Luis Gallegos
Su experiencia. 45 años en la Diplomacia. Ha estado frente a importantes misiones.
Su punto de vista. Ecuador necesita una diplomacia preparada para enfrentar los problemas que tenemos.
¿Cómo miran al diplomático ecuatoriano otros países?
En Washington dejé un equipo de brillantes diplomáticos que me acompañó en la gestión.
¿El diplomático ecuatoriano está bien preparado, es solvente, tiene credibilidad?
El Ecuador ha tenido relevantes diplomáticos, muchos; pero yo creo que la diplomacia también ha cambiado en un mundo interdependiente e interconectado. Yo no veo un cambio radical en la organización de las Naciones Unidas para reformar el Consejo de Seguridad, sencillamente porque los países miembros tienen contradicciones muy grandes. Soy un apasionado de buscar soluciones y encontrar ese entendimiento mutuo.
¿Cómo debe ser la diplomacia desde esa óptica?
El Ecuador tiene serios problemas internacionales que afrontar y debe tener gente preparada para eso. Muchas veces somos parroquiales, muy afincados en nuestros localismos, damos preponderancia a hechos internos, nuestras propias sociedades y sobredimensionamos la realidad cuando otros están en problemas muy serios. Hay que profundizar si nosotros tenemos la capacidad intelectual de la diplomacia ecuatoriana para analizar los problemas, sugerir soluciones y buscar oportunidades.
¿Cómo ve la situación de la frontera norte?
El problema allí no se irá en 10 años, esto no se va a solucionar. Las 400 toneladas de cocaína que consume EE.UU. y las 350 que consume Europa no se van a ir fácilmente. La producción de USD 150 mil millones es más allá de lo que se puede pensar.
¿Y el estado de las relaciones y los juicios pendientes con transnacionales?
Los problemas con Chevron y Occidental tienen que ser una solución de Estado porque no es una cosa que nace de este gobierno. Allí la diplomacia tiene una nueva frontera.
¿Nunca dormirse sobre los laureles ante los problemas?
Estos problemas son una constante, no es que el día de mañana se solucionan. Creo que hay que tener la visión de conjunto. El reto es una diplomacia moderna, que use tecnologías modernas y la relación con las personas.
¿Qué significado tiene el luchar por las libertades como la de expresión?
Todas las libertades son importantes. Hay un gran dilema entre las libertades y la justicia. Esta confrontación ideológica que no es solo nuestra, sino mundial, es la prevalencia entre una utopía y otra. En EE.UU., hay un Presidente (Barack Obama) con un mandato popular de cambio pero le toca vivir una de las peores crisis económicas devenidas de la época Bush. Los asesores de Obama me decían “no comprendimos el mandato, no entendimos” el cambio hacia una sociedad más justa, equilibrada y equitativa.