La zona cero de Portoviejo recobra actividad tras el terremoto

Paúl Zamora, copropietario de la mueblería Anahí, fue uno de los primeros en regresar a la avenida Morales, una de las vías principales del centro. Foto: Paúl Pesantes

Tras seis meses del terremoto del 16 de abril, en Portoviejo ya se han abierto 76 manzanas del centro de la ciudad -de 88 gravemente afectadas. Se trata del área de mayor devastación en la capital de la provincia de Manabí, a la que también se denominó zona cero (como en la parroquia de Tarqui, en Manta).
El Comité Cantonal de Operaciones de Emergencia (COE) mantiene cerradas las restantes 12 manzanas, a la espera de un estudio técnico sobre la afectación de las tuberías de los servicios de agua potable y alcantarillado. El casco central, sometido a un largo proceso de derrocamientos, aportó la mayor parte de los cerca de 500 000 metros cúbicos de escombros que la maquinaria contratada por el Estado ha desalojado de Portoviejo, según el Comité de Reconstrucción.
La reapertura de las calles ha develado grandes vacíos, explanadas de tierra y polvo donde antes se erigían edificios insignes de la ciudad. A pesar de ello la zona cero recobra poco a poco la actividad comercial.
La vida tras el sismo, desde los comerciantes
Paúl Zamora, copropietario de la mueblería Anahí, fue uno de los primeros en regresar a la avenida Morales, una de las vías principales del centro, frente de donde se ubicaba el edificio de la Mutualista Pichincha –derrocado por implosión-. Reabrió hace dos meses el negocio (antes estuvo en la calle Alejuela) en un local de un inmueble familiar en la Morales y 9 de Octubre.
“Las calles estaban vacías, ni siquiera vendí nada los primeros días, pero de un mes para acá empecé a vender de nuevo, comienza a verse a personas circulando”, dijo Zamora, 23 años, que apostó por “reactivar el comercio del centro” antes que a quedarse de “brazos cruzados”. También es una forma de devolverle vida al sector y de que se comiencen a ocupar el resto de locales del edificio de tres plantas.
Una docena de locales son refaccionados a lo largo de las siete cuadras principales de la avenida Rocafuerte, donde funcionan por ahora solo un puñado de negocios entre farmacias, panaderías y restaurantes.
“La falta de movimiento todavía acobarda a quienes buscan alquilar”, dice Nelly Macías, de 45 años, que abrió en el sector un pequeño bazar, con una vitrina de variedades y una percha de venta de ropa.
Ella dice que perdió su casa en la vía a Santa Ana, pero no la fe ni el optimismo. “Los mismos dueños deben abrir negocios para darle vida a esto, eso es lo que le digo a los vecinos”, agrega la mujer, que por ahora trabaja en un espacio prestado.
Héctor Briones, ingeniero que trabaja en la adecuación de locales y en el mejoramiento de estructuras en la zona, hecha en falta la dotación de servicios de telefonía fija y de Internet en el área, uno de los escollos para arrendar oficinas y locales comerciales, dice. Su otra preocupación es la seguridad.
“Es importante que se comience a rehabilitar el centro, porque de noche queda solo y se vuelve inseguro”, agregó Briones, a quien le alarma además el anuncio de trabajos de soterramiento de cables, lo que según él puede generar nuevas incomodidades y traer más polvo a la zona.
El soterramiento de cables de electricidad y otros servicios se tiene previsto comenzar en enero según los planes municipales, en 20 cuadras a la redonda en la zona cero, como parte del proyecto de regeneración de una docena de manzanas del centro.
En las 12 cuadras que aún aguardan por su reapertura se realiza un estudio sobre las condiciones de la red de tuberías, además del tipo y uso del suelo.
“La reapertura de la zona cero en su totalidad está condicionada por el tema de servicio de agua potable y alcantarillado, lo que resta es la zona donde hasta ahora los estudios preliminares indican una mayor afectación por el tema del desacople de las tuberías”, indicó Patricio Vélez, director de Desarrollo Territorial del Municipio de Portoviejo.
Los estudios estaban previstos que culminen hasta hoy, 31 de octubre, pero aún no hay fecha para el acceso total del centro. “Si nosotros aperturamos sin tener claro qué tipo de trabajos requiere el alcantarillado, podríamos incurrir en un problema posterior de insalubridad”, apuntó Vélez.