En Chillogallo, en el sur de Quito, comerciantes venden productos de todo tipo. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
A pesar del aumento de casos de covid-19 en Quito, el irrespeto de medidas como el distanciamiento social, las aglomeraciones y las ventas informales continúan en las tres zonas más golpeadas por la pandemia. Hasta este martes 23 de junio del 2020, las parroquias de Chillogallo y Guamaní, en el sur de Quito, y Belisario Quevedo, en el norte, registran la mayor cantidad de contagios.
Según el COE provincial, en el Distrito Metropolitano existen 5 747 casos positivos del nuevo coronavirus y 424 personas fallecidas. Chillogallo es la más afectada con 459 contagiados; Guamaní tiene 411 y Belisario Quevedo, 354.
En Chillogallo, la mayor cantidad de aglomeraciones se observa en las paradas de buses y en las esquinas y semáforos. El lunes 22 y hoy, martes 23 de junio, las avenidas Mariscal Sucre y Morán Valverde fueron tomadas por los comerciantes informales para vender productos de todo tipo: frutas, verduras, mascarillas, guantes…
Uno de los puntos de mayor concentración de ventas ambulantes se ubica en las calles aledañas al mercado Las Cuadras. Pese a que el Municipio colocó vallas metálicas, los comerciantes improvisan puestos e incluso utilizan los cercos para colgar sus productos.
Agentes de control colocaron vallas en el sector de Guamaní. Los comerciantes ofertan sus productos en las veredas. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Escobas, botellas de agua, franelas, pañuelos desechables y mascarillas son ofertados a un dólar. En los semáforos los artistas callejeros realizan malabares para obtener un par de monedas cuando los vehículos se detienen. A lo largo de la avenida Mariscal Sucre, este Diario observó a varios niños que acompañaron a sus padres mientras ofrecían sus productos, sin ningún tipo de protección.
A tan solo a unos minutos de Chillogallo se ubica la parroquia de Guamaní. En la calle General Julio Andrade algunos negocios han reabierto sus puertas y también se evidencia mayor informalidad.
En esta vía los agentes de control metropolitano instalaron vallas pero eso no es un impedimento para que los comerciantes se apoderen de las veredas. Los dueños de los locales han pintado señaléticas para que los clientes guarden distancia antes de ingresar, sin embargo, la gran cantidad de ventas ambulantes impide que la gente respete las normas de distanciamiento.
En el sector se ofrecen desde prendas de vestir hasta alimentos cárnicos. En un punto donde un comerciante vendía calzado se aglomeraron más de 10 personas. Los posibles clientes estaban unos juntos a otros, manipulaban los zapatos, luego los colocaban en una funda y regateaban el precio con el vendedor.
En la parroquia Belisario Quevedo, en el norte de Quito, el movimiento comercial es menor. No obstante, en barrios como la Comuna Santa Clara de San Millán al menos ocho personas caminaban sin mascarilla.