Betty Amores, asambleísta que integró Alianza País, dice que el lema de los “corazones ardientes y las manos limpias en este momento ya casi es na broma”.
¿Qué pasó con la ética política, prometida por la revolución ciudadana?
Se perdió en el camino.
¿En el camino de quién?
Se perdió en el camino del ejercicio del poder.
¿Por qué? ¿Es difícil mantener el discurso?
Yo sé y admito que es sumamente complejo mantener esa ética política, pero cuando uno tiene un norte claro y ese norte se basa en lo que es correcto, en hacer las cosas bien sin dar lugar a dudas, ahí no hay problema.
En el caso del Gobierno, ¿qué ha ocurrido?
Lo que los ciudadanos han presenciado es que el famoso discurso revolucionario de los “corazones ardientes y las manos limpias” se va cayendo a pedazos y en este momento ya casi es una broma.
¿Y la Asamblea Nacional? Algunos twitteros dicen que habría que volver a llamarla Congreso, por el parecido con lo que sucedía antes…
Eso me disgusta. Es un acto de injusticia que nos metan a todos en el mismo saco. La ciudadanía tiene que estar absolutamente clara que, por ejemplo, quien (el domingo pasado) gritó a la Presidenta encargada: “Deja, anula, pide anulación de la votación”, no fui yo ni fue nadie de la bancada por la democracia, sino el arquitecto Fernando Cordero.
¿Qué significa eso?
Que no es toda la Asamblea la inmoral, que cuando lanzan esos mensajes de que toda la Asamblea es inmoral, lo que en realidad se hace es justificar la supresión de esa Función del Estado.
O que se advierta de una posible muerte cruzada…
La Constitución dice que se puede, pero debemos tener respeto de una Función del Estado en la que se está dando un debate en el que, además, están en juego precisamente los valores morales y éticos.
¿Usted cree que el arquitecto Cordero rompió esos valores el domingo pasado?
No lo digo yo, lo dicen las cámaras, lo dicen los videos y lo dice el resultado de la votación.
¿Cuál fue el resultado?
El presidente Cordero perdió tanto la votación primera como la rectificación.
Entonces, ¿no fue legal o constitucional la elección?
La figura de la anulación de la rectificación no existe en ningún artículo de la Ley Orgánica de la Función Legislativa y en derecho público solamente se puede hacer aquello que está explícitamente permitido.
¿Qué debieron hacer quienes conducían la sesión?
Debieron hacer una reconsideración, no esa malhadada anulación de la rectificación.
¿Se rompieron las reglas?
Así fue, lamentablemente.
¿Con qué propósito?
Para ganar la elección. El presidente Cordero solamente se sintió tranquilo cuando logró que este señor Vélez votara en blanco. Y cuando obtuvo dos votos más en blanco ahí sí la votación fue válida. Eso no tiene sustento ético porque el poder debe basarse esencialmente en ese sustento.
Pero, finalmente, Cordero será presidente de la Asamblea dos años más…
No hay ningún problema que lo sea, pero siempre tendrá encima el grave problema de su ilegitimidad en la función.
¿Ilegitimidad ética?
No solo ética sino jurídica. Por eso ya no importa en absoluto lo que pase en la próxima sesión, ya no interesa.
¿Por qué, si aún están en juego las vicepresidencias?
Por que se tengan o no se tengan los votos a favor de cualquiera de las dos bancadas ya quedó demostrado que la presidencia del arquitecto Fernando Cordero para los próximos años carece de legitimidad jurídica y ética.
¿Y eso incidirá en el trabajo de la Asamblea, en la legislación y en la fiscalización?
La tarea tiene que continuar. Si hay una equivocada partida de nacimiento no significa que no se pueda trabajar y trabajar bien.
¿No es contradictorio decir no hay legitimidad y creer que se pueda trabajar bien?
