La ceremonia es un ritual tradicional de agradecimiento a la madre tierra. Foto: EL COMERCIO
Víctor Hugo Picuasi, oriundo de Otavalo, tendía una manta blanca en plena vía, justo frente al Mercado Artesanal La Mariscal (Jorge Washington y Reina Victoria, norte de Quito). Este fue el sitio escogido para realizar la tarde de este sábado, 15 de junio del 2019, el ritual del Inti Raymi o Fiesta del Sol.
Desde hace cuatro años, un grupo de indígenas otavaleños organiza esta ceremonia en esta zona del norte de la ciudad. Picuasi indica que siempre lo hacen una semana antes de la fiesta del 21 de junio, cuando se efectúa esta ceremonia de manera oficial.
En este evento participaron músicos y danzantes de más de una decena de grupos. Foto: EL COMERCIO
Sobre la manta, este indígena, acompañado de otros miembros de su comunidad, colocaron mazorcas de diferentes colores, también frutas y pétalos de rosas. La ceremonia, que empezó a las 14:30, convocó a los vendedores del Mercado Artesanal, transeúntes y turistas. Para la realización de este ritual se cerró un tramo de la calle Jorge Washington.
Rumiñahui Santillán, quien vive en la comunidad Agato (Imbabura), vino a Quito solamente para presidir la ceremonia del Inti Raymi. Este es un ritual tradicional de agradecimiento a la madre tierra, señaló. Además, de colocar los productos en la manta, Santillán encendió un palo santo que inundó con su olor el lugar ya lleno de gente.
Él explicó que esta es la segunda vez que realizan un ritual de purificación desde que organizan esta ceremonia que ellos consideran sagrada.
Se prevé que esta fiesta finalice a las 20:00 de este sábado, en el Mercado Artesanal , pero luego continuará en las casas de las personas de la comunidad que viven en Quito.
La fiesta se realizó este sábado 15 de junio del 2019 en los exteriores del Mercado Artesanal, en el norte de Quito. Foto: EL COMERCIO
En este evento también participan músicos y danzantes de más de una decena de grupos, muchos de los cuales viajaron desde Imbabura hasta la capital para intervenir en este ritual.
Fernando Soria, danzante del grupo Sami Quillari, estuvo acompañado de su familia. Lucía una camisa bordada a mano que siempre utiliza para las presentaciones artísticas. Este otavaleño vive en Tumbaco y siempre participa en esta ceremonia. Su presentación duró alrededor de 15 minutos y después lo siguieron otros grupos dancísticos que bailaban en círculos al son de diferentes ritmos. En círculo también se ubicaron los asistentes, porque la visión indígena es de continuidad; es decir, circular.