El presidente de Ecuador, Rafael Correa, consideró el lunes 30 de junio un “fracaso total” la marcha de indígenas que avanza hacia Quito en rechazo a una ley que los despoja de la administración del agua en sus comunidades.
“Marcha del Agua: un fracaso total” escribió el gobernante en su cuenta de Twitter, agregando que indígenas opuestos al gobierno “mienten con la privatización del agua, prohibida en la Constitución y en la propia ley”.
El Congreso, controlado por el oficialismo, aprobó el martes pasado una norma que regula el uso de los recursos hídricos, y a la que se opone un sector indígena. Los nativos, que habían logrado postergar por cinco años la aprobación de la ley a través de protestas, se oponen a que el Estado asuma exclusivamente el control del recurso.
La ley, que según Correa “desprivatizará” el manejo del agua que está en poder de grandes empresas que “ni siquiera pagan por ese recurso”, elimina en la práctica las juntas indígenas que administran el recurso en los territorios ancestrales. A raíz de ello, los aborígenes iniciaron una marcha de protesta que partió el 21 de junio desde la provincia amazónica de Zamora (sureste) y tiene previsto llegar a la capital ecuatoriana este martes.
Esta ley no libera “las fuentes de agua de los territorios concesionados a la megaminería; no respetaron la autonomía de los sistemas comunitarios de agua”, dijo Carlos Pérez, presidente de la Ecuarunari, organización que aglutina a los pueblos de la sierra andina.
Según los indígenas, el gobierno de Correa pretende con esta norma anular la oposición indígena a las concesiones mineras. Pérez comentó que son unos 500 indígenas los que llegarán a Quito para expresar su rechazo a la política extractivista del gobierno, así como a la enmienda constitucional promovida por el oficialismo que prevé la reelección indefinida del presidente.
Las nacionalidades indígenas, que en el pasado se adjudicaron la caída de gobiernos mediante la presión de sus movilizaciones, están divididas. Varias organizaciones apoyan a Correa, mientras que otras están en la oposición, lo que le ha restado fuerza al movimiento indígena en general.