Mauricio Pozo: ‘Urge un acuerdo con multilaterales’

Mauricio Pozo ex ministro de finanzas (2003-2004). Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Debate:
Así estamos
La coyuntura de la economía ecuatoriana se puede resumir en un desequilibrio fiscal equivalente aproximadamente al 11% del PIB para el 2016, un desbalance comercial y de cuenta corriente superior al 2% del PIB, una pérdida de liquidez en el sistema financiero cercano al 3% del PIB y el uso de las reservas internacionales en la emisión de títulos valores y en “inversiones” en bonos emitidos por el Estado.
La forma como se expresan estos desequilibrios es en una recesión económica prevista para este año cercana al 3% de PIB, un riesgo país superior a los 1 200 puntos ubicándose en el segundo más alto de la región, un volumen de inversión extranjera que no llega el 1% del PIB, un sector privado falto de liquidez y de financiamiento, un deterioro significativo de la imagen internacional del país y un crecimiento del subempleo y el desempleo que se aproximan al 60% de la población económicamente activa.
Las salidas
La salud de la economía requiere decisiones emergentes cuyos efectos serán, unos a corto plazo y otros irán brindando frutos a mediano y largo plazo. Esto significa la urgente necesidad de que todas estas decisiones estén enmarcadas en un programa económico que brinde confianza, seguridad y certidumbre. Que se constituya en un claro ‘shock de confianza’.
Lo urgente es encontrar liquidez inmediata que permita bajar las presiones existentes en la economía, tanto a nivel privado como público. Para ello, es fundamental concretar en el menor tiempo posible un acuerdo con los multilaterales, pues ese convenio no solo va a bajar sustantivamente el riesgo país sino que -al tiempo de abrir otras fuentes de financiamiento- le van a exigir al Gobierno un programa económico que persiga los objetivos antes citados.
La liquidez tiene que provenir de fuentes externas, pues alternativas internas solo moverían recursos de un lugar a otro, sin agregar fondos para la economía. Al mismo tiempo de generar esa liquidez adicional, se debe asignar al Estado el rol que le corresponde como es la salud, la educación, la seguridad y la justicia.
Es impostergable que esas responsabilidades se definan claramente para que se delegue al sector privado la obra pública a fin de que el tamaño del gasto público permita recuperar el principio de sostenibilidad. El tamaño de gasto corriente hay que reducir sin duda alguna, aunque esto conlleve costos sociales y políticos; pues, si no se lo hace, el costo posterior será infinitamente superior en todos los órdenes.
Esos son lamentablemente los efectos de los excesos de gasto y falta de ahorros líquidos. Hay que renegociar y cambiar el perfil del endeudamiento público, pues en las condiciones actuales se torna inmanejable. Es también urgente cerrar acuerdos de comercio con Europa, Estados Unidos y Asia a fin de promover exportaciones.
Debe garantizarse la estabilidad tributaria por varios años y ofrecerse la necesaria seguridad jurídica y de respeto a los contratos suscritos. Recuperar la imagen internacional tan venida a menos y la institucionalidad son también emergencias sin las cuales la economía no tendrá garantías.