La estadística señala menos delitos, pero la inseguridad no cede

Policías en un operativo de control revisan a dos ciudadanos en la calle Legarda (norte).

La delincuencia no deja de afectar a los vecinos de los 1 269 barrios de Quito. Cada semana se difunden videos en las redes sociales con imágenes de robos y asaltos violentos, perpetrados en contra de transeúntes, dueños de vehículos o de motocicletas, así como de delincuentes que ingresan a locales comerciales o viviendas.
Según datos de la Policía Nacional, desde el 1 de enero hasta el 6 de noviembre del 2020 se registraron 9 118 delitos en la capital. En el mismo período del año pasado fueron 13 222, lo cual implica una reducción del 31%. Lo que más se ha reportado en el 2020 son atracos a peatones en las calles, aceras, avenidas, plazas y parques.
Para el general Alain Luna, comandante del Distrito Metropolitano, si bien esos datos muestran una disminución de los robos a personas, se debe considerar que hay casos que no se denuncian. “El análisis del delito a través del tema estadístico se sustenta con denuncias”. Como hay personas que, por diversas razones, no denuncian los delitos de los que son víctimas, las cifras nunca serán las exactas, reconoce Luna. “Tenemos que ser francos con la ciudadanía, porque la realidad puede ser otra”.
Ante esa situación, la Policía ha configurado varias estrategias para afrontar la problemática. En primer lugar se intensificó la presencia de uniformados en los puntos donde se han registrado denuncias. Por ejemplo, los parques Metropolitano Guangüiltagua y La Carolina, localizados en el norte de la urbe. También en la Ruta del Chaquiñán, por ejemplo.
Otras medidas son la protección a ciclistas, reforzamiento de los operativos con grupos especiales, mayor seguridad en el transporte público a través de vigilancias con personal vestido de civil, intervenciones permanentes en las cachinerías, apoyo y fortalecimiento en las zonas sensibles con los oficiales que están a punto de graduarse, entre otros.
César Díaz, secretario de Seguridad y Gobernabilidad, indicó que desde el Municipio se han aplicado planes para colaborar con la Policía Nacional. Una es la implementación de 1 518 cámaras de seguridad. “380 de ellas en los mercados y 203 en el Centro Histórico, con capacidad de hacer identificación facial. Se interconectan con el ECU-911”, explicó.
Asimismo, se instalaron 1 237 alarmas comunitarias y se conformaron, aproximadamente, 200 comités de seguridad.
Mientras tanto, los testimonios de vecinos y dirigentes barriales dan cuenta de que la percepción de inseguridad y el miedo van en aumento. Según William Basantes, presidente de la Federación de Barrios del Sur, no todas las estrategias funcionan y faltan aspectos por pulir. “Algunas alarmas comunitarias no funcionan”. Ante eso, Díaz dijo que los técnicos de la Alcaldía se encuentran dando mantenimiento a los dispositivos.
El dirigente añadió que la cantidad de policías es insuficiente para atender la demanda ciudadana. En la actualidad, el Distrito Metropolitano cuenta con 4 141 uniformados, distribuidos en 9 unidades de vigilancia comunitaria, 278 unidades de policía comunitaria y 32 unidades móviles de atención ciudadana.
El dirigente Gustavo Mejía es coordinador de seguridad en La Tola (centro). Asegura que los planes municipales y policiales de seguridad no llegan a todos los sectores. “Aquí, las alarmas se instalaron solo en dos calles”. A su criterio, la cobertura policial debe mejorar porque los agentes apoyan a las emergencias que se presentan en otros sectores y salen de los vecindarios.
Juan Carlos Vivanco, presidente del barrio San Bartolo Alto, en el sur de la ciudad, señala que las estrategias deben mejorar. En su sector no hay cámaras. “Con los vecinos trabajamos para instalar equipos por nuestra cuenta”.
Marco Moya, presidente de la Confederación de Barrios del Ecuador, asegura que aproximadamente en 25 vecindarios de la capital los moradores se han unido para conformar brigadas nocturnas de patrullaje, ante la falta de efectividad de los proyectos aplicados por las autoridades.
Para Juan Carlos Rojas, dirigente de San Blas, falta una mejor coordinación con la Policía. Explica que se les ha indicado los sitios conflictivos en donde se producen delitos y hay escaso patrullaje. “Los uniformados se dan una vuelta un rato y en ese momento se van los delincuentes. Luego vuelven a los pocos minutos”. Otro problema son las protestas en el Centro Histórico: “Se van a controlar las inmediaciones de la Plaza Grande y abandonan nuestro sector”, asegura.
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