Tres cámaras. 35 luces giratorias. Dos monitores. El prónter comenzó a girar. El estudio de TV estaba listo para que Norman Wray empezara su jornada de campaña en Guayaquil con entrevistas.
Es martes, 09:10, y el candidato a la Presidencia por el movimiento Ruptura (lista 25) no ha desayunado. Viajó por casi cuatro horas desde Portoviejo (Manabí) y llegó directo al canal de la Universidad Católica de Guayaquil.
Descendió del auto todoterreno y se premió con un rápido estirón. Se arregló el jean descolorido, la camiseta morada -distintiva de Ruptura- y fue directo al camerino para el retoque de rigor.
Wray, quiteño de 43 años, era el sexto y último candidato entrevistado por el canal. El espejo alargado lo reflejaba cansado. Nada que un poco de polvo no pudiese ocultar. María Paula Landívar lo alistó con la misma mota con que retocó a Guillermo Lasso, a Mauricio Rodas, a Lucio Gutiérrez… Ese momento informal le sirvió al ex concejal de Quito para conocer algo del programa. ‘Mesa de Análisis’ es parte de la parrilla del canal 42 UHF de la universidad donde se graduó el candidato a la reelección Rafael Correa y parte de su equipo de Gobierno. Iró- nicamente, le comentó Alberto Franco, director del canal, tienen señal abierta en todo el país menos en Quito.
Han pasado 10 minutos y el rótulo de “Grabando” se ilumina. Se cierra la puerta. Silencio en el estudio. Suena la música del programa. Cámara 1, plano medio del conductor Franco. Bienvenida y el tema: la propuesta de Impuesto a la Renta progresivo. Cámara 3, Wray responde: “Que paguen más los que tienen más”. Y se abre un plano general con la cámara 2.
En ese juego de planos y contraplanos, en los que aparecen en un plasma imágenes de Correa, del alcalde Jaime Nebot, hasta de la Mona Lisa, hablan del rezago escolar, el cuidado ambiental, el embarazo adolescente, la seguridad social.
Y entre corte y corte, a más de arreglar su melena -el equipo de imagen siempre lleva el cepillo de Wray-, surge la pregunta incómoda: su vínculo con Alianza País (AP), desde la Constituyente de Montecristi (2008) y en el Concejo capitalino (hasta el 2012).
A la sombra de Alianza País
Para Wray el ciclo con Alianza País está cerrado. No se arrepiente, pero conoce el peso de la maquinaria correísta. Y Marcos Chalá, el conductor que tomó la posta para continuar su recorrido por Guayaquil, se lo mostró. Tomó la ruta de las centrales políticas, por la calle Esmeraldas.
El verde destellante de A. País en fachadas y vallas lo aturdió. Por ahí asomó el rostro bonachón de Álvaro Noboa. Banderines de Abdalá Bucaram. “Qué movido está esto. ¡Qué bestia!”.
Chalá lidió con el caótico tráfico guayaquileño y entre rebasar un auto y otro lo puso al tanto de la movida política local, como el discurso conservador del polémico pastor-candidato Nelson Zavala, de la lista 10.
En parte ese discurso era motivo del siguiente punto en la agenda del día. En el edificio Proffesional Center, en el norte, Wray participó en el brevísimo foro Fobia a la homofobia, dirigido por Diane Rodríguez, primera candidata transexual a la Asamblea Nacional por Ruptura.
Ahí lo esperaban activistas gays, lesbianas, transgéneros. “Democracia en la casa, en la cama, en la sociedad”, fue la oferta del candidato, al tiempo que se alzaron carteles con frases como “igual- dad ante la ley” o “el amor es igual para todos”.
Este último lo portó Humberto Mata. Con su reaparición -dice- “salió del clóset de la política”.
El ex candidato a la Prefectura del Guayas, quien viajó en el 2011 a Argentina para casarse con su pareja, prometió el voto en plancha por Ruptura, al que califica como la nueva socialdemocracia. “Si la gente gay paga impuestos debe tener todos los derechos. O si no, que nos exoneren del SRI”.
Construyendo su imagen
Wray no cree en las encuestas y aunque su voto se centra en las minorías confía en que pasará a la segunda vuelta. Pero su discurso es otro, más cauto y realista. “No estamos construyendo un proceso político para esta elección sino para las que vienen”.
La campaña de Ruptura en Guayaquil no es fácil. Es una ciudad caliente, no solo por el invierno sino también en lo político. “Hola, soy Norman Wray, candidato a la Presidencia por Ruptura. Y ella es mi binomio, Ángela Mendoza, vote 25”. La presentación la repite como una plegaria, una y otra vez en los epicentros electorales que eligió en la ciudad-puerto: mercados y universidades.
Embutido rancio, llantén fresco, cloaca abierta, maní recién molido… el mercado Central es un mosaico de olores, ofertas y temperamentos. Por sus pasillos de baldosas carcomidas, Wray bromeó en el local de las pócimas mágicas para el amor y las siete potencias; aunque él optó por una limpia contra el rechazo. Se tomó la foto con un héroe del Cenepa que ahora vende raticidas.
También tuvo tiempo para dar un concierto con su armónica, la Hohner Blues del ‘spot’ de TV. Y se movió con el ‘Norman Style’, barra que su grupo de campaña adaptó al ritmo del ‘Gangnam Style’.
En el mercado también se topó con una marea efervescente de banderas correístas, los rostros de Guillermo Lasso y de Lucio Gutiérrez viéndolo desde una camiseta sudorosa o la franqueza del grito “Ya tenemos Presidente, se llama Rafael” y “Alvarito (Noboa) es la opción”. Wray solo sonrió. Y siguió.
En las universidades se muestra jovial, aunque no se aleja del metódico catedrático -fue maestro universitario-. La tarde del martes llegó al Instituto Tecnológico Bolivariano, especializado en Enfermería.
La falta de profesionales en salud pública, el apoyo a las carreras técnicas y que “tanto vale el PhD como el artesano” son parte de su discurso en las aulas.
Para romper el hielo en el salón 201, en la hora de anatomía, contó que su apellido no es sinónimo de cierta cadena de supermercados. Su abuelo, relató, llegó a Quito por 1920. Tenía su nombre y fue uno de los ingenieros eléctricos ingleses que instaló el alumbrado eléctrico y el tranvía en la capital.
” Pero a veces sí da ganas -ser parte de la cadena de supermercados-, más cuando compites contra el Banco de Guayaquil, la renta petrolera, el banco del IESS…”. En sus recorridos le piden camisetas; a cambio da pulseras y reglas de cartón. “Es lo que ofrecemos: reglas claras, honradez, educación, salud…”.
Con ese buen humor y optimismo sigue la extenuante campaña y lucha por conseguir espacio para su familia; aparte de los dos hijos que tuvo en su primer matrimonio, tiene un niño de 1 año y medio y su segunda esposa, Lucía Norris, está embarazada de cinco meses. Según ella, no deja de tomar vitamina B, como le recomendó su homeópata de confianza y cada vez que pasa, ella trata de hacerlo dormir durante ocho horas seguidas.
Antes del Puerto, estuvo por la Sierra centro (Ambato y Riobamba), luego fue a otras ciudades del país, Cuenca, Azogues y Cayambe. Parece sentirse más cómodo en la Sierra, al igual que Paco Moncayo, que busca un escaño en la Asamblea. El feriado de Carnaval, sin embargo, volvió a la Costa y recorrió Manabí. Su esposa se unió al recorrido de Ruptura.