En la esquina de las calles Checa y Juan Larrea, en el centro de Quito, hay restos de un muro blanco con rosado y una plancha de zinc, que cercan un terreno de tierra. En ese lugar había una casa de dos pisos que fue construida en 1924 y que estaba en el inventario de los bienes patrimoniales de la ciudad.
La casa, contó uno de los vecinos que pidió la reserva de su nombre, era de los hermanos Leonardo y Gonzalo Egas. La señora Irene Orbe, viuda de Gonzalo, y un sobrino vendieron el inmueble por marzo de este año a Estefanía Pazmiño. Su padre, Ricardo Pazmiño, realizó los trámites.
En abril, dijo el vecino, los nuevos dueños empezaron a construir en el jardín una edificación. Por una revisión de rutina, la Administración Manuela Sáenz (Centro) hizo una inspección de la casa y verificó que el propietario no tenía los permisos municipales para la construcción.
En la descripción de la construcción, el informe dice: “es importante indicar que se trata de un predio inventariado, por lo que los trámites de obtención de los permisos de construcción, el propietario los realizará en la Comisión de Áreas Históricas”.
Con ese y otros antecedentes, la Administración sugirió la suspensión inmediata de los trabajos. “Pero el señor nunca hizo caso”, comentó el vecino.
En la tarde del 8 de julio, llegó maquinaria pesada a la casa y por la noche empezó la demolición. Los vecinos protestaron y llamaron a la Policía. “Cuando llegaron los agentes, el encargado de la obra se fue. Regresó el domingo para seguir con los trabajos”, agregó Marcia Sánchez, vecina.
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