En el negocio de Jacinto Anchundia, en Pedernales, se lava el camarón para venderlo. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
En la camaronera Carabay, en el estuario del río Carrizal Chone, cada minuto cuenta.
Una cuadrilla de 16 obreros trata de salvar la producción que aún queda en estas 117 hectáreas, ubicadas en Portovelo, al norte de Manabí. El terremoto del sábado pasado destruyó varios muros de las 12 piscinas de esta camaronera.
Cada una producía unas 8 000 libras de camarón de exportación, especialmente al mercado europeo. En dos de ellas no queda agua, solo un lodazal con enormes grietas.
En el resto de infraestructuras hay filtraciones en muros y daños en compuertas y bombas. Estas últimas son vitales para oxigenar el agua. “Sin eso el camarón que queda se nos muere”, dice uno de los trabajadores, Ramón Barres.
En Portovelo la situación es crítica porque, además, no hay hielo. La opción para los camaroneros de esta zona es llevar el producto a Guayaquil, pero para eso necesitan camiones fríos, que no hay.
En Pedernales, otra zona camaronera, el terremoto dejó enormes zanjas en muros y caminos de acceso a las camaroneras. La infraestructura eléctrica y los sistemas de bombeo también se dañaron.
En este cantón hay dos empacadoras afectadas en su infraestructura. Amílcar Ambrogi, secretario ejecutivo de la Cooperativa de Productores de Camarón de Pedernales (Cooprocam), comenta que aunque las plantas aún pueden funcionar están semiparalizadas por falta de trabajadores, que murieron en el siniestro o migraron de la zona por temor a réplicas.
Ambrogi tiene 52 hectáreas (ha) destinadas al camarón en el estuario del río Cojimíes; de ellas, perdió 25 ha, relata mientras una pala mecánica rellena con tierra un tramo de acceso a una de sus piscinas. La tarea es clave para sacar el producto que aún le queda.
Cooprocam calcula que entre 8 000 y 10 000 ha de 15 000 destinadas a la pesca de camarón entre Pedernales y el sur de Esmeraldas deben ser intervenidas. El problema es crítico, pues el sector camaronero representa el 90% del producto interno bruto (PIB) de Pedernales. El resto son actividades como turismo, agricultura, pesca, ganadería, etc.
Pedernales exporta entre 160 y 200 millones anuales al mercado asiático, EE.UU., Europa y otros. El gremio proyecta que requerirán unos USD 30 millones en créditos blandos y urgentes para atender los daños generados por el terremoto.
Necesidad de crédito y evaluaciones
“Hasta que no se rehabilite el sector, Pedernales mismo no va a poder ser rehabilitado, porque depende del camarón”, dijo el empresario Oswin Crespo Mera, quien perdió cuatro de las 17 piscinas que tenía en el sector. El resto de infraestructuras tiene cuarteaduras de hasta cuatro metros de profundidad. Para la reconstrucción necesita más de USD 250 000, que no dispone.
El sector camaronero genera empleo directo para unas
6 000 personas en la zona.
“No necesitamos evaluaciones, necesitamos créditos inmediatos”, dijo el secretario de la Cooprocam.
Crespo sostiene que, además, el sector mueve un sinnúmero de empleos indirectos como mecánicos, electricistas, personal ocasional en momento de pesca, entre otros.
Este sector comercial también registró afectaciones. En Pedernales funcionaban cerca de 40 locales de venta directa de camarón; de ellos, solo quedan cinco. Édison Sosa perdió USD 5 000 en producto.
José Antonio Camposano, de la Cámara de Acuacultura, explica que un 10% de hectáreas de las camaroneras del Ecuador está en Manabí. Esto es 20 000 de las 213 000 hectáreas que existen a escala nacional. La particularidad es que en Manabí están los camaroneros más pequeños del país.
El Ecuador exporta 60 millones de libras de camarón al mes y Manabí aporta con unas 5 millones de libras.
La Cámara proyecta que habrá contracción en el volumen de producción y en las ventas. Unos 500 productores están sin capital para reconstruir y luego no tendrán capital de trabajo (comprar larva).
El impacto será una posible contracción en el volumen de las exportaciones en este año, dijo Campusano.
En el caso de la camaronera Carabay la reconstrucción llevará, al menos, ocho meses y USD 1 millón para reedificar las piscinas, de las cuales dependen unas 25 familias.
Denis Zambrano, administrador de la camaronera, aún no se sobrepone a la tragedia del sábado pasado.
El terremoto literalmente hundió dos metros su vivienda, ubicada entre las piscinas camaroneras.
El sacudón fue tan fuerte que pensó que la tierra los tragaría.Se seca las lágrimas, toma una enorme bocanada de aire y se une a un grupo de trabajadores que a esa hora intenta poner en marcha una bomba de agua.
En contexto
El sector genera empleo directo para unas 6 000 personas en la zona. El problema es crítico, pues esta industria representa el 90% del producto interno bruto (PIB) de Pedernales. Un 10% de las hectáreas de camaroneras del Ecuador está en Manabí.