Grupo EL COMERCIO
Los jefes de Estado de las tres ramas de las FF.AA. viajaron en 2001 a Londres con sus esposas. Como si se tratara de un tour de placer, recorrieron los principales sitios turísticos de la ciudad, con los gastos pagados.
El agregado naval de Ecuador en Londres de ese entonces, Rogelio Viteri, fue el encargado de recibirlos. A él le extrañó el comportamiento de los oficiales, pues se encontraban en un viaje oficial de la institución y con viáticos del Estado.
¿Por qué está aquí?
Crnl. (r) Luis Hernández
Su experiencia. Conoció la denuncia de Viteri y lo apoyó. En 2001, no fue ascendido a general, pese a ser héroe del Cenepa y tener la primera antigüedad.
Su punto de vista. En una sociedad democrática no se pueden permitir sanciones para las personas que dicen la verdad. Los medios de comunicación deben tener las garantías para publicar los casos de corrupción.Los oficiales tenían la misión de conocer ofertas para reasegurar a la flota aérea de FF.AA. Un procedimiento que se realiza cada año, para que, en caso de accidentes, el costo de los daños lo asuman las empresas aseguradoras.
Pero Viteri se dio cuenta de que, además de los fondos públicos, sus superiores recibieron de forma previa dinero de una de las empresas que quería el contrato del reaseguro: la firma Heath Lambert, a la que precisamente se le dio el contrato poco después. Su representante en Ecuador era Seguros Interoceánica.
En 2001, fui Comandante de la Brigada de Fuerzas Especiales y conocí de cerca la denuncia del capitán de navío Viteri. Fui uno de los pocos que lo defendió, porque dentro de la institución se aplicó el espíritu de cuerpo y en lugar de sancionar a los jefes de Estado Mayor, se comprometió la carrera de Viteri. Lo amenazaron, lo tildaron de traidor y lo sancionaron de forma injusta. Eso, en una sociedad democrática simplemente no se puede tolerar.
Al ver que no lograría nada por los canales oficiales y guiado por su diciplina militar y sentido del honor, salió a medios de comunicación como EL
COMERCIO y sacó a la luz lo que pasó en Londres con los oficiales.
Se convirtió en un escándalo, porque no era cualquier persona la que denunciaba. Era un Agregado Naval, con una hoja de vida impecable. Las investigaciones de la prensa determinaron luego que él tenía la razón y que no existió un concurso de ofertas, como establecía el procedimiento militar para hacer la elección de la empresa reaseguradora.
Además, que hubo sobreprecio en el contrato. El viaje pagado para los jefes de Estado Mayor y sus esposas fue parte de los ofrecimientos de la empresa, para asegurarse futuros contratos con el Estado ecuatoriano.
El presidente de turno, Gustavo Noboa, y el Alto Mando de las FF.AA. encubrieron a los jefes de Estado Mayor y negaron lo ocurrido, pese a las pruebas que aparecieron en la prensa. Yo creo que, en el fondo, Noboa tenía la intención de resolver el problema apegado a la Ley, pero el círculo de personas que lo rodeaba no lo permitió.
Sin prensa libre, no se hubiera conocido el tour a Londres. Si este caso no hubiera sido difundido e investigado por la prensa, la ciudadanía solo hubiera conocido la versión oficial de las FF.AA., de que nada irregular pasó en Londres.
En rueda de prensa, el presidente Noboa se mofó de los periodistas y dijo que solo querían dañar la imagen de la institución y que no había que escucharlos.
Pero la Comisión Anticorrupción intervino y presentó un informe en el que se daba crédito a las denuncias de Viteri. Dijo que hubo indicios de corrupción por parte de los oficiales e irregularidades en la firma de esos contratos.
De hecho, luego del incidente las mismas Fuerzas Armadas modificaron los procedimientos para las posteriores firmas de los contratos de reaseguros.
Lamentablemente no se logró fue sancionar a los jefes de Estado Mayor, pues no se trataba de cualquier militar. Eran los segundos con mayor autoridad dentro del Comando Conjunto de FF.AA.
El capitán de navío, de su lado, tuvo que solicitar su baja voluntaria, pues era obvio que no iban a permitir que siguiera su carrera militar. Él renunció a toda una vida y a su profesión por decir la verdad y eso se debería reconocer, y no castigar, como se lo hizo. Creo que el Estado aún tiene una deuda pendiente con el oficial que ahora vive en Londres.
Tras los incidentes, entiendo que prefirió mantenerse lejos del país. Su denuncia fue un precedente para que luego otros oficiales nos atreviéramos a denunciar irregularidades y a exigir transparencia en los procesos militares.
Yo, por ejemplo, presenté una demanda para que el sistema de ascenso al grado de general dejara de ser secreto y se aplique la meritocracia. Eso se logró, pero, igual que en el caso de Viteri, fui cuestionado por las autoridades superiores, durante el mismo Gobierno. La prensa también se hizo eco del proyecto y gracias a eso las FF.AA. hicieron ajustes.
No le haga caso, señor Ministro, a ningún periodista… Hoy en EL COMERCIO niegan la verdad, o están ciegos o les quitaron dos chupetes
Gustavo Noboa, ex presidente de la república
En 2001, los tres jefes de Estado Mayor de FF.AA., valm. Édgar Guerra de la Armada, gral. Roberto Moya del Ejército y gral. Marcelo Moscoso de la Aviación; sus esposas, y dos familiares del ex ministro de Trabajo, Martín Insua, se alojaron en el Hotel Jurys, de Londres, por cuenta de Heath Lambert. En el viaje, los tres militares concretaron un negocio por más de USD 12 millones con Heath Lambert, por el seguro de las naves de FF.AA.
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