Son las 6:00 en el redondel de la Villaflora, en el sur de Quito. Los vehículos que se dirigen en ese sentido circulan con normalidad. Pero esta situación no es la misma en la calle Corazón que conecta con la avenida Napo. Los buses, que se dirigen al centro y norte, de la capital están atascados. El semáforo se demora 20 segundos en cambiar de color. Los conductores, con rostros preocupados o enojados, intentan rebasar a los buses para avanzar. No cumplen su objetivo.
En la primera intersección se visualiza un agente de tránsito. Con el movimiento de su mano indica que los automotores que circulan por la avenida Napo en sentido sur- norte deben avanzar, pero se encuentran con los buses que se llegan desde el sector de Las 5 Esquinas.
Este lugar es considerado como punto crítico. Los autos que circulan desde el sur de Quito y toman la ruta que atraviesa el sector de Las 5 Esquinas se unen con la carga vehicular en la avenida Napo. Para conseguir un puesto en esta calle transcurrida en plena hora pico toma varios minutos.
Atascos aumentan tiempo de traslado
Estudiantes del colegio Montufar y de planteles educativos aledaños no pueden esperar más. Se bajan de los buses y empiezan a caminar. Han pasado 30 minutos desde el redondel de la Villaflora hasta la calle Alpahuasi, casi siete cuadras.
Carlos Torres es estudiante y dice que por lo general este trayecto lo realiza en 10 minutos, pero ese tiempo cambió. “Ahora con tantos vehículos debo salir temprano, o como ahora que tuve que bajarme del bus para caminar. A veces llego a tiempo o con las justas”.
Desde el sector de la Alpahuasi hasta el colegio Montúfar, los vehículos van a una velocidad de 10 km/h. Las mujeres en el interior de los autos aprovechan que el tránsito va lento para maquillarse, otros conversan por teléfono y los más impacientes miran desesperados el reloj y el cambio de semáforo.
Han transcurrido 39 minutos y los vehículos se detienen en el plantel fiscal. En este lugar está otro agente de tránsito. En la unión entre las avenidas Napo y Velasco Ibarra se activa el primer contraflujo que empezó a funcionar desde las 6:30 hasta las 9:00 del pasado lunes 30 de mayo. La ruta comprende desde el colegio Montúfar hasta Tola Baja (mirador de Paluco). A partir de ese punto, los vehículos pasan por la vía habilita Pedro Pinto hasta el sector de El Trébol.
Una vez que los vehículos ingresan a la zona del contraflujo, por fin el tránsito avanza. En este punto los gestos de los pasajeros cambian. Los buses van con los vidrios empañados y muchos usuarios, de pie. Los conductores aprietan el acelerador para recuperar el tiempo perdido por la congestión de la avenida Napo.
Esta situación viven a diario los quiteños que deben cruzar la ciudad para dirigirse desde el sur hacia sus lugares de trabajo o estudios en el centro o norte de la urbe. Desde el sector de El Trébol hasta el mirador de Paluco, en la Tola Baja, los transeúntes se demoran nueve minutos en ese trayecto y desde este punto hasta el coliseo Rumiñahui el tránsito fluye.
En la noche, la congestión se amplía a vías aledañas a zona del contraflujo
El contraflujo en la avenida Velasco Ibarra se inicia en la noche desde las 18:00 hasta las 19:30. El paso vehicular se modifica desde el coliseo Rumiñahui hasta el sector de la Tola Baja, cerca del redondel de El Trébol.
Pese a los contraflujos aplicados por la AMT el tráfico sigue siendo intenso en la avenida Napo desde Chimbacalle hasta el colegio Montufar. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.
En un recorrido realizado por este Diario la tarde y noche del miércoles 1 de junio de 2022, se evidenció que, pese a ampliar los carriles, la alta carga vehicular no solo afecta a esa vía, sino que se propaga a los sectores aledaños al Coliseo Rumiñahui. Los automotores saturaban la av. La Coruña y la calle Julio Zaldumbide.
En esa zona, los vehículos avanzaban pocos metros. Lo mismo pasaba en las vías cercanas, como la calle Lugo. Más de una hora tomaba salir desde la intersección de esa vía con la av. La Coruña hasta la Ladrón de Guevara. Casi 20 minutos por cada dos cuadras. Otra de las conexiones que estaba saturada por autos era la Toledo.
Las personas en los vehículos se notaban cansadas y preocupadas, pitar era su medida de desahogo. El tráfico desde el redondel de la Plaza Brasilia iba en los dos sentidos, de sur a norte y de norte a sur. Agentes de tránsito, que se encontraban en el lugar, aseguraron que la situación en el sector siempre es la misma.
El equipo de este Diario descendió del vehículo para avanzar a pie. Al consultar a distintos conductores, las personas decían que estaban atascados en el tráfico más de una hora. Otros referían que les tomó más de 45 minutos llegar al Coliseo. Algunos usuarios buscaban retroceder para buscar otras vías. Pocas personas optaban por bajarse de buses y taxis por la oscuridad de la noche.
A pesar de existir un contraflujo en la zona, el problema de los atascos se repite en las vías cercanas al Coliseo. Ese día no había presencia de agentes en estos puntos, pese a que son críticos en la ciudad. A pocos metros de llegar al contraflujo la imagen persiste, ya que los conductores no pueden circular de forma fluida por la cantidad de vehículos que intenta ingresar a la zona donde aplica la medida.
Cerca de las 19:30, al finalizar el contraflujo, el tráfico era igual. Alrededor de una hora y 15 minutos tomaba a los conductores salir de calles o avenidas cercanas hacia el Coliseo, donde inicia la medida.
Casi una hora desde El Trébol hasta el coliseo Rumiñahui
En este lugar la situación es similar, las vías están repletas de vehículos que no logran movilizarse y que están atascados por varios minutos, incluso horas. Algunos conductores comentaron que desde El Trébol hasta el Coliseo iban cerca de 55 minutos.
El tráfico era en cualquier sentido, de norte a sur y viceversa. Pocas opciones en el redondel tenían los conductores, ya que casi todas las salidas estaban congestionadas. Algunas personas bajaban de los buses o taxis para caminar algunos metros y encontrar mejores alternativas, por la hora y la inseguridad eran pocas.
De igual forma, en el mismo sector la noche del jueves 2 de mayo se realizó el concierto de Karol G en el coliseo Rumiñahui. Las personas comentaron que el tráfico en el lugar era insostenible. Hasta el ECU 911 informó sobre la alta carga vehicular en la zona alrededor de las 19:00.
Carla Zapata vive cerca de la plaza de La Floresta. Cuenta que esa situación la viven los residentes de ese sector del norte de Quito casi todos los días. Menciona que a pesar de contar con el contraflujo el inconveniente se genera también en las calles que están cercanos al inicio de donde se aplica la medida.