Redacción Guayaquil
El puerto de Posorja es una parroquia rural de Guayaquil (Guayas), cercana al cantón Playas, y a más de una hora de distancia de la cabecera cantonal. Ahí se instalaron dos de las seis industrias atuneras más importantes del país.
Sálica es una de ellas. Pertenece al grupo español Albacora y tiene cuatro años procesando atún en Ecuador. En la planta de Posorja trabajan 2 300 empleados.
Joaquín Gómez, gerente de Sálica, dice que en 2008 se procesaron 60 000 toneladas de atún, el 80% se exportó a Europa y el resto a Latinoamérica.
La empresa tiene una flota de tres barcos con bandera ecuatoriana. Pero también trabajan con dos embarcaciones asociadas. La capacidad de pesca va desde 1 300 hasta 2 200 toneladas. Estos barcos pasan entre 10 y 15 días en el mar. “El año pasado trajimos pesca del Atlántico y del Índico para abastecer a la industria, porque la pesca local no alcanza”.
Según la Cámara Nacional de Pesquería, Sálica es la tercera exportadora del país. Entre enero y abril de 2009, la empresa vendió 5 491 toneladas de atún en conservas. Además, 1 682 toneladas de pescado congelado.
En el mismo pueblo, que tiene 30 000 habitantes, está la empresa Negocios Industriales Real SA (Nirsa). La fábrica tiene 50 años en el mercado ecuatoriano.
La flota de Nirsa consta de 10 barcos atuneros y cinco sardineros, con una capacidad de bodegaje de 2240 toneladas.
En las diferentes líneas de producción trabajan 2 500 empleados. Y tiene una capacidad de procesar 250 toneladas diarias.
Entre enero y abril de 2009, esa fábrica exportó 3 177 toneladas de atún. Y otras 3 318 toneladas de pescado congelado.
En Guayaquil está la empresa Empesec, que lidera el mercado de exportación. En los primeros cuatro meses vendió 7 678 toneladas de atún en conservas y 1 596 de pescado congelado.
Gabriela Cruz, presidenta de la Federación de Cooperativas Pesqueras (Fenacopec), explica que Guayas tiene una mayor organización pesquera. Hay 70 asociaciones. Mientras que en Santa Elena existen 23 agrupaciones.
Cruz dice que la separación de ambas provincias no cambió la estructura pesquera. “Nos habrán separado del mapa, pero en el mar no hay límites. Y los problemas de los pescadores son los mismos: inseguridad, pobreza…”.