Hace 20 años que ‘Dalo’ practica boxeo y, hace cinco, artes marciales mixtas. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
Doble jab y patada. La silueta escurridiza de Abdalá ‘Dalo’ Bucaram Pulley recorre todo el gimnasio de su casa.
No es un novato. Hace 20 años practica boxeo y, hace cinco, artes marciales mixtas. Por eso, ni la intensa agenda en busca de votos le roba esos minutos en los que se equipa con guantes y la camiseta de Fuerza Ecuador (FE), su partido.
Es el día 23 de la campaña presidencial y la campanada inicial para el líder de la lista 10 repicó en la Catedral de Guayaquil. Antes de las 09:00 tuvo una breve reunión privada con monseñor Luis Cabrera. Parecía contradictorio. Bucaram es cristiano evangélico, pero “este no es un tema de religión, es de respeto al Estado laico”, dijo.
Minutos después se acomodaba el terno para hablar frente a la cámara que va con él a todos lados. Entonces, nombró a los oponentes que comparte con la Iglesia Católica: el aborto, la corrupción, la pobreza.
Corte del video. El primer ‘round’ del día acaba y está listo para visitar un canal estatal.
Son casi las 11:00 y camina hacia el reducido set. La afección a la garganta, que le molesta desde el debate presidencial, aún no se aplaca. Así que al inicio de la entrevista recurrió a las señas, un lenguaje que puso en práctica en estos días electorales.
En este canal trabajó su esposa, la animadora Gabriela Pazmiño, quien en ese rato lo esperó en el auto GMC de la familia. Prefirió grabar un video, que fue presentado como sorpresa.
En el programa proyectaron algunas fotos de su infancia, cuando jugaba fútbol y hacía campaña a favor de su padre, el expresidente de la República y líder del desaparecido PRE.
El programa acaba y un nuevo asalto también. Es hora de volver a casa por los niños.
En el cuadrilátero del hogar le dicen ‘Presi’, como si ya le hubiesen levantado el puño en el ‘ring’ electoral. Su casa, en el norte de Guayaquil, casi siempre está repleta de pastores, políticos, asesores y la cámara, que incluso se inmiscuye en sus mimos a Charlotte, la menor de sus cuatro hijos. Los pequeños están acostumbrados a eso; los Bucaram-Pazmiño tienen una vida de ‘reality’ show.
Durante esta pausa, la pareja dejó la formalidad por zapatos deportivos y camisetas -en la de Pazmiño se lee: “Primera Dama del Ecuador”. Comen un cebiche de camarón en tarrina y están listos otra vez.
El siguiente asalto es una caminata por la Cooperativa San Francisco, una zona popular donde ofreció dar un golpe de gancho a las drogas. Con la energía de Rocky, Bucaram sube al trote las cuestas lodosas. Va de casa en casa, abrazando y tomándose fotos.
“Yo soy del tiempo del CFP, luego estuve con el presidente Bucaram y ahora, con Dalo”, dice Carmen Salvatierra, una de sus simpatizantes.
El presidenciable, de 34 años, renovó el PRE y se rodeó de jóvenes. Sus candidatos a la Asamblea, como Carlos Juez y Mario Ron, son también sus amigos de infancia y los únicos espectadores de sus entrenamientos, luego del almuerzo.
‘Dalo’ golpea y regresa a su distancia. “Es casi ‘pro’ (profesional). No se hizo ‘pro’ porque será presidente”, dice el entrenador Frank Vidal, cuando le preguntan por su rendimiento.
En el gimnasio o en la calle, Bucaram se mueve con la agilidad de un peso pluma. Su paso de salsa choke, ritmo del jingle en el que ofrece dar ‘palo’ a los corruptos, tiene un aire a zapateo de boxeador. Así lo mostró en una caravana por el Guasmo, el último ‘round’ del día.
Cuando se bajó de la camioneta corrió, hizo cascaritas y luego se acercó a saludar a una caravana de Creo que iba por su ruta. Sus carros están forrados con mensaje de FE y “Dalo por hecho”. Pero uno en particular resaltaba: “Yo prometo traerte presidente Bucaram”.
El 27 de marzo prescriben los juicios contra su padre. Pero en la arena política, ‘Dalo’ no se arriesga a decir si será un golpe a su favor. “Como familia esperamos la venida del abuelo”.