Eran las 08:20 del martes y la profesora Magdalena Aguirre, con voz fuerte, empezó a tomar lista. En el aula se escuchaba un inusual intercambio de voces de hombres y mujeres, que decían “presente”. Era en el Colegio Montúfar, en el sur, donde, hasta el último año lectivo, solo estudiaban varones.
Luego de tomar lista, la maestra se paró frente de ellos y les explicó que conocerían las instalaciones, para lo cual tenían que formarse en parejas. En medio del murmullo, el recelo de los alumnos fue evidente: algunos buscaban coger como pareja a compañeros del mismo sexo. “Hombres y mujeres mezclados, no tengan vergüenza”, sentenció Aguirre.
Al inicio del recorrido, la división era marcada. Se formaron dos columnas: una de hombres y otra de mujeres. Los minutos pasaron y entre tibias risas y conversaciones cortas, empezaban a relacionarse. Fidel Ortiz fue uno de los primeros en acercarse a una de sus compañeras, Gabriela Velásquez. “Para mí, conversar con hombres o mujeres no se me hace difícil, porque la escuela donde estudiaba era mixta”, decía Ortiz, quien demostraba tener facilidad para hacer nuevas amistades.
En cambio, para Elián Herrera no fue tan fácil relacionarse con sus compañeras. El chico, con una voz tenue, entablaba diálogos con sus compañeros, mientras procuraba alejarse de ellas, las esquivaba y se mostraba tímido.
No era un día normal de clases, los alumnos cargaban en sus mochilas apenas un esfero y un cuaderno. La vestimenta era multicolor, pues no necesitaban llevar puesto el uniforme. El primer sitio que visitó el grupo de nuevos alumnos fue el coliseo. No pudieron entrar, un candado y una pesada cadena mantenían cerrada la puerta. Unos metros más adelante, la maestra hizo una pausa inesperada.
En el límite que divide al colegio con la calle, Aguirre se dirigió a sus alumnos en tono de consejo más que desafiante. “A veces por esta baranda los estudiantes intentan fugarse, pero no lo traten de hacer porque siempre hay personas que están vigilando”.
La caminata continuó por los espacios deportivos, pabellones del colegio y la piscina. La timidez entre los alumnos se fue desvaneciendo y ya se podía ver grupos de hombre y mujeres.
Cristina Fonseca comentaba con Bryan Zamora que la natación es uno de sus deportes favoritos y ahora podrá practicarlo en su nuevo colegio. r.
Estas reuniones, convocadas por las autoridades del Colegio, son parte del proceso de convivencia que promueve la institución para los nueve cursos de octavo de básica. Actividades similares se han realizado en el Instituto Nacional Mejía y el Simón Bolívar, principalmente.
La coeducación
En este año lectivo, la coeducación, cuya principal característica es volver mixtos a todos los colegios, se aplicará en 27 establecimientos educativos del Distrito, que iniciarán clases desde el próximo lunes.
El retorno a clases será escalonado. Primero volverán los estudiantes de bachillerato y al último los más pequeños.