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Niños nacidos en España, de padres ecuatorianos, no reciben la nacionalidad

Roxana Cazco, Corresponsal en Madrid

Izan Suquillo tiene nombre vasco y nació en Madrid, pero no es español. Sus padres dicen que uno es del lugar donde nace y donde vive, pero para el Estado ecuatoriano están equivocados. La nueva Constitución otorga desde el 20 de octubre de 2008 la nacionalidad ecuatoriana a los nacidos en el extranjero hijos de compatriotas, y sus descendientes hasta el tercer grado de consanguinidad.

El cambio legal, según el Gobierno, intenta proteger a los descendientes de los emigrantes frente a la situación de apatridia que enfrentaban al nacer fuera de nuestro país.

La anterior Carta Magna únicamente  otorgaba la nacionalidad a aquellos de padre o madre ecuatoriana si uno de los dos estaba al servicio del país o de un organismo internacional; o “transitoriamente fuera del país por cualquier causa”.

Es decir, los hijos de ecuatorianos residentes en España  carecían de nacionalidad al nacer y eran apátridas. Frente a ello, el Estado ibérico, en su  labor de protección a los menores, les otorgaba la española por presunción.

“Estoy molesto con esta medida”, dice el padre de Izan, Óscar Suquillo, mientras espera el turno para inscribirlo en el Registro Civil local, de la calle Pradillo, al norte de Madrid.

Izan, como los 4 792 hijos de ecuatorianos nacidos en la Península desde octubre de 2008 –según el Consulado-, es extranjero en la tierra donde nació.  Debe tramitar un permiso de residencia como cualquier inmigrante y solicitar, si quiere, la nacionalidad por residencia.

Es decir: empezar desde cero. “Es absurdo que mi hijo, habiendo nacido aquí, tenga que hacer los mismos trámites que yo para acceder a la nacionalidad española”, lamenta el   padre de 24 años. Antes, los menores la obtenían automáticamente.

Ahora se ubican en la misma situación de cualquier inmigrante, a excepción de que deben esperar un año, y no dos, para solicitar la nacionalidad.
 
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