Lo que quiero decir es que le deseo suerte al presidente Cordero, pero creo que se subió a un tren tremendamente complejo y con un debilitamiento esencial: sin legitimidad jurídica y moral para ejercer su función.
¿Por qué cambiaron tanto las cosas en dos años?
A mí me duele constatar lo que ha pasado, pero creo que el desgaste de los dos años ha sido muy importante. Eso, sumado a los acontecimientos del domingo, definitivamente le han restado legitimidad.
¿Qué debería hacer Cordero, según usted?
Si yo fuera él pusiera la elección a disposición de la Asamblea para que esta reconsidere la votación y me sometería exactamente a la votación de esa reconsideración.
El asambleísta del oficialismo, Virgilio Hernández, admitió que algunos votos se negociaron, por ejemplo en el caso de Fernando Vélez.
Me parece gravísimo.
¿Gravísimo porque es lo mismo que se hacía en tiempos de la partidocracia?
Pero el asambleísta Vélez no somos los 124 asambleístas. Creo que ha habido demostraciones de mucha probidad. Le insisto en que es injusto generalizar. Hay asambleístas que hacen su trabajo de manera ética y se esfuerzan por el país.
¿Betty Amores está resentida con sus ex coidearios?
No, en lo absoluto. Yo soy de las personas que tienen objetivos superiores.
¿Y por qué participa en una elección contra su ex movimiento político?
Para mí lo más importante de haber sido partícipe de esa hazaña de juntar una oposición que durante dos años y medio no pudo juntarse, demuestra a la ciudadanía que con diálogo y poniendo por encima los intereses del país sí es posible construir acuerdos y consensos.
Habla como si se sintiera derrotada…
No, de ninguna manera. Me doy por satisfecha, pero no por vencida. Todavía queda un último round, al que hay que ir con toda la valentía y toda la fortaleza. En la próxima sesión de la Asamblea se pueden producir resultados que muchos no esperan.
Le insisto, sin embargo, que más allá de que Betty Amores resulte vicepresidenta o no, más allá de lo que pase en la siguiente jornada de la Asamblea, hay muchos ciudadanos decepcionados porque la política se sigue manejando igual que antes.
Lo fundamental en este momento para el país es mantener vivo el espacio democrático para el debate de ideas. Eso es la Función Legislativa.
¿Existe ese espacio democrático? ¿Lo ha habido en estos dos años?
La oposición ha podido plantear sus ideas y hemos tenido la posibilidad de hacer señalamientos al propio Gobierno, tanto cuando yo estaba en la bancada de Alianza País como ahora que estoy fuera de ella.
¿Hay que seguir creyendo en la Asamblea, a pesar de todo lo que ha ocurrido?
No estoy de acuerdo con la gente que dice “bueno, entonces, como todos son lo mismo vamos nuevamente a quemar la Asamblea Nacional y a inmolar a todos los que están ahí adentro. No estoy de acuerdo con ese pensamiento de que desaparezca la Asamblea, porque precisamente eso es lo que quieren hacer.
¿Quiénes quieren que no exista la Asamblea?
El Ejecutivo.
¿Con qué objetivo?
Para captar totalmente el poder y que la verdad sea la verdad que él cree que es la verdad.
¿Imponer una sola verdad?
Sí, y que entonces se elimine el último reducto, el último espacio en el cual es posible disentir sin que le manden a la cárcel. Entonces, es eso lo que queremos los demócratas. Yo, por lo menos, no estoy de acuerdo y por eso pido que las críticas se hagan en su justa medida.
Son críticas de la gente que vio la sesión del domingo…
Lo que se vio el domingo no fue una acción de todos los asambleístas. Lo que se vio el domingo fue que el presidente Fernando Cordero, violando las normas legales, ordenó a la Presidenta que en ese momento estaba en esa función que anulara una votación sin que haya ninguna norma que así lo permita. Eso es exactamente lo que pasó y no se dio paso a una moción de reconsideración de un error en mi posterior elección como Vicepresidenta.
