El ciudadano reparte el gasto en salud

En Ecuador hay una paradoja en materia de salud. Existen segmentos de la población que pagan varias veces para tener derecho a la salud y otros que no acceden a ningún tipo de servicios.

Édison Aguilar, del Instituto de Salud Pública de la PUCE, hace referencia a datos que el mismo gobierno de Rafael Correa difundía en 2007 y que señalaban que 3 millones de ecuatorianos no tenían acceso a la salud. “No se ha dicho qué ha pasado con estas personas, solo se dice que las atenciones médicas han aumentado, pero no sabemos si la cobertura ya llegó a ellos”, señala Aguilar.

La inequidad parte de la falta de un sistema único de salud que condense todos los aportes.

Aquí se favorece la coexistencia de un sistema tripartito de salud (sistema público, seguro social y seguro privado).

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) incluye a Ecuador en el grupo de países con escasa integración entre el financiamiento público y las cotizaciones a la seguridad social.

“Pagamos impuestos -explica Aguilar-, pagamos la afiliación al IESS, pagamos un seguro privado, pagamos tasas municipales que tienen que ver con salud como saneamiento, alcantarillado, recolección de basura… y pagamos el famoso gasto de bolsillo que significa que como aquí no le piden receta para algunas cosas, usted entra a la farmacia y pide lo que cree que le puede hacer bien”.

En el caso del Ecuador, el 7,5% de los gastos de los hogares se destinaron, en el 2008, a salud, según la Cepal.

El Banco Mundial indica que para 2010, el paciente desembolsaba el 78% de los gastos de salud.

No hay indicadores más recientes que permitan ver la incidencia de las políticas públicas de salud.

Sebastián Oleas, del Instituto de Economía de la Universidad San Francisco, coincide en que la falta de un sistema único de salud propicia la dispersión de los aportes. “Todos los que pagamos el Impuesto a la Renta y alguna forma de impuesto contribuimos a los gastos generales del Gobierno y entre estos, los gastos de salud”.

Según Oleas, el segundo aporte que hacemos es el pago a la Seguridad Social, “aunque nunca ocupemos sus instalaciones, y, por último, está el seguro de salud privado, al que optamos por la rapidez de acceder al servicio”.

El INEC explica que un 9,4% de la población (1,3 millones de personas) tiene seguro de salud privado. La Asociación de Compañías de Seguros del Ecuador (Acose) sostiene que existen nueve compañías que operan en la asistencia médica en el país y que sus ganancias, a septiembre de este año, fueron de USD 36 millones y de USD 40 millones en 2011. La cifra de asegurados es cercana a la cantidad de empleados privados (1,9 millones de personas, el 80,3% de los ocupados plenos del país).

Es menos habitual que los servidores públicos (472 380 personas, que equivale a un 19,7%, los ocupados plenos) contraten un seguro privado. Los que lo hacen pagan un precio más elevado porque no tienen la ventaja del corporativismo, a menos que lo hagan a nombre de una asociación de empleados o de un sindicato.

Los empleados públicos aportan solo al IESS y aunque su contribución es más alta que la de un privado (11,35 % de su sueldo frente al 9,35% que aportan los privados) no tienen ninguna preferencia en cuanto a la cobertura de salud.

El IESS es el que se lleva la mayor cantidad de aportes (hay 2,3 millones de afiliados) y al año recauda un promedio de USD 3 000 millones. Pero los beneficiarios son los cotizantes y dependientes. Ecuador ve de lejos el ideal de Brasil, Costa Rica y España que cuentan con sistemas únicos de salud.

Brasil tiene un sistema de salud con financiamiento contributivo (los aportes se hacen de acuerdo con los ingresos) y prestaciones universales a través de un sistema único de salud creado en 1988. Este garantiza el acceso a la salud a toda la población. Los prestadores directos son los municipios y estados, que cuentan con una red propia de establecimientos que brinda atención ambulatoria y hospitalización o subcontratan servicios en el sector privado.

Testimonios

Ronald López, 35 años / Trabajador autónomo

“Voy a fundaciones que tienen costos razonables” No estoy afiliado al Seguro y tampoco tengo uno privado, cuando tengo un problema de salud voy o llevo a mi familia a los consultorios de fundaciones que ofrecen consulta médica a un costo razonable. Hace poco tuve un problema con mi rodilla y había oído que en Concentración Deportiva hay un centro que se ocupaba de estas lesiones. Tuve que esperar pero conseguí atención.

Katy B., 30 años / Empleada pública

“No podemos tener un seguro privado” La mayoría de los empleados públicos aportamos solo al Seguro Social y lo bueno es que ahora ya podemos llevar a nuestros hijos. Pero lo malo es que todo tarda mucho. Antes de llegar al especialista, pasamos por un médico general y entre cita y cita pasa mucho tiempo. Si queremos podríamos pagar un seguro privado, pero nos toca hacer un contrato individual.

María Shiguango, 44 años / Trabajadora informal

“Vamos más rápido a la farmacia” Nosotros vamos al subcentro de salud de San José de Morán y si estoy grave me mandan al centro de salud de Calderón o al Hospital Pablo Arturo Suárez. Ahora es así y también hay que llamar e insistir para que nos atiendan. Antes madrugábamos, pero siempre veíamos a un médico el mismo día. Por eso si no estamos tan mal vamos más rápido a la farmacia y compramos alguna pastilla.

Gastos en el sector

En 2008.  El gasto en salud del sector público fue del 37% (con relación al gasto total en salud), según el Banco Mundial. Cuba tenía un 91,5% en este indicador y Costa Rica un 68,1%.

El gasto per cápita  en salud del país es de USD 328, mientras Cuba tiene USD 607 y Costa Rica USD 811, según la misma fuente.

El gasto en salud en Ecuador representa un 2,14% del PIB. Mientras en países como España se destina un 7%.

Suplementos digitales