Ricardo Patiño no puede dedicar el 100% de su tiempo a sus tareas y funciones como ministro de Relaciones Exteriores.
Sus tareas políticas como dirigente del movimiento Alianza País lo han llevado a escenarios ajenos a la diplomacia. Por eso, su equipo de colaboradores y asesores mantiene un peso específico en el rumbo y en las decisiones de la Cancillería.
El último episodio que evidenció ese doble papel de Patiño fue su participación en las recientes negociaciones legislativas, que permitieron a su coideario Fernando Cordero mantener la Presidencia del Congreso.
En compañía de Cordero y Doris Soliz, ministra de la Política, el Canciller participó en conversaciones parlamentarias en procura, según ha dicho, de evitar una “pugna” de poderes.
Asambleístas oficialistas como Linda Machuca reconocen que Patiño participó en esos encuentro por ser “un interlocutor válido” en el diálogo legislativo.
Este trajín partidista de Patiño ha llevado a que su vicecanciller, Kintto Lucas, así como sus asesores, tengan un papel estratégico en el Palacio de Najas, sede de la diplomacia ecuatoriana.
“No pasa mucho tiempo en el Ministerio y ha delegado las funciones a su equipo. En realidad él está dedicado a la política”.
Con esas palabras Rodrigo Yépez, presidente de la Asociación de Funcionarios del Servicio Exterior (Afese), describe las actuaciones de Patiño en la Cancillería desde inicios del 2010.
Al embajador Yépez le inquieta que, ante las ocupaciones políticas del Canciller, las decisiones de la política exterior estén en manos de mandos medios.
El vicecanciller Lucas no niega la vinculación de Patiño con A. País y la política doméstica. Sin embargo, prefiere matizar la importancia que ha tomado el equipo de Patiño cuando él no está al frente del Ministerio.
“Es casi imposible que no tenga una vinculación directa con las bases y diferentes estructuras del movimiento País (…) pero más allá de eso hay todo un funcionamiento marcado por los viceministerios y subsecretarías”.
Lucas, pieza clave en la esfera administrativa
Al revisar la última agenda de actividades del canciller Patiño, hay varios nombres de sus colaboradores que se repiten dependiendo del tema a tratar.
Entre ellos figura el vicecanciller Kintto Lucas, cuya llegada a su cargo, en mayo del 2010, levantó cuestionamientos entre asociaciones diplomáticas por no ser funcionario de carrera.
Su nombre figura en al menos tres encuentros claves que debía presidir Patiño en su despacho.
Uno, la cita para definir la agenda de viajes al exterior del presidente Rafael Correa.
Dos, la reunión para analizar candidatos del país para ocupar organismos internacionales.
Tres, la cita con el dirigente indígena Ricardo Ulcuango, para sellar su designación como embajador de Bolivia.
Esta última reunión con Ulcuango debía cumplirse el martes, un día complicado para Patiño. Por la tarde, él asistió a una reunión con el bloque de Alianza País en la sede de Quito, para definir los candidatos a las vicepresidencias del Congreso.
Al no cumplirse la reunión, Lucas recibió a Ulcuango en su despacho la noche del jueves, para finiquitar la designación como jefe de misión diplomática en La Paz, oficializada el viernes.
Lucas enfatiza que ese tipo de designaciones depende del Presidente y Patiño, aunque reconoce que tiene cierta influencia. Y cuenta que debe ocuparse de temas administrativos, como acciones de personal y procesos de ascensos de diplomáticos.
El asesor español
En la agenda de Patiño hay un nombre español: José María ‘Txema’ Guijarro. Él reemplaza al también español Decio Machado, quien asesoró al Palacio de Carondelet y a la Cancillería, en gestión de Fander Falconí.
Al igual que su antecesor, Guijarro es miembro del Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS) de España. Según el Ministerio, Guijarro no es asesor de Patiño, sino que trabaja en la Unidad de Análisis Político de la Cancillería.
Sin embargo, en la semana que acaba, su nombre figuró en tres reuniones con el Canciller: en la cita para analizar la “reinvención de la ONU”, la definición de viajes del Presidente y los representantes en los organismos multilaterales.
Cuatro asesores
En la agenda del Canciller hay cuatro nombres que se repiten: Juan Meriguet, Eduardo Paredes, Eduardo Mangas y Patricia Dávila.
En el rol de pagos de la Cancillería tienen el cargo de Asesor 2, con un sueldo de USD 3 960.
En la actividades cotidianas, Paredes, Meriguet (esposo de la asambleísta María A. Calle) y Dávila (jefa de despacho de Patiño) guían en temas como el ingreso de terceros secretarios y nuevo personal. O, como Mangas, trabajan en asuntos multilaterales.
Su origen es diverso: Dávila trabaja con Patiño desde el inicio del Gobierno. Y Paredes es diputado alterno del bloque de A. País.