A la microempresa le cuesta entrar a las cadenas

Fk You.

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Héctor Solís viene de una familia de agricultores cacaoteros y hace un año decidió comprar maquinaria para elaborar tabletas de chocolate: su plan es colocar sus productos en cadenas de supermercados.

“Pasamos mucho tiempo vendiendo el grano, ahora le pusimos valor agregado y tenemos la certeza de que nuestro producto va a entrar al mercado con éxito porque es de muy buena calidad”, dice Solís, oriundo de Milagro, Guayas.

El propietario de Chocolates Solís todavía espera que su producto llegue a una de las cadenas. El primer contacto que hizo fue en diciembre pasado en una de las ruedas de negocios organizadas por la Superintendencia de Control de Poder de Mercado, luego de que se publicó el Manual de Buenas Prácticas para Supermercados, en noviembre del 2014.

Dos cadenas, cuenta Solís, se mostraron interesadas, pero no concretó ventas por la falta de un registro sanitario. Luego de un mes, con el cacao cosechado y los potenciales compradores, el emprendedor cuenta que le anunciaron que el trámite para obtener el registro sanitario demorará seis meses.

El manual establece en el artículo 9 que los productos de los proveedores que facturen entre USD 50 000 y 1 millón (Mipymes y negocios de Economía Popular y Solidaria) corresponderán “obligatoriamente al 11% de las compras totales realizadas por los supermercados”.

Además, en el artículo 19 se exige que al menos el 15% de las perchas se destine a los productos de estas categorías.

Con estas nuevas reglas, las cadenas afinan estrategias e invierten más recursos para cumplir con la normativa. Sin embargo, el tiempo que tardan en entregarse los registros sanitarios, como en el caso de Chocolates Solís, frena a los microempresarios y retrasa los procesos de ingreso como proveedores en las cadenas.

En el caso de Édison Romo, propietario de Macafri, que procesa carnes en Quito, la obtención del registro sanitario para su línea de embutidos tomó cuatro meses.

Romo intentó en anteriores ocasiones que su línea de embutidos entre a los supermercados de Corporación Favorita, pero recién en diciembre lo consiguió. Ahora le preocupa que para que otros de sus productos lleguen a las perchas, tendrá que esperar varios meses por el registro.

Otra limitante para los microempresarios son las inversiones en empaques. Antonio Vinueza, de papas fritas Produ Artesanal, cuenta que para ser seleccionado como proveedor en Corporación El Rosado (Mi Comisariato) invirtió unos USD 10 000 en empaques que tengan registro sanitario, semáforo nutricional y toda la información requerida. “En fundas lo mínimo que se puede hacer de pedido es de 20 000 y por diferentes tamaños”.

Melissa de la Vega, del área de relaciones públicas de Almacenes Tía, cuenta que la cadena ha publicado tres avisos de prensa con su campaña ‘Apoyando a la pequeña Industria y la Economía Popular y Solidaria’. Además, en el sitio web de la cadena se habilitó la opción ‘Hazte proveedor’, en donde los microempresarios pueden registrarse.

Aunque hay acogida, el problema es que “algunas micro-empresas no están debidamente formalizadas y no todos los productos que ofrecen cumplen con las disposiciones legales tales como registro sanitario o normas técnicas de etiquetado”, menciona Vega.

Con Vega coinciden los voceros de Corporación Favorita, que durante el 2014 contactó a más de 130 microempresarios en ferias y ruedas de negocios. “Obtener un registro sanitario demora meses, los costos son elevados, el trámite es sumamente engorroso”, mencionan.

El manual también otorga incentivos a las cadenas que privilegien a los proveedores de la Economía Popular y Solidaria, como la ampliación de los plazos de pago a los proveedores. Pero en Corporación Favorita, de los proveedores que han contactado “ninguno está certificado o registrado en la base de datos de la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria (SEPS)”.

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