La erosión regresiva del río Coca y sus afluentes se reactivó con fuerza desde la primera quincena de junio del 2024.
En menos de tres semanas avanzó más de un kilómetro aguas arriba, llevándose infraestructura estatal y privada. Dejó pérdidas humanas y económicas incalculables.
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Oleoductos amenazados por la erosión del río Coca
El fenómeno natural pasó del kilómetro 7,3 al 6,1 en dirección a la captación de agua de la central Coca Codo Sinclair. El avance es de frente y de forma lateral en la margen izquierdo del afluente. Eso informa el monitoreo diario de la Comisión Ejecutora Río Coca, de este 3 de julio de 2024.
El avance lateral de la erosión se reactivó y generó un sinnúmero de deslizamientos de tierra desde el pasado 16 de junio. Ha puesto en riesgo las instalaciones petroleras y la vía E45, que conecta Napo y Sucumbíos.
El punto exacto de la erosión se ubica entre los poblados de San Luis y San Carlos de la parroquia rural Gonzalo Díaz de Pineda, en el cantón El Chaco, en Napo. Está a la altura del río Loco, que es uno de los afluentes del río Coca.
Este rápido avance del fenómeno natural obligó a modificar el trazado de las tuberías de la empresa privada Oleoducto de Crudos Pesados (OCP) Ecuador y del poliducto Shushufindi-Quito, de Petroecuador. El movimiento de la infraestructura fue para alejarse de la zona de peligro.
Obras para alejarse del río Coca
OCP Ecuador construyó dos baipases de una longitud de 1,4 kilómetros cada uno, para trasladar su tubería a terrenos más estables.
Para realizar la obra, OCP Ecuador tuvo que paralizar sus operaciones por 17 días. Más de 400 personas trabajaron en la construcción de las dos variantes de esta tubería. Por ella, se transporta el petróleo desde la provincia de Orellana hasta el puerto en Esmeraldas.
La paralización del OCP obligó a Petroecuador a apagar varios pozos del Bloque ITT 43 y de los bloques 16 y 67 (Tivacuno), en Orellana. Por ello, Ecuador dejó de producir más de 37 000 barriles de petróleo al día. En los 17 días de suspensión, el Estado perdió más de 50 millones de dólares.
Pero estas no fueron las únicas pérdidas económicas para el Ecuador. Debido al avance del fenómeno natural, también se paralizó la operación del poliducto Shushufindi-Quito. Esta infraestructura transporta derivados de combustible, como diésel, gas licuado de petróleo (GLP) y gasolina base.
Durante 11 días, los técnicos de Petroecuador trabajaron en una variante de la ruta del Poliducto, ubicándolo en el trazado actual del Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE). La variante del poliducto tiene una longitud de 637 metros.
Las labores de construcción se realizaron entre el 22 de junio hasta el 2 de julio del 2024. Se movilizó maquinaria, equipos de soldadura y todos los materiales necesarios para construir la variante, señaló Petroecuador.
Actualmente, la mayor parte de los oleoductos está alejada del frente de erosión lateral en al menos 100 metros, sin embargo, si la erosión del río Coca y sus afluentes avanza, podría estar nuevamente en peligro toda la infraestructura petrolera.
Las dos empresas no han socializado el monto invertido en el movimiento de la tubería.
Asimismo, la erosión del río Coca se acerca de forma peligrosa a la captación de agua de la central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, la más grande del país. Si esta obra llega a estar afectada por el fenómeno natural, la cuarta parte del país se podría quedar sin electricidad.
La erosión del río Coca también es una tragedia humana
La reactivación de la erosión regresiva del río Coca ha dejado, al menos, seis víctimas las últimas tres semanas. Las primeras fueron dos pobladores de la zona que desaparecieron mientras intentaban poner a buen recaudo a su ganado el domingo 16 de junio, cuando se registró la peor crecida del río en los últimos tres años.
Ese día varias hectáreas de terreno se fueron en el agua y se llevó también a José Farinango de 53 años, y su hijo Cristian, de 11 años. Hasta este 3 de julio, las entidades de socorro no han localizado sus cuerpos.
Mientras que, el 27 de junio, dos obreros de OCP murieron durante un desprendimiento de tierra. Ellos trabajaban en la construcción de la variante. Asimismo, otros dos de sus compañeros quedaron heridos, tras el avance de la erosión.
La erosión del río Coca se registra desde 2020, tras la desaparición de la cascada de San Rafael, en el límite provincial de Napo y Sucumbíos, a 19 kilómetros de la captación de agua.
Los pobladores San Luis y San Carlos están preocupados por lo rápido que ha avanzado el fenómeno los últimos 15 días. Están consientes de que al quedarse en la zona corren peligro, pero aseguran que no tienen otro lugar a donde ir.