El sector gobiernista dice que Betty Amores se ha unido con quienes no tienen una trayectoria limpia, como, por ejemplo, según ellos, el gutierrismo o Bucaram…
Lo que nos ha juntado a personas de tan distintas ideologías es un objetivo -a mi juicio sumamente válido- y que es primero defender la democracia y el Estado de derecho y de justicia. Segundo, defender la existencia de la Función Legislativa en el ejercicio de sus atribuciones de legislar y fiscalizar; y, tercero, recuperar la Constitución de Montecristi. Esos tres objetivos nos han juntado, si es que esos tres objetivos dejan de existir pues ya no nos juntaremos.
¿Se trata de otra alianza política antiética?
Si estamos juntos por esos tres objetivos yo no veo lo antiético. Estos son los tres objetivos generales que nos han juntado y eso está absolutamente claro para todos.
Pero el oficialismo no piensa de esa manera…
En lugar de andar diciendo ese tipo de cosas, el Gobierno debería mirar a su propio ombligo para que vea quiénes son los que están en el ejercicio del poder.
¿Quiénes son?
Son precisamente personas provenientes de todos los grupos de derecha y de centroderecha que han gobernado este país.
¿Quiénes están gobernando, en realidad?
La derecha, pero no una derecha que por lo menos busca mejorar la producción o que cree en el país y que invierte, sino una derecha especulativa, sumamente corrupta. Esa derecha es lo peorcito que hemos tenido en el país.
Pero ¿cómo se entiende eso de un Gobierno que se dice revolucionario?
Porque una cosa es lo que se dice y otra cosa es lo que se hace. Solo que lastimosamente la gente, en una proporción cada vez más reducida, sigue creyendo que es verdad lo que dice el Gobierno y no se pone a analizar lo que realmente se hace…
El sector legislativo que la apoya ha dicho que el debate sobre la ley de medios es una batalla decisiva. ¿Por qué?
Es necesario que la ciudadanía se exprese respecto del proyecto de Ley de Comunicación. Hay que abrir una discusión mucho más amplia hacia la sociedad civil en relación con el contenido que vaya a tener esa ley.
¿Usted cree que la sociedad no ha debatido lo suficiente la ley de medios?
Yo creo que todavía ese tema ha estado metido dentro de la Asamblea y el Ejecutivo.
¿Habrá un debate suficientemente democrático y ciudadano antes de aprobar la Ley de Comunicación?
Si nosotros llegamos a la Asamblea y logramos la mayoría para lograr ese propósito, sin lugar a dudas así será…
¿Cuál es el deber ético de un asambleísta este momento?
Actuar de acuerdo con los intereses de su pueblo y no de acuerdo con los intereses de su bolsillo o de sus intereses personales.
Pero el concepto de ‘pueblo’ puede ser subjetivo. Todos los políticos se jactan de que defienden los intereses del pueblo…
El pueblo lo que quiere es poder vivir bien. En lo que a nosotros respecta, nos compete hacer una legislación que permita y cree esas condiciones.
¿Eso es lo que hace falta?
Claro, porque por ejemplo no es justa una ley de reforma tributaria que encarecerá el valor de los vehículos y que lo único que no va a ser es verde…
¿No es justa la reforma?
La gente comprará autos que no tengan impuestos tan altos y serán autos de bajo precio y usados, es decir, los que más contaminan. Entonces la idea es que en la Asamblea podamos disentir y podamos decidir que ese tipo de leyes no son posibles.
Y ahí volvemos a la ley de medios…
La Constitución es absolutamente clara cuando dice no a la censura previa.
¿Existe el peligro de que se legitime esa censura?
Creo que estos dos años han servido para que todos entendamos que informar es una responsabilidad de altísima gravedad y delicadeza. Hay que generar mecanismos para no volver a una prensa que sí era altamente influida por intereses particulares y promover la conciencia de la responsabilidad que significa informar.