Tras 17 días de paro nacional y un fallido intento político por destituir al presidente Guillermo Lasso, las opciones del Gobierno Nacional para resolver la crisis se acortan.
Las protestas y los enfrentamientos se mantienen en Quito y Cuenca y algunas ciudades de la Amazonía. Mientras que en el resto del país se vive una nueva normalidad de desabastecimiento, restricciones e inflación.
La noche del martes 28 de junio la oposición política no alcanzó los 92 votos que necesitaba para cesar en el cargo a Lasso. Para muchos, fue un round que ganó el Gobierno, pero la pelea todavía está entera.
“Si bien la muerte cruzada ya no es una opción, el peligro sigue siendo real para el gobierno”, señaló Andrés Cervantes, constitucionalista. El jurista consideró que 81 votos de censura al gobierno es un termómetro que dice mucho de la realidad política que enfrenta el Mandatario.
“No creo que el no obtener los votos para una destitución haya servido para bajar la tensión que es lo que se necesita ahora”, señaló por su parte Pedro Donoso. Aseguró que la iniciativa fue una apuesta arriesgada de la oposición que puede provocar que el gobierno se fortalezca.
Insistir en el diálogo
La solución a la crisis del país estaría en el diálogo. Una conversación franca entre las partes en las que reconozcan errores y busquen soluciones a los problemas cotidianos que afectan a la población, como el desempleo, la pobreza y la inseguridad.
Así, la tensión bajaría y el Gobierno tendría capacidad de maniobra para los tres años que le faltan para terminar el mandato.
“El diálogo es la única alternativa que tenemos”, sostuvo por su parte Ramiro Ávila, mediador del proceso de diálogo. El catedrático consideró como un error del presidente Lasso el desconocer la autoridad de Leonidas Iza, con quien dijo que no volvería a conversar.
“El país necesita rectificaciones y una de estas es el diálogo”, añadió Ávila.
Si de rectificaciones se trata, el analista económico Alberto Acosta Burneo plantea un cambio en la dinámica del Mandatario, el que, a su criterio, se caracterizó en el primer año de su mandato por “exabruptos del presidente y quemar puentes con el resto de políticos”.
Sin mencionarlo, se refería al quiebre que tuvo con su aliado electoral, Jaime Nebot, con el que mantuvo una alianza que se mantuvo durante la campaña presidencial y se rompió antes de asumir la presidencia. Lasso también pidió en marzo al Servicio de Rentas Internas iniciar una investigación por evasión al excandidato presidencial de la Izquierda Democrática, Xavier Hervas.
El Partido Social Cristiano, que dirige Nebot, y la Izquierda Democrática no apoyaron la iniciativa de destituir a Lasso.
“Para sobrevivir los tres años restantes tendrá que reconstruir puentes”, señaló Acosta.
La urgencia de un diálogo es impulsada también por los sectores productivos que han señalado tener millonarias pérdidas por el bloqueo de carreteras y las paralizaciones.
“El clúster bananero y platanero del Ecuador llama a un diálogo nacional que incluya a diversos sectores que conformamos este país”, dijo un comunicado del sector bananero. Esta industria es la principal generadora de empleo en el agro de la Costa.
Contrato social
Para el exministro de Finanzas, Marco Flores, el paro y la crisis no se hubieran producido si Lasso hubiera cumplido con las ofertas de campaña que le permitieron ganar la presidencia.
“Pero no se cumplieron y la economía fue dirigida a la casa en orden neoliberal en un país con el 40% de pobres”, señaló el economista. Esto explicaría la adhesión de otros sectores a las movilizaciones y paralizaciones.
La solución: diálogo para conseguir la paz, afirma.
“Pero no una paz de los sepulcros sino paz que surge de un contrato social justo, moderno y eficaz, que promueve progreso compartido”, finalizó Flores.