La avenida Pichincha es una de las arterias viales de Quito y a la altura del barrio San Blas se encuentra descuidada y con varios huecos.
La vía principal del barrio es adoquinada y decorada con piezas de colores. Son esas las que están rotas y desprendidas de la calzada.
Ahora la calle luce con grandes huecos donde se acumula el agua cuando llueve. Los trozos de cemento saltan cada vez que un vehículo pasa por el lugar.
Y justamente esto es lo que preocupa a Efraín, un hombre de la tercera edad, que trabaja hace una década limpiando zapatos en la plaza. Por eso recolecta los trozos de adoquines para amontonarlos a un lado de la vereda.
Ahí están en una pequeña pila esperando ser utilizados para las reparaciones. En la esquina y hacia la calle Antepara se puede ver algunas piezas rojizas que conformaba la calle.
Para Juan Carlos Rojas, presidente del barrio, es impensable que la “puerta de entrada al Centro histórico” luzca así en la víspera de las fiestas de la ciudad. “Por lo menos para esta época que se preocupen” las autoridades, dice.
Los vehículos pasan uno tras otro y los huecos se hacen más profundos. Las piedras saltan y los peatones las esquivan para cruzar la calle.
Los turistas pasean por la zona levantando los pies para no tropezar con los adoquines que se encuentran fuera de su lugar. Y por ahí también cruzan los biarticulados del transporte municipal.
Nadie ha respondido a las solicitudes de los vecinos del sector. Rojas asegura que la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop) tiene el presupuesto para ejecutar la obra, pero no la voluntad.
En el mismo barrio, sobre la calle Caldas, un socavón se ha ido formando hace un par de meses. Empezó como un hueco, como tantos otros, pero ha crecido hasta casi triplicar su tamaño original.
Rocío Camino tiene un negocio en esa calle y ha sido testigo del hundimiento. Las lluvias y el paso de vehículos pesados son un riesgo, comenta.
“Todos los días caen (los autos) en el hueco”, cuenta. Sobre todo, quienes no conocen el barrio sufren rozaduras en los vehículos.
Otros tratan de esquivar el bache y terminan subiendo a la estrecha acera. Mientras que los estacionados al costado derecho corren el riesgo de ser golpeados.
Las vías son una de las preocupaciones de los vecinos de la zona. Pero también lo son la limpieza de la plaza y la recolección de basura.
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