Los choferes de taxirrutas esperan decisión del Cabildo

En Iñaquito, los taxirrutas ofrecen viajes por USD 1 hasta el sector de Carapungo. FOTO: Diego Pallero / EL COMERCIO

En Iñaquito, los taxirrutas ofrecen viajes por USD 1 hasta el sector de Carapungo. FOTO: Diego Pallero / EL COMERCIO

La Secretaría de Movilidad del Municipio prevé validar el miércoles el informe sobre la oferta y demanda de taxis en Quito. Esto podría determinar que se requieran más unidades, por lo que los taxistas autónomos están a la expectativa de un nuevo proceso de regularización.


Darío Tapia
, secretario de Movilidad, en rueda de prensa realizada el 10 de abril pasado, manifestó que Quito es la ciudad con más carros retenidos en 250 operativos contra el taxismo informal.


Desde 2016 hasta el 12 de abril, en la capital se retuvo a 6 000 vehículos por prestar el servicio de taxis sin los debidos permisos, según datos de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT). Sin embargo, no hay una cifra real sobre la cantidad de este tipo de unidades en Quito.


Pese a las sanciones, en varios puntos de la ciudad son visibles las denominadas taxirrutas. El jueves pasado, en la calle Unión Nacional de Periodistas, en el norte, 12 personas esperaban uno de los vehículos que las trasladen hasta Carapungo. En la esquina con la Iñaquito, un hombre organi­zaba a las unidades.


De siete a 10 minutos deben esperar los usuarios, entre una y otra salida. En un vehículo se transporta a cuatro pasajeros. Cada uno debe pagar USD 1. 
Los taxistas autónomos que trabajan en esa intersección están organizados en una compañía denominada Luis Vaccari. Según César Recuenco, uno de los socios, hace 10 años ocuparon ese sector para ofrecer su servicio de taxirruta.


Quienes cubren esa ruta no toman más pasajeros en el camino ni atraviesan la ciudad. Desde la Iñaquito toman la 10 de Agosto, Juan de Azcaray y Tomás de Berlanga hasta la 6 de Diciembre. Desde ahí van por Las Palmeras y el Inca hasta la Simón Bolívar.
El trayecto dura 40 minutos hasta el ingreso a Carapungo. Esto es lo que llama la atención de los pasajeros. Uno de ellos es Vilma Sarango.

Ella trabaja en el sector de Iñaquito y dijo que en el taxirruta se ahorra el viaje apretado y más lento que se hace en los buses normales.
Otro usuario es René Zaldumbide. Por su trabajo, recorre durante todo el día el hipercentro de Quito. Al final de la jornada, según contó, prefiere invertir USD 1 e ir tranquilo. “Normalmente, una carrera desde las Naciones Unidas hasta Carapungo, fácilmente, puede llegar a los USD 8 o 9”.


El 10 de abril, los taxistas legales se manifestaron mediante la paralización de sus servicios por el incremento en los controles hacia los denominados informales. Esto, porque afirmaron que esos taxis mantienen “ una competencia desleal y les quitan los pasajeros”.
Sobre aquello, Recuenco dijo que son servicios diferentes. “Nosotros no recorremos las calles en busca de pasajeros. Solo trasladamos gente de un lugar específico a otro. Muchas veces, a lugares a los que ellos no quieren ir”, comentó.


En el norte, centro y sur de la capital hay este tipo de servicio. William Aguaguiña es dirigente de 20 operadoras de taxirrutas. El sentido de este servicio -según él- es llegar a puntos de la periferia de la ciudad a los que, normalmente, no van ni los buses ni los taxis.
Para legalizar este tipo de transporte, Aguaguiña presentó una iniciativa popular para que se reforme la normativa y se incluyan los taxirrutas como servicio. Sobre esta idea, explicó, aún no han tenido respuesta. De acuerdo con sus datos, en la ciudad habría unos 
8 000 taxis autónomos.


La operadoras a las que representa Aguaguiña se ubican sobre todo en el sur: Santo Tomás, El Beaterio, Ciudadela del Ejército y Paquisha .
Gloria Pachacamac es dirigente de una de las operadoras de Santo Tomás, en Guamaní. Para ella, la oportunidad de trabajar haciendo carreras desde la Maldonado, le permite tener un ingreso para su hogar. Dijo que la solución no es vincularse a una cooperativa, en el caso de que se abra un nuevo proceso de regularización. 


Y agregó: “Queremos trabajar en nuestras rutas. No afectamos en nada a los taxistas”.
No todo es ventaja en el servicio. La seguridad es una preocupación de los pasajeros. Por ello, en el caso de las operadoras del sur, se organizaron con la Policía para advertir sobre personas sospechosas o vehículos extraños.


Otro problema, por ejemplo para los conductores, es que en los lugares en los que se ubican los taxirrutas nadie más se puede parquear. Esta es una de las quejas entre quienes frecuentan el mercado de ­Iñaquito o la Corte Nacional Justicia, en el norte.


Los taxistas autónomos también alistan su forma de manifestación. Para el próximo lunes preparan una concentración en la plaza Quitumbe, en el sur de Quito, para pedir que se tome en cuenta su pedido. Además, quieren evidenciar su tipo de organización en cuanto se refiere a la seguridad para los pasajeros.

En contexto


El pasado 10 de abril de 2017, varios taxistas protagonizaron una paralización del servicio en Quito. Ellos dicen que los informales les quitan a los pasajeros y pidieron mayor control. Los autónomos esperan el informe de oferta y demanda para pensar en legalizarse.