La planicie donde no se concretó la refinería del Pacífico restó bosque y vegetación al área rural de Manta. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO.
El fallido proyecto de la Refinería del Pacífico impactó indirectamente en el refugio de vida silvestre marino costero Pacoche, en Manabí.
Los gobiernos de Ecuador y Venezuela pusieron la primera piedra del complejo en El Aromo en enero del 2008, en medio de alertas sobre el impacto que la obra podía tener en el ecosistema de la zona.
Nueve meses después, en septiembre del 2008, el Ministerio del Ambiente creó la reserva Pacoche, que quedó a siete kilómetros de distancia del sitio donde se planificó levantar la refinería.
El terreno de 700 hectáreas es una gran planicie asolada de terreno amarillento que contrasta con el verdor del bosque y vegetación que lo rodea. A sus costados, entre los arbustos, se observan unos caminos.
Por una de esas conexiones está la vía asfaltada de 8 kilómetros que conduce hacia los pequeños poblados de El Aromo, San Lorenzo, Liguiqui y Santa Marianita, la zona de influencia del área cuidada.
Además, dentro del acceso a la plataforma del área del complejo petrolero hay una carretera de primer orden (5 km) que se une con la comuna Bajo de la Palma, en Montecristi.
Ambas rutas se construyeron antes de que empezaran los movimientos de tierra del proyecto energético y son el antecedente de los cambios geográficos provocados en este ecosistema, dijo el exalcalde de Manta, Jorge Zambrano.
En su administración (2014-2019) planteó que la obra se levante en el vecino cantón Jaramijó, ante los inconvenientes ambientales y la falta de facilidades técnicas de El Aromo.
Pese a la distancia que existe entre el complejo refinador y la reserva, su área boscosa y las especies animales han perdido espacio por dos factores identificados por académicos, autoridades y ambientalistas.
Se trata de la tala del bosque y los asentamientos de gente provocados por la expectativa de desarrollo de la zona que generó el complejo refinador.
La reserva Pacoche está compuesta por ambiente marino y terrestre. Esta área última suma 5 049 hectáreas y, de ellas, 439 fueron deforestadas hasta 2014. Parte de los espacios que quedaron sin vegetación fueron aprovechados para construir y sembrar, según un estudio de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, en conjunto con la Universidad Libertador de Venezuela, que documentó el desbroce.
El estudio concluye que entre 2008 y 2014 se produjo la mayor deforestación, que coincidió con las obras de la planicie para el complejo petrolero, que empezaron en 2012.
En ese entonces se desbrozaron 140 hectáreas en esta zona.
Según Ambiente, el refugio es el hábitat de 250 especies de aves y 24 variedades de mamíferos. Además, tiene flora dominadas por el chala, porotillo, molinillo, palo santo, ceibo, sebastián, tagua y mocora.
Los ceibales son los que más se destacan por su altura de hasta 40 metros. En varios de sus troncos hay letreros que los habitantes de la comuna Bajo de la Palma colocaron con mensajes que indican que es una zona intangible e inalienable.
Tito Erazo, ambientalista y académico en Manabí, cuenta que si bien las autoridades del anterior Gobierno defendieron que la construcción del complejo petrolero no afectó a la reserva, sí incidió indirectamente. Él pone como ejemplo el ruido de la maquinaria que habría provocado el éxodo de monos aulladores, capuchinos, tigrillos, armadillos, ardillas, perezosos.
El dirigente en El Aromo, José Delgado, reclama que las autoridades del Gobierno jamás reconocieron públicamente el daño ambiental causado, pese a que hace nueve años los habitantes y activistas lo hicieron notar. Él cree que el ecosistema se alteró en este lugar donde habitualmente la niebla y las lluvias esporádicas cubrían sus llanuras. “La neblina ya no es tan densa como era antes”.
La ex Empresa Refinería del Pacífico, en su plan de manejo ambiental de ese entonces, indicó que se trabajó en la reforestación de la vía principal para atenuar los cambios en el paisaje y la parte visual, y puso un plan de rescate de fauna.
El Ministerio del Ambiente hizo el 2020 inspecciones en 19 rutas del refugio y detectó ocho infracciones ambientales que fueron sancionadas administrativamente, aunque la Cartera no detalló de qué tipo.