidad, el potencial del material reciclable es de dos toneladas diarias.
En todo el Distrito se generan aproximadamente 2 200 toneladas de residuos diarios, de los cuales el 24% tiene un potencial reciclable, y una pequeña parte es recuperado en iniciativas particulares, barriales, centros de gestión ambiental, industrias, entre otros.
José Laso, presidente del barrio González Suárez, cuenta que al inicio fue difícil implementar la cultura del manejo correcto de desechos entre todos los vecinos. Pero la idea –agrega- va calando de a poco entre todos. El edificio donde él vive es considerado el pionero en la separación de la basura, y es el ejemplo a seguir de los demás moradores.
Allí es donde tienen este espacio adecuado para la separación de la basura, con iluminación y hasta rótulos de cada tipo de material reciclable.
También tiene un contenedor que fue proporcionado por Emaseo, en el que se colocan los desechos comunes. Hasta allí bajan a diario los moradores ya con su basura clasificada y la colocan en cada estantería según el tipo de residuos.
Y como la idea es que cada material se recicle, los moradores tienen un acercamiento directo con los trabajadores que cumplen esa tarea, quienes incluso ingresan a cada edificio para recoger los residuos clasificados.
El apoyo a los recicladores de base se fomentó también desde la Secretaría del Ambiente y Emaseo, que han brindado capacitaciones a los moradores, a los administradores de los edificios y han organizado las rutas de los recicladores que ahora se los denomina gestores ambientales.
Pilar Caiza es una de esas gestoras que recorre el barrio tres veces a la semana.
Ella es integrante de una de las tres familias que se dedican al reciclaje en González Suárez, por lo que afirma ya son conocidos entre los vecinos. Además, llevan una vestimenta azul que utilizan como distintivo y una identificación. Con eso pueden llevarse de cada edificio y casa lo que para ellos es su sustento diario.
Desde que tomó fuerza esta iniciativa, dice Caiza, pasan menos tiempo manipulando las fundas de basura. Esa tarea antes les tomaba casi todo el día pero ahora se redujo a 10 minutos, que es el tiempo que hacen en ingresar y empacar los materiales en costales.
“También nos han ayudado, Dios le pague, con mascarillas y hasta guantes que nos saben dejar”, cuenta Caiza, por lo que afirma que aún no se ha contagiado de covid-19 desde que se declaró la pandemia.
La consideración y la estima hacia los gestores ambientales como ella se demuestran casi a diario, dice María José Cordobés. Ella conoce a la gestora de su zona desde hace dos años, y cuenta que aunque en su edificio aún no se implementa como tal la separación de los desechos, lo que ella genera lo lleva al edificio donde vive su mamá y por donde pasa la recicladora Anita.
La misma gestora también pasa por el edificio Cruz del Sur, ubicado en la avenida González Suárez, según su moradora Nancy Granizo.
En su edificio también se trabaja en la implementación de un espacio para la separación de desechos. “Al principio me costaba a mí mismo separar lo orgánico, que es lo que más se produce. Ahora la basura común saco una vez al mes”.
Alargo plazo se espera implementar esta iniciativa en todos los barrios de la ciudad. Actualmente, la Secretaría de Ambiente trabaja con ese propósito en otros 21 barrios en los que se impulsa la recuperación paulatina de residuos.