La norma de mascotas tiene vacíos

Pitbull

Pitbull

El comportamiento de un perro depende de el trato y la atención del propietario. Foto: EL COMERCIO

La perra de raza pitbull, que atacó a un niño de 2 años, se mantiene en aislamiento (cuarentena) en el Centro de Gestión Zoosanitaria, Urbanimal, en Calderón, norte de la urbe. Está en observación física y psicológica, lo que ayudará a determinar el nivel de agresividad que registra el animal.

El ataque ocurrió el sábado pasado, en el barrio San José del Inca, en el nororiente; y ocasionó la muerte del menor.

En este año, según la Agencia Metropolitana de Control, se han recibido 17 denuncias por animales peligrosos y mordeduras. En el 2014 hubo 96 vinculados con perros y, en el 2013, se registraron siete casos.

Pero este no es el único caso que se dio este año. En enero, una adolescente de 11 años fue atacada por una jauría de perros. El hecho fue en el sector de La Ferroviaria Media, en el sur. En este caso, los habitantes del sector denunciaron que en el pasaje Pérez Intriago merodeaban unos 15 canes agresivos. Los animales eran alimentados por un adulto mayor, sin identificación y que vivía en condiciones precarias.

Pero ¿por qué ocurren este tipo de ataques? Según expertos en el tema, la responsabilidad, el cuidado y el comportamiento de los perros depende de dos factores: el dueño y el espacio en el que crecen.

Responsabilidad del dueño

La conducta de los animales considerados peligrosos va de la mano con el trato de su propietario. Si el perro es sometido a condiciones malas, es decir, encierro, aislamiento, falta de comida y maltrato, va a reaccionar negativamente. Lo que implica que se convierte en una especie peligrosa para cualquier otro animal o para la persona que se le acerque.

Según Romel Vinueza, catedrático de Veterinaria de la U. San Francisco de Quito, la conducta del animal está relacionada con el trato del dueño. En estos casos hay dos tipos de dueños: los que los maltratan y los que los usan con fines ilegales, es decir, para usarlos como perros de pelea. “Los convierten en máquinas letales, que desarrollan su agresividad a grandes niveles”.

Para Vinueza, los ataques de perros responden a un hecho: el dueño no entiende cómo tratar al animal y los cuidados que debe tener. En contraposición, si el perro crece en un ambiente tranquilo no dará problema, aseguró el experto. Al contrario, el animal crecerá con un carácter controlado y se disminuirá su agresividad.

Otra de las situaciones que afectan el comportamiento del animal es el espacio. Estos perros deben crecer en espacios abiertos y amplios.

Al ser canes de defensa y guardia no pueden estar en lugares cerrados como terrazas o patios pequeños y, menos aún, encadenados, ya que desarrollan conductas de agresividad.

Por lo que se recomienda, la socialización e interacción del animal con las personas y otros animales. Además, es necesario realizar una prueba de comportamiento del can.

Según la Ordenanza 048 este requerimiento es obligatorio para mantener a estos animales. Aquí se determina el nivel de agresividad de la mascota, a través de un semáforo. Hay tres colores: verde, amarillo y rojo. Siendo este último el nivel más alto de agresividad.

El Código Penal tipifica como contravención de primera clase no sacar a los perros con las debidas medidas de seguridad. La misma norma establece responsabilidades para los propietarios, de acuerdo con la falta.

Otro niño murió el 2013

Otro de los casos registrados se dio en febrero del 2013, en la ciudadela Tarqui, en el sur de Quito. Aquí, un niño de 2 años falleció por el ataque de un pitbull. El niño fue sepultado en medio de la tristeza de sus seres queridos. En el 2008, un niño de 7 años murió al ser atacado por dos pitbull, que eran sus mascotas. Este hecho se dio en Carcelén, en el norte.

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